SIN TÍTULO (Referencias jurídicas en la obra de Cervantes)

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El peregrino ingenio que dio luz al Quijote nos muestra a veces, a los de oficio jurídico, conceptos en los que nuestra atención se detiene y nuestro ánimo se suspende. Cervantes, literato -novelista y poeta – no abogado, maneja con singular soltura y propiedad conceptos jurídicos que aparecen, en profusión, esparcidos por sus obras. Para sus fines literarios en la obra cervantina vense las figuras jurídicas unas veces en sentido directo y propio, y otras, para darnos bellísimas imágenes literarias. Todo ello con el estilo vivo, atrayente y sugestivo, que a tantos encanta y seduce. Si no impasible, difícil sería encontrar, si alguien lo buscase, en toda la Historia Literaria, antigua y moderna, autor que con un fin artístico, utilice el derecho tan finamente. Y, sobre todo, sin que esos conceptos disuenen ni produzcan enfado al profesional que, en la literatura, buscan un poco de solaz en su labor cotidiana. Nosotros, con una precaución cinegética pudiéramos decir, lápiz en mano, hemos leído lo fundamental de Cervantes, es decir, el Quijote, los trabajos de Persiles y Segismunda y las Novelas Ejemplares. Pero sin propósito exhaustivo por lo que un lector más atento, pudiera tal vez encontrar un caudal jurídico más extenso. 

El abuelo paterno de Cervantes, Don Juan, ejerció de Abogado y Juez en Andalucía, lo que nos hace suponer que el nieto Miguel, se haya familiarizado un tanto en el hogar, con las Leyes y obras de derecho, nada extraño en quien, como se sabe, leía cuanto papel escrito alcanzaban sus manos.  Más influencia atribuimos, sin embargo, al objeto de demostrar la preparación jurídica de Cervantes al cargo que, durante algún tiempo, ejerció en el Reino de Granada. En esta ciudad fue recaudador de alcabalas, impuesto éste que ahora tiene su continuación en el que denominamos de Derechos Reales, si bien aquel tenía más reducida extensión en el campo contractual pues alcanzaba, principalmente, ventas y permutas. La recaudación de este impuesto exige hoy una preparación jurídica en los funcionarios encargados de su gestión, y entonces, aunque menos, también la exigiría. No creemos pues, que sea aventurado suponer que Cervantes, forzado por cierta necesidad tuviera que estudiar materias de derecho. Mas esta necesidad y aquella familiaridad no explican todo, porque Cervantes, como se verá por la obra, tiene conocimientos muy hondos y a la vez extensos de esta disciplina. 

Este mi amo – dice Sancho – cuando yo hablo de cosas de meollo y de sustancia, suele decir que podría yo tomar un púlpito en las manos e irme por ese mundo adelante predicando lindezas; y yo digo de él que cuando que cuando comienza a enhilar sentencias y dar consejos, no solo puede tomar un púlpito en las manos, sino dos en cada dedo, y andarse por esas plazas a ¿qué quieres boca? ¡Válgate el diablo por caballero andante, que tantas cosas sabes! Yo pensaba en ni ánimo que solo podía saber aquello que tocaba a sus caballerías; pero no hay cosa donde no pique y deje de meter su cucharada. Ciertamente no hay cosa donde no pique y deje de meter su cucharada y entre esas cosas está la ciencia jurídica, como en otros capítulos, Don Quijote hace saber a su escudero: La caballería andante es una ciencia que encierra en sí todas las demás ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito, y saber las leyes de la Justicia distributiva y conmutativa para dar a uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo… médico… herbolario… astrólogo… matemático… etc., etc.

Sancho, se asombra, reiteradamente de lo que sabe su amo. En una ocasión dice entre sí: El diablo me lleve si este mi amo es no es tólogo; y si no lo es, que lo parece como un güevo a otro. Y en otro momento añade: Dije de verdad que es vuestra merced el mesmo diablo y que no hay cosa que no sepa.- Todo es menester – respondió D. Quijote – para el oficio que trayo.- 

El Quijote

Primera parte

Prólogo

… y estás en tu casa, donde eres señor della, como rey de sus alcabalas.

