Cuento

El Aldeano, Tío Pepe

Publicado en: El Aldeano. 30-10-1931; EL TÍO PEPE (2000) libro; Antoloxía de prosa periodística en galego-asturiano (1903-1954) (2025) libro.

CUENTO

Poucas había que ye competisen en vestidos y en medias de seda, lo mismo que en cualquera outra cousa que fora de novedá y que chamase a atención. Cando veu a moda de cortar el pelo, ela foi a primeira que, nel sou pueblo, cortou a trenza, cousa que ye valiu a critica y’el dixome dixome d’as vecias y de case todas as suas amigas; pero bueno, esto nun tia importancia, muito mais sabendo que as que antes falaban mais pouco tempo tardaban en cortarlo. N’en verán sobre todo, taba sempre pendiente d’a modista, pois poucas festas habia en que nun houbese estrenau d’un crespon, cando menos. Esta era Josefa Méndez, mais conocida por el nombre de Pepia del Peneireiro.

Todo esto se explica sabendo que Pepia era fiya única del labrador mais fuerte del lugar. Manuel del Peneireiro y da muyer, Perpetua, muyer con a que casara porque ya encamiñara un parente que tia en Taramunde, pueblo nativo d’ela. Estos, mais dous criados que tian cuadra y criada, eran os que ocupaban a casa d’os Peneireiros, antes muy conocida en todos os contornos por a muita influenza polìtica que tia, y que siguiria tendo hoy, se nun cambiaran as circunstancias. El caserio era todo propio y’einda cobraban algunha renta, de fosros mais que nada.

Como a labranza era grande, ademais d’os dous criados que tian, nun faltaban muitas veces xornaleiros pra trabayos que, na casa d’un labrador, nunca faltan. Feir comida n’estas condiciois, era trabayo abondo pra unha sola persona; pero nun teñades medo que esta persona fora Pepia. Nada d’eso. Faguia, si, algunha cousa que se ye antoxaba y que aprendia n’os libros: franes, moñoelos y d’estas cousias asi; algún dia, cando habia muito apuro, tamen yes levaba a merenda al eiro; y el resto del tempo pasábalo vendo revistas de modas y cuidando os vestidos pra que nun y’os picara a poliya. Veinte y dous dius de aradura a cada mau y’unhos miles de rales n’el banco, permitian estos lujos y comodidades.

Con estos procedentes nun tia nada de particular que cuando se presentaba nunha festa chamara a atencion d’unhos y d’outros; y, xa ora, como eran muitos os rapaces que yes gustaba, viase muy favorecida por tanto devoto; con avellanas, refrescos y mil zarapayadas mais; pero pasábaye como con os vestidos, gustábaye variar.

Por fin houbo un que, por razois que non sei explicar y todo el mundo comprende, enreizou mais c’ous outros. Era dún pueblo de non muy lonxe, d’unha boa casa, que e tanto como decir, rico y de buena familia, y renuia todas as condiciois que fain falta pra decir, “igualan ben”.

Antes que elos, os pueblos d’un y d’outro encargáronse de dar a noticia da boda, pois d’estas cousas entéranse antes os vecius que os interesados; cheguose a falar d’a data d’ela, de que xa houbera regalos, y nun faltou quen se anoxase porque nun lo invitaran pra boda, cuando ven e que, si houbo algo, nun pasou da porta pra fora. Pero a xente e asi. Todo el que se case ten que pasar por estas ou sinon nun casarse.

Muy bon. Pasó el tempo, y con él nun pararon de abalarse as lenguas, as lenguas que fain. culto asi mismas. José Zarrado – que asi era el nombre del rapaz – seguía indo y vindo na sua besta, que comprara en Mondoñedo, fai tres anos pra San Lucas, que nun tia mais defeutos que el darse d’un pé.

El demo nun dorme. Cuando taba el pueblo calmado del bule bule que os amores de Pepia motivaran, chega d’Habana don Apapucio Méndez Carvajales, tio de Pepia, por parte del padre, quen, despois de pasar una temporada al lado d’os sous, emprende un viaje por algunas poblaciones de España. Pouco tempo despois, el cura d’a parroquia lee “primera y última”.

