Publicado en: Eco de Luarca. 9-10-1955
En la Biblioteca «Carlos Peláez», de Navia, me encuentro de cháchara con Álvaro Delgado, Gran Premio de la Bienal de Arte Mediterráneo. En este local tiene una exposición de la obra pictórica hecha durante el verano y que se compone de óleos, dibujos y acuarelas.
El domingo, día 2 del corriente, Pedro Penzol, dio en la sala, una conferencia sobre “Pintura moderna». Conferencia y exposición fueron un éxito completo. Lo que me dice Álvaro me parece que tiene interés. Lo expongo en forma de entrevista para que lo conozcan los asturianos.
– Dime, Álvaro ¿antes de este año tu conocías Asturias?
– Vine hace año y medio acompañando a Luis Álvarez, dueño de la Galería Velázquez, de Buenos Aires, nacido en Miñagón. Me trajo aquí en febrero o marzo de 1954.
– ¿Por qué viniste a veranear a Asturias, concretamente a Navia?
– En este primer viaje de que te hablo, bajé varias veces a Navia que me pareció hermoso para pintar. Como por otra parte había, hecho estupendos amigos aquí, decidí venir. Esos amigos son José Maria, de Miñagón y Carlos Álvarez, de Andés. Este me buscó casa para alojarme con mi familia y me ofreció el piso de una suya en el barrio de San Roque como sabes, para estudio.
– En las correrías pictóricas por el occidente astur ¿conociste muchos pueblos?, ¿qué impresión te produjo cada uno de ellos?
– Una de las cosas que más me han divertido del verano han sido las correrías con Justín en su moto. Gracias a él he podido pintar y conocer toda la costa desde Luarca a Vegadeo. En todos los pueblos he encontrado encanto y en todos he pintado algo. Quizás el que más me ha gustado haya sido Castropol. Podría hacerse una extensa obra de paisaje alrededor de la bella ría del Eo. El tan soñado valle de Seares, la ensenada de Vilavedelle, el puerto de Figueras, la playa de Tapia, la entrada de Viavélez, el parque de La Caridad, esa especie de patio que semeja el pueblo de Ortiguera, la ría de Navia que conozco tanto y que tan hermosa me parece, la playa de Frejulfe, Puerto de Vega, la vista del puerto y del pueblo de Luarca desde el cementerio, que me dejó sorprendido, han sido motivos para mis acuarelas y puedo asegurarte que de todos estos lugares guardo recuerdos que posiblemente me empujen a volver a ellos otro año.
– ¿Qué viste bueno o malo en el carácter de los asturianos?
– De bueno, sobre todo, que son cordiales y generosos. Generosos como he visto en pocos lugares, y conste que conozco bastantes. Es cierto que he conocido asturianos que no son así, pero son esa famosa excepción que confirma la regla. Y lo que hay de malo en vosotros no os distingue de los de otras regiones. En todo caso lo gentil es que lo calle.
– Me parece discreto eso… ¿Qué te pareció la exposición, o mejor, la reacción de los espectadores ante ella?
– La exposición no quedó mal. Ten en cuenta su condición de improvisación. Faltan muchos detalles que coadyuvan al lucimiento. Uno de ellos es el de la luz adecuada, otro el de los marcos para las obras, etc., etc. Pese a ello, y dado los elementos de los que disponíamos, le hemos sacado el mayor partido posible. Aspiro a poder dar a este pueblo una muestra más acabada y ambiciosa de mi pintura. El pueblo ha respondido. Sobre todo su curiosidad. No se puede pedir más. El que guste o no ya sabes que obedece a causas más complejas. Lo bueno es que se discuta y sobre todo en un lugar en que una exposición de pintura es cosa rara. Te aseguro que el porcentaje de visitantes dado el número de vecinos de Navia es elevadísimo. Creo que en ninguna exposición madrileña ese porcentaje ha sido tan elevado. Podéis estar contentos de su significación.
Y ya está.
Aparece en este momento Justín con su moto y se lleva a Álvaro. Van hacia Luarca…
SELA