VINO, AMOR Y LITERATURA

Uncategorized

Revista LOS GORROS BLANCOS. Noviembre, 1974. Nº 20, pág. 20.

Alejandro Sela, juez comarcal de Castropol y perito agrícola , reune dos condiciones: conocer y juzgar. Estas virtudes las dedica al vino. Por la primera lo estudia a fondo, viendo sus buenas y malas cualidades. Por la segunda toma partido y se decide a juzgarlo y el veredicto es bueno y esto sin apartarse de la verdadera justicia.

Veinte capítulos componen su obra. Una cuarta parte de ellos está escrita en un lenguaje de paseo por las tierras vinícolas de España: Rioja, vinos catalanes, Castilla y su vino, vinos gallegos y vinos andaluces.

Otra cuarta parte es su diálogo con el propio vino. Los temas de la vid, el vino, la prueba de los mismos, su color, su cómo y su por qué, son tratados con cariño y amenidad.

La mitad restante es literatura y amor para el vino y también de éste para con ellos.

Libro ameno, de agradable lectura y texto correcto. El lector sentirá al leer sus páginas lo mismo que cuando degusta un vino joven, lleno de vida y que le espera una buena crianza y vejez. En este aspecto nos gustaría que Alejandro Sela nos diera otra obra, ésta como un vino añejo, de cuerpo y profundo bouquet, que sabemos guarda en su mente, en su bodega. La obra ha sido galardonada por el Sindicato de la Vid de Barcelona.

El río Navia desde su nacimiento

Uncategorized

REVISTA DEL LXVI DESCENSO RÍA DE NAVIA. Agosto 2024. Págs. 65-75. El río de Navia desde su nacimiento.

Texto: Jesús Fdez. Méndez

Fotografías: Rosa Sela

Pág. 60…/…

Cuando yo escuché esta versión de los amables habitantes de aquellas aldeas, recordé enseguida, a Alejandro Sela que en su artículo, “El río Navia es tan así…”, publicado en la revista Caza y Pesca en agosto de 1956, comenzaba diciendo: “El Navia es, de todos los ríos de España, uno de los más graves y serios.”. Y es que, si a un río nada más nacer, ya le instalan siete molinos para aprovechar la fuerza hidráulica de su caudal, tiene que tratarse, necesariamente, de un río serio y grave. Para eso no vale cualquier regato…

…/…

Pág. 75…/…

…/. El enigmático Monstruo del río Meiro, avistado en 1959 e informado por Alejandro Sela en un precioso artículo del Eco de Luarca. Una tarde en la que mi padre nos llevó en el Pilmar para verlo, yo lo vi chapotear en un recodo del rio, pero no se lo conté a nadie. Si algunos no creyeron a quien lo publicó en un periódico, y eso que era juez, a mí no me harían ni caso…/…

Juventud Campesina.

Uncategorized

FUNDACIÓN DE LA AGRUPACIÓN JUVENTUD CAMPESINA. El Aldeano, Año III, Número 39, 15 de Mayo de 1931.

…/…

«Para terminar esta breve reseña, añadiremos que designados por los fundadores, han redactado los Estatutos en calidad de comisión organizadora, D. Agustín García, D. Vicente Loriente Cancio, don José Ramón Muiña, D. Fernando Piñeirúa y D. Alejandro Sela. Aprobados por los demás, estos Estatutos fueron enviados al gobierno civil para su aprobación. En ellos se especifica que «podrán formar parte de la Juventud Campesina, cuantos jóvenes mayores de 14 años lo deseen, siempre que en el momento de inscripción, no hayan cumplido los 40, ni pertenezcan o hayan pertenecido a los institutos armados o al Somatén». Los socios no pagarán cuota alguna; los gastos que hubiese se cubrirán con donativos voluntarios.»

EL TIO SELA

Uncategorized

Una reivindicación del vigor intelectual del «Leonardo del Eo»

Artículo de Javier Junceda, publicado en La Nueva España, el 16-9-2023, sección Tribuna, pág. 33.