Algún tempo mais tarde lemos d’el periódico local: «Han salido para la Habana el rico propietario D. Apapucio Méndez Carvajales y su distinguida y bella esposa Doña Josefa Méndez. Lleven buen viaje».

EL TÍO PEPE

La Biblioteca y la Agricultura

El Aldeano

Publicado en: El Aldeano. 15-9-1931. Páginas 1-2

…/…

(«La Biblioteca y la Agricultura»: Ponencia de Alejandro Sela en la Reunión de la Biblioteca Popular Circulante de Castropol, realizada el 6-9-1931) 

EXORDIO

De los temas tratados en esta reunión de los que revisten mayor importancia y transcendencia, es el referente a las relaciones de la Biblioteca con el pueblo agricultor relaciones que a más de ser culturales han de sentarse en un fin primordial: el de la profesión agrícola.

Las bibliotecas rurales – llamemos así a las que están en los pueblos en que domina la masa agricultora – han de nutrirse en parte de tratados de agricultura, sin excluir, naturalmente, la materia que tienda a instruir y a completar los conocimientos que la sociedad moderna exige. El agricultor del occidente asturiano procede en sus trabajos tan rutinariamente, como sus antepasados, que casi podemos decir que desconoce su oficio, si se tiene en cuenta el estado actual de la verdadera agricultura. Hay, pues, que darle medios para conocerlo. 

La causa de que el labrador no haya mostrado interés en acudir a libros y revistas a consultar sus cosas, es debido al desconocimiento que tiene del lenguaje agrícola, y del poco trato que tiene con elementos que le inviten a hacerlo así. El lenguaje de esta comarca es tan marcadamente regional y tradicional, que las prácticas nuevas de trabajos agrícolas y modificaciones que se hacen constantemente no llegan aquí debido a eso: al abandono del noticiario agrícola. 

Considero que una práctica de las más útiles, en los tiempos actuales, sería el desarrollo de cursillos, cuyo principal objeto, además de enseñar procedimientos nuevos, conduciría a evitar los errores que antes dije: familiarizar al labrador con el lenguaje agrícola, ponerlo en condiciones de comprender una conferencia y de sacar provecho de explicaciones de elementos de autoridad, que algún día pueden acercarse a nosotros. 

De esta forma, acercándose a los labradores, a su propio ambiente, exponiéndoles las cosas con palabras claras, es como se consigue que éstos pierdan el temor, que no miren con recelo todo lo que sea innovación de sus cultivos y procurando desterrar, aunque sea poco a poco, todo lo que no dé el rendimiento adecuado a las necesidades, que cada día son mayores. 

La Agricultura marcha a gran paso; lo que ayer fue considerado como perfecto, hoy es, en algunos casos, abandonado, y en otros, modificado con arreglo a los últimos descubrimientos o a las necesidades sociales y económicas de la comarca o de la región donde se explota un cultivo o un ganado. Por eso, por el constante progreso agrícola y ganadero mundial, seria inhumano abandonar al labriego a sus propias fuerzas, a sus anticuados procedimientos, a sus costumbres, a sus rutinas. 

Pero esta labor, cuyas riendas debiera llevar el Estado – cumpliendo así un elemental fin de devolver colectivamente los impuestos que recolecta – la acoge la B. P. C. pareciéndole al hacerlo, que contribuye a una obra muy útil, muy humana y muy sagrada: enseñar al que no sabe. 

Práctica recomendable.-

Antes de nada debo manifestar que todo lo que más abajo pueda decir está hecho teniendo en cuenta las no abundantes posibilidades económicas de la B. P. C. pues no creo conveniente hablar de cosas que, aunque sean de utilidad, no cabe en la actualidad alcanzarlas. 

Parécenos que en la escuela es donde principalmente debe iniciarse la labor del agricultor, de donde debiera salir, por lo menos, con afición a su oficio, y para ello, nuestras modestas indicaciones irán encaminadas a ese fin. 