Capítulo IV

… y ¡cómo que andará vuestra merced acertada en cumplir el mandamiento da aquel buen caballero, que mil años viva; que según es de valeroso y de buen juez, vive Roque, que si no me paga que vuelva y ejecute lo que dije!

… lo desató, y le dio licencia que fuese a buscar a su juez para que ejecutase la pronunciada sentencia.-

VI

… aquí comen los caballeros y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte con otras cosas de que todos los demás libros carecen.-

X

Calla – dijo Don Quijote – ¿Y dónde has visto tú, o leído, jamás , que caballero andante haya sido puesto ante la justicia por mas homicidios que hubiese cometido?.-

– Yo no sé nada de omecillos ni en mi vida lo caté a ninguno; solo sé que la santa Hermandad tiene que ver con los que pelean en el campo, y en esa trama me entrometo.-

XI

La justicia estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interés, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había asentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había que juzgar, ni quien fuese juzgado.-

XII

Ya en este tiempo era muerto el padre de nuestro Grisóstomo, y él quedó heredero en mucha cantidad de hacienda, ansí en muebles como en raíces, y en no pequeña cantidad de ganado, mayor y menor; y en gran cantidad de dineros; de todo lo cual quedó el mozo señor de soluto…

XVII

…que yo no puedo contravenir a la orden de los caballeros andantes, de los cuales es cierto (sin que hasta ahora haya leído cosa en contrario) que jamás pagaran pesada ni otra cosa en venta donde estuviese, porque se les debe de fuero y derecho cualquier buen acogimiento que se les hiciere, en pago del insufrible trabajo que padecen buscando las aventuras de noche y de día, en invierno y verano, a pie y a caballo, con sed y con hambre, con calor y con frio, sujetos a todas las inclemencias del cielo y a todos las incomodidades de la tierra.-

Poco tengo que ver yo en eso – respondió el ventero – págueseme lo que se me debe y dejémonos de cuentos y de caballerías, que yo no tengo cuenta con otra cosa que con cobrar mi hacienda.-

XX

… y que en lo que tocaba a la paga de sus servicios no tuviese pena porque él había hecho su testamento antes que saliera de su lugar, donde se hallaría gratificado de todo lo tocante a su salario, rata por cantidad del tiempo que hubiese servido; pero si Dios lo sacaba de aquel peligro sano y salvo y sin cautela, se podía tener por muy más cierta la prometida ínsula.-

No creo yo – respondió Don Quijote – que jamás los tales escuderos estuvieran asalario, sino a merced; y si yo ahora te lo he señalado a ti en el testamento cerrado que dejó en mí casa, fue por lo que podía suceder; que aún no sé cómo prueba en estos tan calamitosos tiempos nuestra caballería, y no querría que por pocas cosas penase mi anima en el otro mundo.-

XXI

Y luego, habilitado con aquella licencia, hizo “mutatio caparum” y puso su jumento a las mil lindezas, dejándole mejorado en tercio y quinto.-

Bien es verdad que yo soy hijodalgo de solar conocido, de posesión y propiedad y de devengar quinientos sueldos.-

XXII

Advierta vuestra merced – dijo Sancho – que la Justicia, que es el mismo Rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, si no que les castiga en pena de sus delitos.-

Aunque llevamos aquí el registro y la fe de las sentencias de cada uno de estos malaventurados no es tiempo éste de detenernos a sacarlas ni a leerlas.-

Señor caballero, cantar en el ansia se dice entre esta gente “non sancta” confesar en el tormento… Porque dicen ellos que tantas letras tiene un “no” como un “sí” y que harta ventura tiene un delincuente, que está en su lengua su vida o su muerte, y no en la de los testigos y probanzas.-

Va por diez años – replicó la guarda – que es como muerte civil.-

… y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres no yéndoles nada en ello.-