Si el gran polímata castropolense Alejandro Sela hubiera nacido en Cataluña, pongo por caso, habrían puesto su nombre a infinitos centros de estudio, a numerosas calles y hasta a algún aeropuerto. Sela, que recuerda a Josep Pla cuando se le lee y en su misma inclinación a escribir sobre viajes, es sin embargo un perfecto desconocido tanto en su solar natal como en el otro concejo en el que hizo su vida, Navia, donde sirvió de juez y murió. Sospecho que en el resto de Asturias se tendrá la primera noticia de él por estas letras, salvo en ámbitos eruditos y mis dudas tengo si también en estos. 

Aunque personalidades como la de Alejandro Sela han escaseado en el Principado, algunos hemos tenido, especialmente en el medio rural. No me refiero a los Sénecas locales emperrados en aparentar un bagaje cultural del que carecen, al estilo del cuñado en la comida de Navidad. Hablo más bien de los boticarios, médicos, letrados o funcionarios que han sumado a su quehacer profesional una honda inquietud intelectual sobre su terruño, en ocasiones con rigurosa huella bibliográfica. Fernando Landeira en Luarca, Enrique Frieyro en Cabrales o Pérez De Castro en Figueras, por citar solo a tres, han abierto y cerrado múltiples caminos para los estudios asturianos. Qué sería de la historiografía regional sin esas trayectorias y esos formidables aportes, que nos han legado tantísimos recursos sin contar con más medios que su perseverancia y la pasión incondicional hacia unas comarcas. 

Sela en su despacho de Navia

Los intereses de Alejandro Sela se extendían desde lo agropecuario a lo artístico, pasando por la lírica, el periodismo o el folclore. Era el «Leonardo del Eo», en plástica definición de uno de sus mejores amigos, el insigne pintor Álvaro Delgado, que compartió con él imborrables tertulias de café divagando sobre amores arrebatadores como el de La Searila, que ayudó a popularizar. 

La vasta producción literaria de Alejandro Sela,
disponible en internet gracias a la iniciativa de su familia,
merece ser recuperada en cada generación.

Abarcaba mucho, pero no apretaba poco. Fue uno los mayores especialistas en materia vitivinícola que hemos tenido, y la referencia inexcusable para cualquier aproximación a ese hoy pujante sector en Asturias, que conoció de primera mano recorriendo cada viñedo. Quienes viajaron con él en coche recuerdan con pavor su nula destreza al volante en aquellas carreteras infernales de mitades del siglo pasado, y tal vez por esa razón Sela prefería conducir solo, retornando a casa cargado de cajas de botellas apiladas en el asiento trasero.

Su libro “Vino, amor y literatura”, editado por LA NUEVA ESPAÑA en 1971 y premiado en un certamen nacional, resistiría su reedición en la actualidad. Es una delicia cómo describe Sela sus largos recorridos por las distintas zonas vinícolas castellanas, gallegas o catalanas, y su profundo control de las asturianas, todo ello adornado con soberbias acotaciones técnicas y literarias. Antes de dedicarse al derecho, Alejandro Sela se había ganado la vida como perito agrícola, de ahí su completo conocimiento de causa. 

Durante años, nuestro protagonista firmaba como «El tio Pepe» en sus frecuentes colaboraciones en prensa. Muchas de ellas, redactadas en su habla de infancia, serían recogidas en un libro editado hace un par de décadas. Leídas esas páginas por quienes estamos familiarizados a la fala de otros lugares del Occidente, se comprueba una vez más que la normalización puede ser un enemigo no precisamente menor de la rica variedad de nuestras expresiones vernáculas, porque lo que “El Tío Sela” escribe no tengo claro que pueda ser comprendido del todo por el lector que no esté al corriente de los peculiares giros castropolenses. 

Con todo, la vasta producción literaria y periodística de Alejandro Sela en castellano, disponible en internet para el gran público gracias a la feliz iniciativa de su familia, merece ser recuperada en cada generación. Así rescatamos del olvido a un imprescindible asturiano, introspectivo e inquieto, que siempre creyó que la libertad plena sólo era posible alcanzarla en soledad y sin el que no resulta posible conocer cabalmente la Asturias rural del pasado siglo. 