A parte de los cursillos, de que ya anteriormente hablamos y que deben desarrollarse en las sociedades agrarias, consideramos de utilidad: 

Establecimiento de herbarios en las escuelas. Estos herbarios pueden ilustrar grandemente a los niños, han de estar de modo que cada planta tenga una nota explicativa referente a su cultivo, abonos que conviene aplicarle y todos los datos que indique la conveniencia de trabajar dicha planta. Como estos herbarios son fáciles de hacer, puede el alumno reproducirlos conjuntamente con la nota explicativa y llevarlo a sus casas, para consultar el día que fuera necesario lo que de cada planta pueda interesarle. Deben colocarse en los herbarios las plantas que sean características de la región, o las que siendo desconocidas, puedan introducirse con probabilidades de éxito. Las plantas forrajeras son interesantes todas; plantas mejorantes del suelo; plantas que pueden enterrarse en verde como abono etc. etc. 

Muestrarios de insectos y animales útiles a la agricultura para que sean protegidos y lo mismo de las dañinas para combatirlos. 

Muestras de plantas con enfermedades y procedimientos elementales de prevención y cura. 

Muestrarios o figuritas de diversas clases de ganados con sus principales características lo mismo vacuno que de cerda, lanar y de todo el que pueda interesar a la región. 

Mapas de estadísticas agrícolas y gráficas de producciones. Fomento del cultivo de los árboles, principalmente del manzano para hacer sidra, poniéndose de esta manera a tono con el resto de la región, porque no ha de ser todo trabajar para comer, sino que hay que trabajar algo para beber. 

También pudiera ser de alguna utilidad muestras de abonos. Para ello no es necesario más que unos frasquitos, donde se coloca una pequeña cantidad de abono: con una nota explicativa acompañando a cada frasco se puede saber fácilmente a que plantas es útil tal abono. Esta, bien pudiera tenerse en las sociedades agrarias o en las escuelas. 

Este mismo procedimiento puede seguirse con las semillas. 

ALEJANDRO SELA

Vilavedelle 22 de agosto de 1931.

…/…

Os caleiros de Vilavedelle

El Aldeano, Tío Pepe

Publicado en: El Aldeano. 30-07-1931; EL TÍO PEPE (2000) libro; Antoloxía de prosa periodística en galego-asturiano (1903-1954) (2025) libro.

Tempo foi aló pola segunda mita del siglo pasado en que Vilavedelle tía unha boa axuda económica nos fornos de cal. Naquelos tempos, el ter un caleiro nun era máis qu’un complemento das labores del caserío. Case todas as casas, por nun decir todas, tían entonces el sou forno, unde os vecíos empleaban el tempo que sobraba das laborías y unde gastaban as poucas energías que yes quedaban de piyar os tarróis y peliar cos balocos, qu’había ben d’elos.

El trabayo que daba un caleiro é un trabayo dos máis penosos pral qu’era necesario xente de muito arranque y de muito embiste. Xa se sabe que naquelos tempos todos tían estas cualidades, cousa que nun pasa agora, pois ademáis de ser d’outra naturaleza, ta a xente feita a outra vida mui diferente (a xente d’hoi quizabes nun aguantase este trabayo).

A causa qu’os labradores se dedicasen a este trabayo era debido a que, como había muita pedra y mui boa, quixeron aprovechar unha riqueza qu’a naturaleza cedéu a este pueblo. Esta pedra gozaba tamén de fama pra obrar y pra feir baños de salar, pois d’aquí saliron todos os baños d’unha peza que se conocen en todos os alrededores.

Anque haberá muitos que tán enterados de cómo se faguía antiguamente a cal, pode haber algún que nun teña, y pra estos vou decir unha pouca cousa das operacióis qu’había que feir.

A primeira labor que se presenta pra cocer unha fornada é el saque da pedra. Nun fai falta que diga el trabayo que leva el sacar a mandarriazos y con escasa pólvora de treinta y cinco a cincuenta carros de pedra, según a grandura del forno. A pedra que se saca vaise arriando pral pé del forno. Vén despóis a coyida del toxo pra cocer, que vein a feir falta al pé de corenta y cinco carros; había qu’ir a él a Grandaya pois era tanto el que se cocía qu’os montes de cerca del pueblo taban todos rapenados; había que baxalo, y pra elo poñíanse d’acuerdo unhos vecíus con outros pra treilo todo en pouco tempo. D’este xeito correspondíanse unhos a outros.

