La raposa y el lobo

De vuelta del Eo, Las Riberas del Eo

Publicado en: Las Riberas del Eo. 18-7-1959; De vuelta del Eo (1960)

(Cuento de tradición oral)

La raposa iba. El lobo venía. En un cruce de caminos se encontraron. Pero allí cerca, en un abertal, vieron un cordero que pacía. Amigablemente, sin alterarse, discutieron sus respectivos derechos al lanudo animal. Como lo vieron a un tiempo, acordaron comérselo entre los dos. Le echaron mano y se lo llevaron

– Bueno, dijo la raposa, yo ahora no tengo hambre. Y mañana no me es posible comerlo tampoco. He de ir a un bautizo. Enterrémoslo para comerlo juntos pasado mañana. ¿Qué te parece?

– De acuerdo – dijo el lobo.

Y cavaron una fosa para enterrar al inocente. Pero tuvieron cuidado, al taparlo, de dejar el rabo fuera.

Al día siguiente la raposa, sola, volvió al lugar donde estaba el cordero. Lo desenterró. Y comió hasta fartucarse. Todavía quedaba mucho. Y lo enterró nuevamente.

El día convenido se encontraron. Y dijo el lobo:

– Fuiste al bautizo, raposa.

– Si.

– Y como le pusiste al bautizado.

– “Empezose”. Hoy no puedo comer cordero tampoco, tengo otro bautizo. Dejémoslo para mañana.

– Está bien, repuso el lobo.

Pero al día siguiente lo raposa volvió a hacer la faena del día anterior. Comió cordero y dejó un poco. Luego encontró al lobo, que preguntó:

– Fuiste al bautizo, raposa.

– Sí.

– Y como le pusiste al recién nacido.

– “Mediose”.

– Vamos ahora a comer el cordero.

– No, no puede ser. Tengo otro bautizo.

– Muy bien. Hasta mañana.

La raposa inmediatamente volvió a las andadas. Comió lo que quedaba del cordero, Pero dejó el rabo… Y lo clavó en el suelo.

Vuelven a encontrarse raposa y lobo. Dijo éste:

– Fuiste al bautizo, raposa.

– Si.

– Y cómo le pusiste al bautizado. .

– “Acabose”.

Bien. Vamos ahora a comer el cordero.

– Vamos.

 Y fueron.

Al llegar al sitio donde estaba, dijo la raposa:

– Empiezas a comer tú. Tiras el rabo y arrancas el cordero del suelo.

Cuando el lobo iba a tirar del rabo, la raposa escapó corriendo y se subió a una peña. El lobo cogió el rabo y tiró. Tan fuerte que se cayó de espaldas. La raposa se reía.

Ahora no sé, pero hace años todavía estaba en la peña riéndose.

Yo la vi.

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