XXIII

Ginés, que no era agradecido ni bienintencionado, acordó de hurtar el asno a Sancho Panza, no curándose de “Rocinante” por ser prenda tan mala para empeñada como para vendida.-

Don Quijote que vio el llanto y supo la causa, consoló a Sancho con las mejores razones que pudo, y le rogó que tuviese paciencia, prometiéndole de darle una cédula de cambio para que le diesen tres en su casa, de cinco que había dejado en ella.-

A lo que Sancho respondió: – Harto mejor sería no buscallo; porque si lo hallamos y acaso fuese el dueño del dinero, claro está que lo tengo que restituir; y así, fuera mejor, sin hacer esta inútil diligencia, poseerlo yo con buena fe, hasta que por otra vía menos curiosa y diligente, pareciera su verdadero señor; y quizá fuera a tiempo que lo hubiera gastado, y entonces el rey me haría franco.-

Recuérdese, no más, los artículos 464 y 514, párrafo 2º de los Códigos Civil y Penal, respectivamente.-

No hemos topado a nadie – respondió Don Quijote -, sino a un cojín y a una maletilla que no lejos de este lugar hallamos.

También la hallé yo – respondió el cabrero –; mas nunca la quise alzar ni llegar a ella, temeroso de algún desmán y de que no me la pidiesen por de hurto; que es el diablo sutil, y de debajo de los pies se le levanta al hombre cosa donde tropiece y caiga, sin saber cómo, ni cómo no.-

Eso mesmo es lo que yo digo – respondió Sancho -; que también la hallé yo, y no quise llegar a ella con un tiro de piedra; allí la dejé, y allí se queda como estaba; que no quiero perro con cencerro.-

XXV

Así es la verdad – dijo el de la “Triste Figura” – ; pero, ¿qué haremos para escribir la carta?

¿Y la libranza pollinesca también? – añadió Sancho.

Todo irá inserto – dijo D. Quijote -; y sería bueno porque no hay papel, que la escribiésemos, como hacían los antiguos, en hojas de árboles, o en unas tablillas de cera; aunque tan dificultoso será hallarse eso ahora como el papel. Mas ya me ha venido a la memoria donde será bien, y aún más que bien escribilla, que es en el librillo de memoria que fue de Cardeño, y tú tendrás cuidado de hacerla trasladar en papel, de buena letra, en el primer lugar que hallares, donde haya maestro de escuela de muchachos, o si no, cualquiera sacristán te la trasladará; y no se la des a trasladar a ningún escribano, que hace letra procesada, que no la entenderá satanás.-

Pues ¿qué se ha de hacer de la firma? – dijo Sancho.-

Nunca las cartas de Amadís se firmaron – respondió D. Quijote.-

Está bien – respondió Sancho -; pero la libranza forzosamente se ha de firmar, y ésa, si se traslada, dirán que la firma es falsa, y quedaréme sin pollinos.-

La libranza irá en el mesmo librillo firmada; que en viéndola mi sobrina, no pondrá dificuyltad en cumplilla.-

Ea, pues – dijo Sancho – ponga vuestra merced en esotra vuelta la cédula de los tres pollinos, y fírmela con mucha claridad, porque la conozcan en viéndola.

Que me place – dijo D. Quijote.-

Y habiéndola escrito, se la leyó, que decía así: 

Mandará Vuestra Merced, por esta primera de pollinos, señora sobrina, dar a Sancho Panza, mi escudero, tres de los cinco que dejé en casa y están a cargo de vuestra merced. Los cuales tres pollinos se los mando librar y pagar por otros tantos aquí recibidos de contado; que con esta y con su carta de pago serán bien dados: fecha en las entrañas de sierra Morena a veinte y dos de Agosto deste presenta año.-

Bueno está – dijo Sancho -; fírmela vuestra merced.-

No es menester firmarla – dijo D. Quijote – sino solamente poner rúbrica, que es lo mesmo que firma, y para tres asnos, y aún para trescientos fuera bastante.-

