La Biblioteca y la Agricultura

El Aldeano

Publicado en: El Aldeano. 15-9-1931. Páginas 1-2

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(«La Biblioteca y la Agricultura»: Ponencia de Alejandro Sela en la Reunión de la Biblioteca Popular Circulante de Castropol, realizada el 6-9-1931) 

EXORDIO

De los temas tratados en esta reunión de los que revisten mayor importancia y transcendencia, es el referente a las relaciones de la Biblioteca con el pueblo agricultor relaciones que a más de ser culturales han de sentarse en un fin primordial: el de la profesión agrícola.

Las bibliotecas rurales – llamemos así a las que están en los pueblos en que domina la masa agricultora – han de nutrirse en parte de tratados de agricultura, sin excluir, naturalmente, la materia que tienda a instruir y a completar los conocimientos que la sociedad moderna exige. El agricultor del occidente asturiano procede en sus trabajos tan rutinariamente, como sus antepasados, que casi podemos decir que desconoce su oficio, si se tiene en cuenta el estado actual de la verdadera agricultura. Hay, pues, que darle medios para conocerlo. 

La causa de que el labrador no haya mostrado interés en acudir a libros y revistas a consultar sus cosas, es debido al desconocimiento que tiene del lenguaje agrícola, y del poco trato que tiene con elementos que le inviten a hacerlo así. El lenguaje de esta comarca es tan marcadamente regional y tradicional, que las prácticas nuevas de trabajos agrícolas y modificaciones que se hacen constantemente no llegan aquí debido a eso: al abandono del noticiario agrícola. 

Considero que una práctica de las más útiles, en los tiempos actuales, sería el desarrollo de cursillos, cuyo principal objeto, además de enseñar procedimientos nuevos, conduciría a evitar los errores que antes dije: familiarizar al labrador con el lenguaje agrícola, ponerlo en condiciones de comprender una conferencia y de sacar provecho de explicaciones de elementos de autoridad, que algún día pueden acercarse a nosotros. 

De esta forma, acercándose a los labradores, a su propio ambiente, exponiéndoles las cosas con palabras claras, es como se consigue que éstos pierdan el temor, que no miren con recelo todo lo que sea innovación de sus cultivos y procurando desterrar, aunque sea poco a poco, todo lo que no dé el rendimiento adecuado a las necesidades, que cada día son mayores. 

La Agricultura marcha a gran paso; lo que ayer fue considerado como perfecto, hoy es, en algunos casos, abandonado, y en otros, modificado con arreglo a los últimos descubrimientos o a las necesidades sociales y económicas de la comarca o de la región donde se explota un cultivo o un ganado. Por eso, por el constante progreso agrícola y ganadero mundial, seria inhumano abandonar al labriego a sus propias fuerzas, a sus anticuados procedimientos, a sus costumbres, a sus rutinas. 

Pero esta labor, cuyas riendas debiera llevar el Estado – cumpliendo así un elemental fin de devolver colectivamente los impuestos que recolecta – la acoge la B. P. C. pareciéndole al hacerlo, que contribuye a una obra muy útil, muy humana y muy sagrada: enseñar al que no sabe. 

Práctica recomendable.-

Antes de nada debo manifestar que todo lo que más abajo pueda decir está hecho teniendo en cuenta las no abundantes posibilidades económicas de la B. P. C. pues no creo conveniente hablar de cosas que, aunque sean de utilidad, no cabe en la actualidad alcanzarlas. 

Parécenos que en la escuela es donde principalmente debe iniciarse la labor del agricultor, de donde debiera salir, por lo menos, con afición a su oficio, y para ello, nuestras modestas indicaciones irán encaminadas a ese fin. 

A parte de los cursillos, de que ya anteriormente hablamos y que deben desarrollarse en las sociedades agrarias, consideramos de utilidad: 

Establecimiento de herbarios en las escuelas. Estos herbarios pueden ilustrar grandemente a los niños, han de estar de modo que cada planta tenga una nota explicativa referente a su cultivo, abonos que conviene aplicarle y todos los datos que indique la conveniencia de trabajar dicha planta. Como estos herbarios son fáciles de hacer, puede el alumno reproducirlos conjuntamente con la nota explicativa y llevarlo a sus casas, para consultar el día que fuera necesario lo que de cada planta pueda interesarle. Deben colocarse en los herbarios las plantas que sean características de la región, o las que siendo desconocidas, puedan introducirse con probabilidades de éxito. Las plantas forrajeras son interesantes todas; plantas mejorantes del suelo; plantas que pueden enterrarse en verde como abono etc. etc. 

Muestrarios de insectos y animales útiles a la agricultura para que sean protegidos y lo mismo de las dañinas para combatirlos. 

Muestras de plantas con enfermedades y procedimientos elementales de prevención y cura. 

Muestrarios o figuritas de diversas clases de ganados con sus principales características lo mismo vacuno que de cerda, lanar y de todo el que pueda interesar a la región. 

Mapas de estadísticas agrícolas y gráficas de producciones. Fomento del cultivo de los árboles, principalmente del manzano para hacer sidra, poniéndose de esta manera a tono con el resto de la región, porque no ha de ser todo trabajar para comer, sino que hay que trabajar algo para beber. 

También pudiera ser de alguna utilidad muestras de abonos. Para ello no es necesario más que unos frasquitos, donde se coloca una pequeña cantidad de abono: con una nota explicativa acompañando a cada frasco se puede saber fácilmente a que plantas es útil tal abono. Esta, bien pudiera tenerse en las sociedades agrarias o en las escuelas. 

Este mismo procedimiento puede seguirse con las semillas. 

ALEJANDRO SELA

Vilavedelle 22 de agosto de 1931.

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