Libro/ X. F. Coronado.

Uncategorized

CONFERENCIA SOBRE LOS ORÍGENES DE LA LITERATURA ESPAÑOLA

Por.- Xuan F. Coronado

ISBN: 978-84-8367-134-4

D.L.: AS-4544/2008

KRK ediciones, 2008

pÁG. 87

…/…

A continuación tuvo lugar una conferencia sobre el tema «Orígenes de la Literatura Española» expuesta por el miembro de la Junta de la Biblioteca de Castropol, Alejandro Sela. La charla sirvió para recomendar a los usuarios de la biblioteca la lectura de los cásicos apoyándose en la ayuda que proporcionan los libros de crítica literaria. Esta conferencia fue reproducida integramente por el periódico «La Comarca» de Ribadeo.

…/…

LA BIBLIOTECA, BOLETÍN Nº 2

Uncategorized

BOLETÍN Nº 2 DE LA BIBLIOTECA POPULAR CIRCULANTE DE CASTROPOL. MARZO – ABRIL. 1934

Pág. 10

Un Refranero Agrícola

Aunque, según sus Estatutos, uno de los fines de la Biblioteca es “el estudio de la comarca en sus diversos aspectos”, hasta la fecha no había sido posible cumplirlo, so pena de dejar desatendidos otros objetivos de importancia más primordial que aquél. Pero, como no pocos propósitos e iniciativas de la Biblioteca, la sazón de ser puesto en práctica le llega al cabo de algunos años, bien que, por ahora, solo parcialmente. De momento, esa labor se limitará al acopio de materiales folklóricos de la comarca, y a su clasificación y estudio.

Se comenzará por un “Refranero Agrícola” que aspira a recoger el saber tradicional de nuestros labradores sobre cosas del campo, del que son cifra y compendio los refranes. Estos irán clasificados ideológicamente y contrastados con la experiencia científica sobre cada particular.

De esta tarea se ha encargado Alejandro Sela, quien tiene reunidos ya algunos materiales para la colección. Pero esta – como, en general, la labor que ahora inicia la Biblioteca – ha de ser, sobre todo, obra de colaboración colectiva. A procurarla tienden estos renglones, que se dirigen a cuantos amen las cosas de nuestra tierra de un modo activo e inteligente; todos deben figurar en la lista de colaboradores del “Refranero”, comunicando al colector, de palabra o por escrito, los refranes que sepan o los que recojan a otras personas, especialmente a las de alguna edad.

Para mayor exactitud, es preferible que los den por escrito y que cada refrán – transcrito con la mayor fidelidad – vaya acompañado hasta donde sea posible, de los siguientes datos.

a) trozo de conversación en qué se ha oído, o propósito de qué se ha dicho;

b) qué se quiere significar con él;

c) si se sabe algún dato de su antigüedad;

d) a quién se le oyó en conversación;

e) lugar en qué se oyó o se usa;

f) si es propio del lugar o importado y en este caso, cómo se suele decir en la comarca;

g) fecha en qué se oyó y nombre del qué lo envía.

Esperamos que esta iniciativa sea acogida con interés por todos, y muy especialmente por los labradores jóvenes que se agrupan en torno a nuestras Bibliotecas: la era de bienestar y de cultura que está en sus manos dar a nuestra tierra, tiene que empezar por pequeñas tareas de esta índole, en las que nuestro pasado se examine y valore con un criterio moderno, para sacar de él las directrices del porvenir.

Pág. 14

PIÑERA

Una conferencia

Para festejar el primer aniversario de su fundación, organizó esta Biblioteca un acto que, con gran concurrencia de toda la parroquia, se celebró en su local en la tarde del domingo 14 de Enero.