Yo me confío de vuestra merced – dijo Sancho.-

XXVI

He perdido el libro de memoria – respondió Sancho -, donde venía la carta para Dulcinea y una cédula firmada de mi señor, por la cual mandaba que su sobrina me diese tres pollinos, de cuatro o cinco que estaban en casa.-

Y con esto, les contó la pérdida de rucio. Consolole el cura, y díjole que, en hallando a su señor, él le haría revalidar la manda y que tornase a hacer libranza en papel, como era uso y costumbre, porque las que se hacían en libros de memoria jamás se aceptaban ni cumplían.-

XXIX

Quise defraudar la justicia, ir contra su rey y señor natural pues fue contra sus justos mandamientos…

XXX

Majadero – dijo a esta sazón D. Quijote -. A los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresores que encuentran por los caminos van de aquella manera, o están en aquella angustia, por sus culpas, o pro sus gracias; sólo les toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus penas, y no en sus bellaquerías. Yo topé un rosario y sarta de gente mohína y desdichada, e hice con ellos lo que mi religión me pide, y lo demás allá se avenga.-

Llegaron todos y diéronle el parabién del hallazgo del rucio, especialmente D. Quijote, el cual le dijo que no por eso anulaba la póliza de las tres pollinas.-

Sancho se lo agradeció.-

XXXVII

…hablo de las letras humanas, que es su fin poner en su punto la justicia distributiva, y dar a cada uno lo que es suyo, y entender y hacer que las buenas leyes se guarden. Fin, por cierto, generoso y alto, y digno de grande alabanza; pero no de tanto como merece aquel que a las armas atiende, las cuales tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombros pueden desear en esta vida.-

XXXVIII

Y entre las que he dicho, dicen las letras, que sin ellas no se podrían sustentar por que la fuerza también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de los que son letras y letrados.- A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de corsarios…

XXXIX

Vosotros estáis ya en edad de tomar estado, o, a lo menos, de elegir ejercicio, tal, que, cuando mayores, os honre y aproveche.- 

Recordemos el artículo 321 del Código Civil y la famosa sentencia del Tribunal Supremo de 19 de febrero de 1901. E igualmente el artículo 12 del Apéndice foral de Aragón.- 

XLIV

Cualquiera que dijera que yo he sido con justo título encantado, como mi señora la princesa Micomicona me dé licencia para ello, yo lo desmiento, lo reto y desafío a singular batalla.-

¡Aquí del Rey y de la justicia; que sobre cobrar mi hacienda me quiere matar este ladrón salteador de caminos!.-

Mentís – respondió Sancho – que yo no soy salteador; que en buena guerra ganó mi señor D. Quijote estos despojos.-

¡Por que vean vuestras mercedes clara y manifiestamente el error en que está este buen escudero, pues llama bacía a lo que fue, es y será y yelmo de Mambrino, el cual se le quité yo en buena guerra, y me hice señor de él con legítima y lícita posesión!-

XLV

… pero en declarar si esta es albarda o jaez, no me atrevo a dar sentencia definitiva…

…le vino a la memoria que entre algunos mandamientos que traía para prender a algunos delincuentes traía uno contra D. Quijote, a quien la Santa Hermandad había mandado prender por la libertad que dio a los galeotes, y como Sancho con mucha razón había temido.-

¡Favor a la santa Hermandad! – Y para que se vea que la pido de veras, léase este mandamiento, de donde se contiene que se prenda a este salteador de caminos.-

Venid acá, gente soez y mal nacida: ¿Saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos?

Venid acá ladrones en cuadrilla que no cuadrilleros, salteadores de caminos con licencia de la Santa Hermandad; decidme: ¿Quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que son exentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, y que su ley es su espada, sus fueros sus bríos, sus pragmáticas su voluntad?…

¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca?.-

Y finalmente ¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el mundo, que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?.-

XLVI

… porque cuando no suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, u otra cosa equivalente, que le tengo prometida, por lo menos, su salario no podrá perderse, que en mi testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía.- 

Segunda parte

I

… y entre otras cosas que el loco le dijo fue que el rector le tenía ojeriza, por no perder los regalos que sus parientes le hacían porque dijese que aún estaba loco, y con lúcidos intervalos; y que el mayor contrario que en su desgracia tenía era su mucha hacienda, pues por gozar de ella sus enemigos, ponían dolo y dudaban de la merced que Nuestro Señor le había hecho en volverle de bestia en hombre.