Despóis vía a armadura, qu’é a operación máis difícil, porque un forno ben armado leva, ademáis de muitas fanegas, a ventaja de cocer ben, cousa pra la cual había sempre xente ben entendida.

En cuanto taban os materiales reunidos había qu’esperar un bon día pra encender, pois como dura encendido unhas corenta horas, máis ou menos, nun servía andar á tarabela, porque podía chover y malograrse todo el trabayo que se fixera. Ben é verdá que tampouco faltaban entendidos na materia, pra eso poñían a pucha al lado mirando as estrelas y as nubres y pronosticaban al sou xeito. Sabido é qu’algunha vez s’equivocan, pero eran as menos, y cuando esto yes pasaba disculpábanse así: “Ta el tempo aturbonado; xa volo decía eu”.

Despóis d’encendido había que tar, como antes dixen, corenta horas atizándoye sin parar, labor mui agotadora polas grandes temperaturas qu’hai qu’aguantar; pero pra eso alternaban os individos qu’atizaban cada unha ou dúas horas. A bota del viño era unha ferramenta mui usada en todas as operacióis, pero nesta última máis qu’en ningunha.

Pasadas estas faenas y desde qu’enfriaba el forno, hala, sacar a cal y cargala nos carros pra levala a unde fora pedida, ou vender alí a os que vían buscala. Medíase como agora, en fanegas, pero ¡qué fanegas! Atrévome a decir, y sin medo ningún, que cada unha tía por tres das d’agora. Esto en cuanto a cabida y en lo que toca a coste, tres reales ou unha peseta, sendo agora el precio tres ou cuatro pesetas.

Einda hai hoi nel sito que ye chaman A Tarexe, os fornos qu’antes funcionaban (trece ou quince) envoltos polas hedras, as silvas y as folgueiras, unde fain os níus os carrizos y as papudas.

Como este sito ta na veira da ría, nun faltaban lanchas pr’arriar a cal nas que se fixeron grandes patróis. Teño ouguido nombrar, entre muitos máis qu’agora nun acordo: Cereixeiras, Carabel, Bodegos, Murias, Suabarra, Louguisón, Filipón, etc., etc. Queda d’estos Manuel da Bodega, que nos cuenta einda muitas das súas aventuras pola ría del Eo, tan chías de tradicióis gloriosas. El ayudante d’éste, Amador de Suabarra, tamén nos cuenta cousas d’este pasado tan esclavo y tan pouco lucido. Einda se ven hoi nas ribeiras de Vilavedelle esqueletos de lanchas célebres, chantados na lama, que naquel tempo foron el verdadero orgullo dos sous patróis. Un d’ésos, Carabel, cuando vía a súa lancha cortar as olas, decía: ¡Cómo las cortas, Copria!, dito que quedóu na memoria dos vecíus como símbolo de gloria y de recordo d’aquelos tempos.

EL TÍU PEPE

Mejora de la ganadería

El Aldeano

Publicado en: El Aldeano. 15-6-1931

Los éxitos mejor logrados de la ganadería corresponden, en la actualidad, a los obtenidos por procedimientos de la mejora, selección etc. puesto que, en ganadería, como cualquier industria todo se hace con mirar a una superación debido a las competencias y demás exigencias que el carácter de la época actual impone. Y al que quiera competir con los productos de sus ganados tiene que desterrar por completo la rutina y acogerse a todo lo que pueda darle una luz de ventaja y progreso.

En la parte central y oriental de Asturias hace ya tiempo que los agricultores, sin descuidar los demás menesteres agrícolas, se preocupan grandemente de la mejora ganadera, porque saben que tienen en ella un gran porvenir, cosa que no toman con tanto calor los agricultores de la parte occidental. Para ello se han dotado primeramente de un gran espíritu societario, prestando toda incondicional ayuda y entusiasmo o sus asociaciones, espíritu que se consolida ahora con la lectura de diarios, revistas y obras que tratan del asunto.

No es que por esta parte carezcamos de sociedades, ni mucho menos de buenos elementos que dirijan y orienten éstas; pero es tal la dejación de muchos labradores y la negligencia con que proceden, que hemos visto en sociedades de esta comarca, juntas generales a las que no concurren más de un tercio de sus socios, siendo así que los mejores deseos y aspiraciones de sus juntas directivas se ven debilitados por la falta de calor y aliento de sus consocios, que, por otra parte, muchos de ellos, están gozándola en las tabernas.