Dio comienzo con unas palabras de José Ramón Martínez, quien leyó algunos datos de interés sobre el movimiento de la Biblioteca en su primer año, recordó las circunstancias en que fue creada, las personas que más ayudaron a convertirla en realidad y luego de agradecer a los presentes su asistencia y especialmente a Alejandro Sela que hubiese aceptado el encargo de dar una conferencia, anunció que iba dar lectura a unas cuartillas escritas por D. Luís Santullano expresamente para este acto, Fue muy aplaudido, y las cuartillas del Sr. Santullano – que van al frente de este número – fueron acogidas con una verdadera ovación.

Seguidamente se levantó a hablar Sela, que fue recibido con calurosos aplausos. Comenzó aludiendo a la efeméride se celebraba y a otros temas relacionados con la vida de las Bibliotecas, entre los que merecieron visibles muestras de asentimiento las frases de dura condenación que tuvo para los que pretenden más o menos encubiertamente, hacer la guerra a estos centros. Tuvo un recuerdo cariñoso para Manolo Marinero y entró de lleno en el tema de su charla que era “Orígenes de la literatura española”.

Con gran claridad y método, fue pasando revista a nuestros primitivos monumentos literarios. El cantar del Mío Cid, Auto de los Reyes Magos, Libro de Alejandro, etc., y a nuestros escritores más antiguos: Berceo, El Arcipreste de Hita, Alfonso el Sabio, Don Juan Manuel etc., haciendo ver en todo momento los grandes atractivos que encierran para el lector medio y las posibles dificultades que éste puede encontrar hasta gustar esas venerables obras plenamente. Aconsejó a los que deseen adentrarse en ellos la lectura de algunas obras de crítica,- que enumeró – de Menéndez y Pelayo y, sobre todo, de Menéndez Pidal, el gran maestro de la filología española. La conferencia – que fue publicada integra en «La Comarca» de Ribadeo – fue aplaudidísima por todos los presentes, que felicitaron calurosamente a Sela por su agradable disertación y salieron muy complacidos de este primer acto organizado por nuestra Biblioteca.

COMIENZOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA

La Comarca

CONFERENCIA PRONUNCIADA POR ALEJANDRO SELA EL 14 DE ENERO DE 1934, CELEBRANDO EL PRIMER ANIVERSARIO DE LA BIBLIOTECA DE PIÑERA.

La conferencia fue publicada en el periódico semanal de Ribadeo, «La Comarca», en cinco entregas (o más) entre los meses de febrero y marzo de 1934.

Solo se han localizado los ejemplares de tres de los periódicos.

Publicado en el periódico semanal de Ribadeo “La Comarca”, nº 786, el 4-2-1934.

Siete sucursales tiene la Biblioteca Popular Circulante del Castropol y la matriz, con esas sucursales, tiene más de 4.000 libros de diferentes géneros y épocas. Los lectores de Piñera no poseen esos 4.000 volúmenes, pero disponen de ellos, porque la facultad que concede la B. P. C. de renovarlos una vez leídos por los vecinos de la parroquia, permite que por aquí pasen todos esos libros a medida que se necesiten. Con esta cantidad ten hermosa, que será más cada día que pase, de obras literarias, tienen los lectores del Municipio un vasto campo donde poder dar gusto a sus apetencias literario-artísticas. Y con esta base el que tenga un poco de afición no debe encontrar misterios en los tratados de literatura, de cualquier clase que sean.

Teniendo en cuenta que el que coge una obra, sea novela, sea de teatro, lleva más intención que la de pasar un tiempo no aburrido; es decir, que le guie ambición de aprender algo, este ha de procurar ir a ese libro con la máxima preparación posible, para que le sea más grato, para que, en una palabra, lo asimile mejor. Nosotros creemos que la Historia literaria y la crítica contribuyen con mucho a facilitar ese entendimiento, a iluminar la visión de lo que se lee; la Historia literaria marca el linde dentro del que se ha de mover el lector literario. Y ese linde se hace más interesante en el comienzo de la literatura, cuando toman arranque e impulso las primeras manifestaciones de la escritura del pensamiento. Por eso no ha de extrañar que hayamos elegido el tema “Comienzos de la literatura española” en el primer aniversario de esta Biblioteca.