VII

…y así no hay que hacer si no que vuesa merced ordene su testamento con su codicilo, en modo que no se pueda revolcar.-

… pero oyéndole decir ahora, testamento y codicilo que no se pueda revolcar, en lugar de testamento y codicilo que no se pueda revocar, creyó todo lo que él había leído, y confirmolo por uno de los más solemnes mentecatos de nuestros siglos… 

XI

Recitante he visto yo estar preso por dos muertes, y salir libre y sin costas.-

XVIII

No le sacarán del borrador de su locura cuantos médicos y buenos escribanos tiene el mundo: Él es un entreverado loco lleno de lúcidos intervalos.- 

XXVI

… y veis aquí donde salen a ejecutar las sentencias, aun bien apenas no habiendo sido puesta en ejecución la culpa; porque entre moros no hay “traslado a la parte”, ni “a prueba y estese”, como entre nosotros.-

Niño, niño – dijo en vez de alto a esta sazón D. Quijote -, seguid vuestra historia línea recta, y no os metáis en las curvas o transversales; que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y repruebas.-

… si me ha salido al revés, no es culpa mía, sino de los malos que me persiguen; y, con todo esto, desde mi yerro, aunque no ha procedido de malicia quiero yo mismo condenarme en costas…

XXXI

… y advierto que hemos llegado a parte donde, con el favor de Dios y valor de mi brazo, hemos de salir mejorados en tercio y quinto en fama y en hacienda.-

XXXII

Finalmente yo no lo trocaría con otro escudero, aunque me diesen de añadidura una ciudad; y así estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza la ha hecho merced; aunque veo en él una cierta aptitud para esto de gobernar, que atusándole tantico el entendimiento se saldría con cualquier gobierno, como rey con sus alcabalas; y más que ya por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser un gobernador, pues hay por ahí ciento que apenas saben leer, y gobiernan como unos gerifaltes; el toque está en que tengan buena intención y deseen acertar en todo; que nunca faltará quien les aconseje y encamine en lo que han de hacer, como los gobernadores caballeros y no letrados, que sentencian con asesor. Aconsejaríale yo que ni tome cohecho, ni pierda derecho, y otras cosilla que me dan en el estómago…

XXXIV 

…llegó D. Quijote y descolgó a Sancho; el cual viéndose libre y en el suelo, miró lo desgarrado del sayo de monte, y pesole en el alma, que pensó que tenía en el vestido un mayorazgo.-

XL 

Ahora señores, vuelvo a decir que mi señor se puede ir solo y buen provecho le haga; que yo me quedaré aquí, en compañía de la duquesa mi señora, y podría ser que cuando volviese hallase mejorada la causa de la señora Dulcinea en tercio y quinto.-

XLII

Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.- 

Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico.-

Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos é importunidades del pobre.- 

Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.- 

Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.-

Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso.- 

Ne te ciegue la pasión propia en la causa ajena; que los yerros que en ella hicieres, las más veces serán sin remedio; y si le tuviere, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda.- 

Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera despacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.- 

Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.- 

Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin buscar agravio a la contraria, muéstrate piadoso y clemente; porque aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia.-

Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados tu felicidad indecible: Casarás tus hijos como quisieres; títulos tendrán ellos y tus nietos; vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y declinadas manos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho, son documentos que han de adornar tu alma.-

XLIX

Ahora verdaderamente que entiendo que los jueces y gobernadores deben de ser, o han de ser, de bronce, para no sentir las importunidades de los negociantes, que a todas horas y a todos tiempos quieren que les escuchen y despachen, atendiendo solo a su negocio, venga la que viniere; y si el pobre del juez no les escucha y despacha, o porque no puede o porque no es aquel el tiempo diputado para darles audiencia, luego le maldicen y murmuran, y le roen los huesos y aún le deslindan los linajes. Negociante mentecato, no te apresures; espera sazón y coyuntura para negociar; no vengas a la hora de comer ni a la de dormir; que los jueces son de carne y hueso, y han de dar a la naturaleza lo que naturalmente les pide.-

