Publicado en: Inédito
Ya el sol es
ido…
Y no hay luz
de estrellas. Ni luz de luna. Todavía…
Hay, como se
ve, media luz. Luz de tango
A media luz los dos…
Pero no es
eso lo que yo quería decir. Lo que se ve es un preludio de noche oscura,
cerrada…
Se suele
creer que el mercado, donde se compra y donde se vende, es la prosa de la vida.
Y sin embargo, la verdad es que hay un no sé qué de encanto, de misterio, en el
ir y venir de las gentes…
Voces,
barullo… El regateo…
Y por el
suelo, en cestas o como cuadra, patatas, cebollas, verzas, rabizas,…
Y aquí y allí
buhoneros con sus “existencias” tendidas por el suelo un poco al desaire. Uno
vende loza, tazas, platos, vasos de noche, etc., etc. Otro, escarpidores, peinetas,
pendientes y otros aderezos para el amor. Otro, juguetes… Ahí en la foto, se ve
a una mujer enlutada ante su cacharrería de barro como si fuese un rebaño de
ovejas de lo más dócil…
A veces se ve
en el mercado una mujer remangada que tiene en la mano un cuchillo imponente.
Nada de crímenes. Es la pescadera, la que vende el bonito…
El mercado
es, en los pueblos, una manifestación artística. Es el gran bodegón.
En él hay una naturaleza muerta.
¡Y viva!