Según las estadísticas de la B. P. C. en el año 31, en la central, se han leído 1.400 novelas: sólo 17 obras de crítica e historia literaria. La desproporción nos parece una cosa a todas luces injustificada; mucho más si consideramos la Historia y la crítica como fuente de toda lectura provechosa. Fijémonos solamente en D. Marcelino Menéndez y Pelayo, gloria de las letras españolas. Este gran escritor brilló, sobre todo, en sus trabajos de investigación y critica; él fue el que desentrañó, como nadie, la enmarañosa situación de las letras españolas, en sus orígenes principalmente. Sus obras “Orígenes de la Novela”, “Historia de las ideas estéticas de España”, “Horacio en España” y varias Antologías poéticas, no tenían otro objeto que ponernos en claro punto obscuro de las letras españolas. Lo mismo que él, otras notabilidades: Menéndez Pidal, Rodríguez Marín etc.

Hay lectores de biblioteca que se leen varias obras semanalmente; al elegirla se fijan probablemente en su título, en sus autores; conocen otras del mismo que les han gustado y quieren seguirle. Esto está bien, pero hay algo más para lograr un solez perfecto; hay que fijarse además en el antecedente histórico del género que se lea; el que lleva una novela de costumbre, pongo por caso, debe saber cómo ha empezado esa clase de novelas, quienes fueron los primeros autores costumbristas, qué fines perseguían y cómo plasmaban en sus libros lo que veían en el pueblo. Seguir después progresivamente la lectura de obras de esta naturaleza en sus diferentes épocas y autores hasta llegar a la actual. El que con esta preparación coge una obra del día de costumbres puede dar una opinión muy sensata de lo que lee. Y lo que es más bonito todavía, un simple aldeano como nosotros puede hacer crítica tan digna de respeto como cualquier otro ciudadano.

De esta forma se educa la inteligencia y se disciplina, marcándole una pauta que nunca puede ser equivocada.

Por el contrario, el que lee hoy una obra de una cosa, mañana de otra, pasado diferente etc. etc. podrá distraerse más o menos, no lo discuto, pero nunca tendrá en su cabeza un lastre que las obras bien comprendidas suelen dejar. Y vamos a los “Comienzos de la literatura española”.

El idioma español, el castellano, deriva como el italiano, francés etc., del latino. Debido a la invasión romana en España y mientras duró su dominación, se hablaba el latín; pero un latín en general impuro, porque los indígenas, los habitantes que persistían de antiguo, se mostraban reacios a admitirlo, y lo mezclaba con el idioma que tenían. Posteriormente, las invasiones de otros pueblos, como los germanos, hicieron más indefinible el idioma, y más tarde los árabes también han influido, no poco, en hacer más variado el idioma usual. Así que en el siglo X se hablaba en España un idioma que era la resultante de la reunión de lenguas de todos esos pueblos, teniendo como punto de partida y madre el latín. A este primer balbuceo de castellano se le llamó romance.

(Continuará)

Publicado en el periódico semanal de Ribadeo “La Comarca”, nº 787, el 11-2-1934.

(Continuación)

Como Ias primeras manifestaciones de literatura española se dieron a partir del siglo X es lógico que tenían que hacerse o escribirse en el idioma usual, en este romance de que acabamos de hablar. Pero esas primeras manifestaciones no se conocen en sus primitivos textos sino en copias que de ellos se hicieron en épocas posteriores. Estas copias no reflejan exactamente el original, sino que se desvían a veces de èl pero no por ello dejan de demostrarnos las inquietudes de los primeros autores españoles.