Todos los que conocían a Sancho Panza se admiraban oyéndole hablar tan elegantemente, y no sabían a que atribuirlo, sino a que los oficios y cargos graves, o adoban o entorpecen el entendimiento.-

LI

Vístete bien que un palo compuesto no parece palo. No digo que traigas dijes ni galas, ni que siendo juez vistas como soldado, sino que te adornes con el hábito que tu oficio requiere, con tal que sea limpio y bien compuesto.-

No hagas muchas pragmáticas; y si las hicieres, procura que sean buenas, y, sobre todo, que se guarden y cumplan que las pragmáticas que no se guardan lo mismo es que si no lo fuesen; antes dan a entender que el príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leyes que atemorizan y no se ejecutan, vienen a ser como la viga, rey de las ranas; que al principio las espantó, y con el tiempo, la menospreciaron y se subieron sobre ella.-

LII

Pero ante todas cosas, es menester que esta buena dueña y esta mala doncella pongan el derecho de su justicia en manos del señor D. Quijote; que de otra manera no se hará nada, ni llegará a debida ejecución el tal desafío.-

…porque no pienso parar hasta verte arrendador o alcabalero, que son oficios que aunque lleva el diablo a quien mal los usa, en fin, siempre tienen y manejan dineros.-

Sanchica hace puntas de randas; gana cada día ocho maravedís horros, que los va echando en una alcancía para ayudar a su ajuar; pero ahora que es hija de un gobernador, tú le darás la dote sin que ella lo trabaje. La fuente de la plaza se secó; un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas.-

LV

… y aunque pensaba hacer algunas ordenanzas provechosas, no hice ninguna, temeroso de que no se habían de guardar; que es lo mesmo hacerlas que no hacerlas.-

LX

… mandó traer – Roque Guinart – allí delante todos los vestidos, joyas y dineros, y todo aquello que desde la última repartición habían robado; y haciendo brevemente el tanteo, volviéndolo a no repartible y reduciéndolo a dineros, lo repartió por toda su compañía con tanta legalidad y prudencia, que no pasó un punto ni defraudó nada de la justicia distributiva.-

A lo que Sancho dijo: Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia, que es necesario que se use aún entre los mesmos ladrones.-

LXVI

Y a mí, que ha pocos días que salí de ser gobernador y juez, como todo el mundo sabe, toca averiguar estas dudas y dar parecer en todo pleito.-

LXXII

A vuestra merced suplico, por lo que debe a ser caballero, sea servido de hacer una declaración ante el alcalde de este lugar, de que vuestra merced no me ha visto en todos los días de su vida hasta agora, y de que ya no soy el D. Quijote impreso en la segunda parte, si este Sancho Panza mi escudero es aquel que vuestra merced conoció.-

Entró acaso el alcalde del pueblo en el mesón, con un escribano, ante el cual alcalde pidió D. Quijote, por una petición, de que a su derecho convenía de que D. Álvaro Tarfe, aquel caballero que allí estaba presente, declaraba ante su merced como no conocía a D. Quijote de la Mancha, que así mismo estaba allí presente, y que no era aquel que andaba impreso en una historia titulada “Segunda parte de D. Quijote de la Mancha”, compuesta por un tal Avellaneda, natural de Tordesillas. Finalmente, el alcalde previó jurídicamente; la declaración se hizo con todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse; con lo que quedaron D. Quijote y Sancho muy alegres, como si les importara mucho semejante declaración…

Parece que había madrugado el sol a ver el sacrificio, con cuya luz volvieron a proseguir su camino, tratando los dos del engaño de D. Álvaro, y de cuan bien acordado había sido tomar su declaración ante la justicia y tan auténticamente.-