Y no es que estas abran precisamente – digámoslo en su honor – el mismo día que se convocan juntas generales, sino que tienen libertad diaria hasta bien entrada la madrugada ¡Y todavía no llega!…

En el concurso de ganados celebrado por la Asociación General de Ganaderos de España, en la Casa de Campo (Madrid) en mayo del año pasado, por más que hemos buscado, no hemos encontrado ningún ganado que perteneciera al concejo de Castropol, habiendo brillantes representaciones de casi todos los demás concejos de Asturias. De Aller, pueblo del partido de Pola de Laviana, hubo una vaca que sacó dos primeros premios, y de los demás pueblos infinidad de reses que sacaron primeros premios de su clase, dato que por sí sólo basta para demostrarnos que nuestros paisanos de un poco más allá no se descuidan de uno de nuestros principales problemas. Cuidan mucho estos paisanos de la selección de sus ganados, así como de los cruces llevando, con la cooperación de los sindicatos, registros genealógicos, donde anotan el padre y la madre de una res, procedencia de estos y todos los datos que puedan servir posteriormente para indicar la conveniencia o no de seguir explotando dicha res. AsÍ, naturalmente no son de extrañar los premios que obtienen en cualquier sitio que se presenten.

Sigámosles, ya que no podemos marchar al par con ellos, en la seguridad de que pronto los cogeremos, y luego que los alcancemos, marchar todos juntos para obtener una Asturias grande y próspera.

Cousas del tempo

El Aldeano, Tío Pepe

Publicado en: El Aldeano. 15-04-1931; EL TÍO PEPE (2000) libro; Antoloxía de prosa periodística en galego-asturiano (1903-1954) (2025) libro.

  • Ola, Pepe ¿como che vai?
  • Ben ¿y tú?
  • Nun hay novedá; mentres anda un, menos mal.
  • ¿Veis de pagar a paga?
  • Si, veño. Por cierto c’agora da gusto, porque en
    cuanto chega un, paga y’ala, vaise correndo pra casa, y’einda se pode
    aprovechar medio dia, que del outro xeito, como antes, eso de tar ali todo el
    dia tia a un empendangado. Y’ademáis, habia que comer aló, que tamén e outra
    contribución.
  • ¡Y se fora sólo a xanta! Despois via lo demais:
    neto aquí, chiquito ali; cuando chegaba un a casa iba amolado y sin un perrin.
    D’ese xeito faguiamos unha festa dun dia desgraciado. Agora, como tá dividido
    en parroquias, e muita comodidá
  • Si xa. ¡Muita comodidá! Pra estas cousas dannos
    muitas facilidades. Sempre foi igual. Pero lo qui’e, desde que pagas, acordarse
    de ti ¡Miau! ¡Coruxa papou! E verdá c’hay mal y pior, pero bueno. Y digo eu, ho
    ¿vaxaron algo?
  • ¡Tas tolo! Pregunta si subiron, ca min nun sei
    como mʻamolaron cuatro pesetas y céntimos desde el outro trimestre. Timbre
    d’aquí, móvil del outro lado, en resumen de cuentas, eso que che digo.
  • Cálame xa a boca, ca min ben sei ma subiron,
    pero hasta mañá nun sei el qué, porque a mia parroquia tocaye mañà ¡Y pra que
    diante cambiou el Gobierno! Cuando parecia qu ́ibamos pra ben, vamos de mal en
    pior.
  • Y xa que falas del Gobierno, dicen por ei c’hay
    eleucciós en abril ¿tú sabes algo?
  • Eso falan; pero vai crerye tu a esa xente. As
    eleuciois ¡quén las piyara! Tu nun sabes que estos gobiernos de dictadura nun
    las fain. Y se las fixeran, seria chocolate con arengues. Ademáis, se chegaran
    a feilas y foran de justicia ¿a quén che parece que prenderian primeiro?…
    Y’eso nun pode ser, y tu ben lo sabes ¡Bos peixes tan alredor del pote!
  • Pois eu, se chei decir a verdá, creo que las haya.
    E muito el tempo que leva a Xente sin moverse, y’esta e unha cousa que, mais ou
    menos, todo el mundo la quer
  • Nun penses en nenadas, Xan! Mira: si os que
    sodes algo politicos, ou, meyordito, lo foste, queredes eleuciois, faguede unha
    rogativa haber se asi vos cai algo. Vexovos vir, conózovos como se lo fora eu.
    Desde que vos falta aquel mangoneo parece que nun acongoxades; mais d’esta vez
    paréceme que chegastes tar de. Y’el que mais m’amola a min son esas ilusiois,
    esa esperanza n’el que nun ha vir. Tú nun sabes ese dito c’hay por ei, que
    dice:

Ayer dicícheme c’hoy,

hoy dicesme que mañá

y mañá as me decir:

– ¿Cocéronxe xa as patacas?

– Non; pero eiyes atizar candela.

El Tio Pepe

El Antroido

El Aldeano, Tío Pepe

Publicado en: El Aldeano. 28-02-1928; EL TÍO PEPE (2000) libro; Antoloxía de prosa periodística en galego-asturiano (1903-1954) (2025) libro.

– ¡Ai, tío Pepe!

– ¿Qué ques, rapacía?

– ¿A que nun sabe quén se foi prá Habana?

– ¿Y quén?

– El Antroido! ¡Lárgala! ¡Lárgala!…

– ¡O, mía nenía, qué cousas me teis! Xa nun m’acordaba de nada d’eso, xa parece que todo eso vai en bolina, y einda me veis con esas argayadas. A xente nova sodes el degorrio: y eso qu’agora nun é como enantes. Cuando eu era rapacín ¡aquelo si qu’era Antroido! Xuntábamonos unha recua d’elos, todos del meu tempo máis ou menos, y unhos vestidos de muyer y outros d’home, armábamos cada rebumbio temible. Pero lo máis gracioso – y del qu’agora nun se fai nada – era el que faguíamos, xa desde ben días antes d’Antroido, cos cacharros veyos y os calabazóis podridos: coyíamos, ei ás nove ou dez da noite, cacharrada y calabazón, y íbamos petar ás portas pra que nos abrisen y, cuando taba aberta, ¡pumba!, tirábamos todo pra dentro, hacia a cucía, y armábase el boureo del demo col ruido das trangayadas y os insultos dos da casa. Unha vez qu’íbamos eu y outros cuantos feindo das nosas, chegamos a casa de tíu Ramón de Carabelo (¡xa hai ben anos!), petamos á porta.

– ¿Quén tal? – dixo tío Ramón.

– Pouca xente.

– ¡Adelante quien sea! – volven a decir.

Einda ben nun dixera esto, xa sonaban pol tarrén os cacharros y os calabazóis qu’enfarnaron todo, deixando aquelo perdido.

Salimos pra fora feitos rayos, y detrás todos os da casa. Tío Ramón pillóu’ un fueiro y empezóu a berrar: ¡Sinvergüenzas! ¡Eivos alindar eu! ¡É esa a educación que vos dan vosos padres!

. . . . . . . . . . . . . . .

Agora nun hai nada d’aquelo, todo vai esqueicendo. Os mozos, en cuanto tein un pouco d’entendemento, unhos vanse pr’alí y outros pr’aculá; as nenas, unhas fain lo mismo y outras nun pensan máis que nos mozos y nas modas: a falda corta, as medias marelas, el taco alto, esas condanacióis, el pelo cortado a lo… ¿cómo se chama?

– A lo garsón.

– Eso. Y máis cousas qu’eu, xa ora, nun tou al tanto. ¡Ai mía Marica del alma, se tu viras estas cousas, cuánto los habías d’arrenegar! ¡Se resucitaras, al ver esto, evolveríaste a enterrar! A min paréceme que si.

– ¿Qué dice, tío Pepe?

– Nada, nena. Son cousas mías. Pa todo eso ¿este ano hai algo que ver por ei?