Todos los asuntos de que trataban eran religiosos y épicos; al menos no se conoce obra alguna que fuera de género distinto a estos. Hay sin embargo quien cree verosímil la existencia de muchos himnos o canciones devotas que revistieron un aspecto más o menos dramático; pero no hay un solo ejemplo de ello. Lo que nos queda del drama antiguo, se refiere a una obra de fecha relativamente tardía, de inspiración erudita, obra, sin duda, de un eclesiástico. Es el “Auto de los Reyes Magos”, misterio español descubierto en el 1785 por un arzobispo de Santiago de Compostela, D. Felipe Fernández Vallejo, que reconoció en él un drama escrito para la fiesta de la Epifanía (fiestas que celebra la iglesia el día 6 de enero, con motivo de los Reyes Magos) y lo supuso derivado de un original latino. Y, efectivamente, lo era. El “Auto de los Reyes Magos” procede de uno de los oficios latinos usados en Francia; su tema es la leyenda de los reyes magos (El “Auto de los Reyes Magos”, muchos lo recordarán, ha sido representado hace ahora un año en Castropol, con una maravillosa escena obra del malogrado artista y amigo de todos Manolo Marinero). Los oficios latinos son interpretaciones de piadosas tradiciones orales en su mayoría. La fecha en que se compuso el Auto no se sabe ciertamente, pero lo más probable es que lo fuera en el siglo XII. Sólo se conservan de él 147 versos; el final se ha perdido, y la composición termine en el momento en que los sabios consultan sus libros sagrados para responder a Herodes acerca de

“Los prefacios
las que nos dixo Jeremías”

Guiados por una estrella, los magos Gaspar, Melchor y Baltasar se presentan sucesivamente en escena; luego aparecen los tres juntos. Celebran el nacimiento de Cristo, a quien vienen a adorar, después de una peregrinación de trece días; encuéntranse con Herodes (rey de Judea) y le participan su misión. Herodes, manda a sus consejeros que consulten sus textos místicos y le digan si es verdad el relato de los magos:

llenga mio maiordoma
que mios aneses toma
idme por mios abades
i por mis podestades
por mis escribanos
i por mis gramatgos
i por mis streleros
i por mis retóricos
y decir m'au la verdad si sace ir escrito o si lo saben elos o se lo han sabido

y el fragmento acaba con recriminación entre dos de los rabinos (maestro hebreo que interpreta la Biblia).

La obra estaba destinada sin duda, a representarse en la catedral de Toledo, y el que la arregló dio pruebas de un cierto sentido teatral; sabe reanimar la acción dramática y dar viveza al diálogo. El Auto de los Reyes Magos, interesa sobre todo desde el punto de vista histórico como único ejemplar que poseemos de un género desaparecido y como piedra del teatro español.

La vieja epopeya española ha corrido la misma suerte que el antiguo teatro español; le faltan ejemplos de la época primitiva. Contra lo que se había creído hasta estos últimos años, se alega ahora que la poesía épica gozó de larga y vigorosa vida en España. Los godos, como todos los pueblos germánicos, tenían canciones que conmemoraban a sus héroes históricos o legendarios y, por mucho que se romanizasen, conservaron el temperamento y las costumbres de su raza. Al invadir a España, trajeron consigo sus cantos épicos, y según el señor Menéndez Pidal, la primitiva epopeya Castellana tiene sus raíces en esos cantares de los godos. Según esta teoría, la poesía épica española se había formado imitando los cantos de guerra de los godos; y habrá logrado vida independiente en el siglo X; esta poesía épica era cantada por juglares (de quienes hablaremos luego) que correspondía a los scopas germánicos. La poesía épica en Francia se inició al mismo tiempo que en España y es también de origen germánico. Por ello no es de suponer que la épica española fuera derivada de la francesa, según opinión de algunos. Eso sí, en época posterior, ha existido cierta influencia francesa en el siglo XII, cuando fue compuesto el Poema del Cid.

(Continuará)

El ejemplar de «La Comarca» nº 788, del 18-2-1934 no se ha localizado.

./…

Publicado en el periódico semanal de Ribadeo “La Comarca”, nº 789, el 25-2-1934.

(Continuación)

Es un poema en gran parte histórico. Verdad es que el jemita Masdeu, y otros escépticos, han puesto en duda la existencia del Cid; nada, sin embargo es más cierto. Está fuera de controversia que el Cid vivió en carne y hueso; pero que sean verídicas las proezas que se le atribuyen, es ya otra cuestión… La reacción contra el parecer de Masdeu ha sido completa: la existencia del Cid está universalmente reconocida, y, después de haber sido pintado como feroz bandido, corre ahora el riesgo de ser representado de nuevo con la aureola de un romántico. En esto hay exageración: los héroes de los poemas épicos de la Edad Media no son nunca románticos, ni galantemente enamorados. El verdadero Ruy Díaz de Vivar se distinguió en su juventud por su bravura, y ganó el nombre de Campeador por haber vencido en singular combate a un caballero navarro.

Conviene recordar que los hechos invocados contra el Cid provienen de cronistas musulmanes que necesariamente son testigos sospechosos. Pero, aun teniendo en cuenta esos prejuicios está probado que el Cid no se elevó sobre la moralidad de su tiempo. Era un aventurero pérfido, avaro, despiadado. No obstante, resulta igualmente que fue un temible cabecilla, y que sus adversarios, al mismo tiempo que le maldecían, le proclamaban “el milagro de los milagros de Dios y el conquistador de banderas”. Demostró que los cristianos tenían fuerza para luchar contra los musulmanes, representaba la supremacía de Castilla sobre León; al final de su vida fue mirado como un baluarte contra el islamismo, y sobrevivió en la imaginación popular cual símbolo de la victoria, de patriotismo y de la cristiandad.

El asunto y el espíritu del Poema son esencialmente castellanos, y la obra es notable por su, sencillez, su energía, su persuasivo realismo.

Hay trozos pesados, pasajes poco interesantes y hasta secos. Pero cuando trata de la inquebrantable lealtad del Cid desterrado, o de la vuelta a la gracias del infausto monarca; cuando celebra la derrota del conde de Barcelona o la capitulación de Valencia; cuando canta las bodas de doña Elvira y doña Sol con los infantes de Carrión, o la sed de venganza del Cid, que se obstina de sus cobardes yernos, el poeta está verdaderamente inspirado y seguro de sí mismo; ve las cosas desde el punto de vista contemporáneo y si el mismo no había tratado al Cid, conocía a sus soldados, y había podido informarse en las verdaderas fuentes. Posee el sentido histórico, o, más bien, el sentido de la realidad no falsea conscientemente los hechos; todo lo más que hace es guardar silencio sobre las flaquezas o crueldades de su héroe, y si embellece algo el carácter del Cid, no lo idealiza desmesuradamente. El estilo del Poema es desigual, generalmente poco verboso, casi sin comparaciones; su fondo es verdadero y apenas hay en él un rasgo fantástico, una leve inclinación a lo maravilloso. El poeta tiene absoluta sinceridad de expresión, cuyo efecto sabe variar contraponiendo al guerrero en medio del combate al esposo que se despide de su mujer y de sus dos hijas: su ternura fraternal, no amorosa.

El Cid ha sido cantado además en otros poemas; puede decirse que se le ha cantado en cada una de las fases de su vida. En el «Cantar del Rey don Fernando» y en el «Cantar de cerco de Zamora», era el vasallo fiel, el amigo del rey; en cambio en el «Cantar del mío Cid», es el guerrero desterrado y mal comprendido, el terror del islamismo. Su leyenda se extendió por todas partes, amplificada y embellecida caprichosamente por los poetas populares, que se alejaban más y más de los hechos históricos. Pero a poco, en la poesía popular, el carácter del Cid sufrió radicales cambios y le aconteció finalmente ser descrito con un cúmulo de pintorescos detalles, fantásticos y necios como un varón feudal, rebelde, insolente y fanfarrón.

De época algo posterior al Poema del Cid se conservan varios poemas de menos interés, porque no son más que traducciones o arreglos de otro extranjero. Hablaremos de ellos brevemente.