– Pouco y mal amañado. Einda se dixo, al primeiro, que viría por ei el Cego d’Aragón, pero, ¡vaiche boa!, cualquera lo pilla. Desde que ten cordión nova nun ten maus pra tocala. Haberá, se acaso, algún bailín, tío Pepe, y nada máis.

– Y a ti, nena, ¿cuántos antroidos che meteron?

– ¿A min? Ningún.

– Arre, burro, ei che vai ún.

El Tío PEPE

Os Santurrois

El Aldeano, Tío Pepe

Publicado en: El Aldeano. 30-12-1930; EL TÍO PEPE (2000) libro; Antoloxía de prosa periodística en galego-asturiano (1903-1954) (2025) libro.

Xa vai chegando unha fecha que me trai muitos recordos, y entre elos, ún que me chama máis a atención y hei de chamala, porque nun nos esqueice, pois hai outras cousas dos meus bos tempos que xa van aló, y esta non: son os santurróis. Os santurróis é unha costumbre mirada con muito aprecio pola xente nova d’agora, cousa qu’é d’estrañar, porque nestos tempos que corren, toda a xente nova érguese dos couces contra todo lo que noutro tempo foron as nosas meyores diversióis. ¡Se m’acordo!

Poucos sitos hai en todo por aquí que nun los fagan, y xa se sabe cuándo son: última noite del ano veyo y comenzos del novo. Como se vai vendo son sempre en tempo fijo, cousa que dá seguranza al dito que se fala cuando sale ún dos santurróis: ¡D’hoi nun ano! Esto nun se pode decir cuando se guarda inda unha vigilia ou, anque se poda, pode que pral ano que vén xa nun haya tal vigilia.

Dúas ou tres casas en cada pueblo son abondas pra que se xunten os devotos dos santurróis, que son muitos. Van os mozos de cada casa y, unha vez qu’outra, os santurróis veyos pr’acompañalos. Eu sempre acompaño a os meus fiyos porque, se hei decir a verdá, gústanme a min tanto como a elos y, ademáis, gústame acompañar as fiyas porque nestos tempos nun se poden deixar solas. ¡Haivos cada xilitrón por ei!

Costa pouco trabayo feilos, porque todo el mundo se presta con voluntá pr’axudar. Escríbense nun papel os nombres das mozas, y os dos mozos noutro, y recóntanse ún por ún. Métense os das mozas nun saqueto, enroscados, y, noutro saqueto, del mismo xeito, os dos rapaces. Sácase un nombre d’un saqueto y, case al mismo tempo, ún del outro, que se lee berrando abondo pra qu’oigan todos. D’este xeito xa temos a primeira parexa de comprometidos que, como as outras, compónse de todos os non casados desde catorce ou quince anos pr’arriba y que señan conocidos de todos cuantos hai alí xuntos. Despóis cóyese unha liñada de filo con unha aguya pra coser as pareyas unha por unha, deixándolas un pouquín separadas pra que nun se confundan de máis, y xa tán os santurróis feitos.

¡Sálevos ás veces cada parexa tan desamañada! Unha cousa é decilo y outra el velo, porque hai alguna – d’estos novos – que ve a muito desprecio que ye toque pra parexa un veyouco ou unha veyouca. ¿Por qué recoirola nun quitan entonces a os veyoucos anque teñan solteiros?, dirá el que desconoza esto.

¡Ai, meus neníus, porque se nun fora así os santurróis perdían toda esa gracia con que naceron!

Decíame unha madre, un d’estos anos d’atrás, nunha casa que taban feindo os santurróis:

– Mira, ho, a mía fiya por esto corre muito. ¡Se fora pra surcir unhas medias ou pra lavar un paxelo, nun ch’había correr tanto, leve el demo!

– A mía fai lo mismo – decía outra madre.

Eu crinyes ás dúas, pois era tal a seguranza con que lo decían que convencían al máis pintado. Cada ún ten abondo que rascar de sou.

Dispóis que tán os santurróis feitos hai que levalos, de noite mismo, a deporondalos a un arbol calquera, pra qu’al outro día as veyas cuando vayan á fonte ou salan da misa s’enteren. Despóis vanse tranquilas prá casa a empezar a “gobernar a vida” del ano novo.

FULANO DE TAL

«Vino, amor y literatura». Índice

Uncategorized