El poema «Disputa del alma y el cuerpo» fragmento de treinta y siete versos. En él se trata un tema favorito de la edad media, en que el alma y el cuerpo de un difunto contienda sobre quien tiene la culpa de los pecados.

La «Vida de Santa María Egipciaca», encierra la historia de esta santa, nacida en Egipto, primero pecadora y después arrepentida; sus aventuras en Alejandría, maldecida de sus padres; su viaje a Jerusalén y la aparición de los ángeles que la convierten, su purificación en el Jordán y vida en el desierto durante cuarenta y siete años, sin contemplar figura humana, su mente ejemplar y el entierro que de su cuerpo hace don Jocimás ayudado por un Seón que abre la huesa.

El «Libro de los tres Reyes de Oriente». En este poema de menos de doscientos cincuenta versos, trata la visita de los magos en los cincuenta primeros; los demás se refieren a la huida a Egipto de la Sagrada Familia, sorprendida en el camino por dos bandoleros. Uno de ellos, cruel y malvado, quiere maltratar a José y María y despedazar al Niño, pero el otro más caritativo, los conduce a su casa, donde la Virgen cura a un hijo leproso, del bandido. Este niño fue luego Dimas, el buen ladrón, mientras que el hijo del otro bandido fue Gestas, el mal ladrón.

(Continuarà)

El ejemplar de «La Comarca», nº 790, del 4-3-1934 (nº 791 y siguiente¿?), no se ha localizado.

./…

EL LIBRO Y EL PUEBLO

Uncategorized

El Libro y el Pueblo
Un siglo de vida de la Biblioteca Popular Circulante Menéndez Pelayo de Castropol. 1922/2022
ISBN: 978-84-19358-24-O
Depósito Legal: As-02490-2022
Autores: Javier García Herrero y Manuela Busto Fidalgo
Editan: Ayuntamiento de Castropol y Ediciones Trabe S.L. Noviembre 202

Un siglo de vida de la Biblioteca Popular Circulante Menéndez Pelayo de Castropol, por Javier García Herrero y Manuela Busto Fidalgo

…/…

Pág. 66

Añides (1935)

…/… A continuación, Alejandro Sela y Agustín García leyeron cuentos tradicionales asturianos y romances, respectivamente…

…/…

Extensión Bibliotecaria. Las Misiones Pedagógicas.

…/…

Pág. 77

Con motivo de la inauguración de la nueva sede de la filial de Seares, se programa un acto en el que después de la intervención de Alejandro Sela y Vicente Loriente, Manolo Marinero impartió la conferencia «Los nombres del Aldeano». Este mismo programa se repite unos días más tarde en la sucursal de Tol.

…/…

Pág. 81

…/… En el mes de mayo (1933), en la sucursal de San Juan de Moldes, el vocal de la Junta de la Biblioteca, Alejandro Sela, dio una charla sobre abonos químicos. Esta actividad se repitió en otras filiales de la red…/…

Pág. 87

…/… A principios de este años (1934), se celebró el primer aniversario de la Biblioteca de Piñera que se inició con una charla de …/… El acto finalizó con la conferencia del miembro de la Junta de la BPCC, Alejandro Sela, sobre los «Orígenes de la literatura española«. Este mismo año, tuvieron lugar en Piñera dos conferencias más: «Las bibliotecas y los aldeanos» a cargo de Amador F. Majeras y «La España verde», por Vicente Loriente.

…/…

Otro proyecto que se propuso La Junta de la Biblioteca este año, fue la elaboración de un Refranero Agrícola, con la intención de recoger el saber tradicional de la gente del campo. Este proyecto, al frente del cual estaba Alejandro Sela, fue truncado por los acontecimientos que sufrió nuestro país en los siguientes años.

…/…

Asambleas de Bibliotecas del Concejo. I Asamblea. Castropol, 6 de septiembre de 1931

Pág. 94

…/…

La siguiente ponencia, desarrollada por Alejandro Sela, «La Biblioteca y la Agricultura» muestra el interés de la BPCC en la modernización y mejora de las condiciones de vida de los campesinos…