LXXIV

Llámenme, amiga, a mis buenos amigos: al cura, al bachiller Sansón Carrasco y a maese Nicolás el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento.-

Yo señores, siento que me voy muriendo a toda priesa: Déjense burlas aparte, y tráiganme un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento…

El bachiller fue por el escribano, y de allí a poco volvió con él y con Sancho Panza…

Entró el escribano con los demás, y después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma D. Quijote con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo:

– Item, en mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice escudero, tiene, que porque ha habido entre él y mi ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo de ellos, ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrase alguno después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y si como estando yo loco fue parte para darle el gobierno de la ínsula, pudiera ahora, estando cuerdo, darle el de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición, y fidelidad de su trato lo merece.-

Item, mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana, mi sobrina, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado de ella lo que fuere menester para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfacción que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido. Dejo por albaceas al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes.-

Item, es mi voluntad que si Antonia Quijana mi sobrina quisiere casarse, se case con un hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías; y en caso de que se averiguare que lo sabe, y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él, y se casare, pierda todo lo que le he mandado, lo cual puedan mis albaceas en obras pías, a su voluntad.-

Item, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trajere a conocer el autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de “Segunda parte de las hazañas de D. Quijote de la Mancha”, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser puedan, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe; porque parto de esta vida con escrúpulo de haberle dado motivos para escribirlos.-

Cerró con esto el testamento y, tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo en la cama.-

Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio cómo Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente D. Quijote de la Mancha, había pasado de esta presente vida, y muerto naturalmente; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de que algún otro autor que Cide Hamete Benegeli le resucitase falsamente, e hiciese inacabables historias de sus hazañas.-

Persiles y Segismunda

Libro I, Capítulo XV

Rosamunda concubina y amiga del Rey de Inglaterra, mandó al rey, y, por añadidura, a todo el reino; puso leyes, quitó leyes; levantó caídos viciosos y derribó levantados virtuosos; cumplió sus gustos, tan torpe como públicamente, en menoscabo de la autoridad del rey, y en muestra de su torpe apetito.-

Libro II, Capítulo V

Estaba también Sinforosa, con deseo de saber que auto se había proveído en la audiencia de amor en la primera vista de su pleito.-

Libro II, Capítulo XII

Esta santa ley, nos enseña – la Católica – que no estamos obligados a castigar a los que nos ofenden, sino aconsejarles la enmienda de sus delitos: Que el castigo toca al Juez, y la reprensión a todos.-

Libro II, Capítulo XIII

Sigue en paz tu camino, y en recompensa que vas de nuestro encuentro mejor de lo que pensaste, te suplicamos perdones a tus ofensores: que la grandeza del rey algún tanto resplandece más en ser misericordioso que justiciero.- 

Libro III, Capítulo VIII

Vino Tozuelo con el parecer de la moza, diéronse las manos los donceles, acabose el pleito y pasó el baile adelante: Que si con esta brevedad se acabasen todos los pleitos, secas y peladas estuvieren las solícitas plumas de los escribanos.-

Libro III, Capítulo IX

Tomadla señor en vida, o haced que la tome la señora Dª Constanza, vuestra nieta, que yo se lo doy en arras y para su dote.-

Libro III, Capítulo X

Querrase – replicó el mozo hablador – mostrar agora el señor alcalde de ser un legislador de Atenas, y que la seguridad de su oficio llegue a los oídos de los señores del consejo, donde, acreditándolo con ellos, le tengan por severo y justiciero, y le cometan negocios de importancia, donde muestre su severidad y su justicia. Pues sepa el señor alcalde que summun jus summa injuria.-

Por quien Dios es, que vuesa merced considere que no hemos robado tanto que podamos dar a censo ni fundar ningún mayorazgo.-

Los jueces discretos castigan pero no toman venganza de los delitos; los prudentes y los piadosos mezclan la equidad con la justicia, y, entre el rigor de la clemencia, dan luz de su buen entendimiento.-

Y advierto a vuesa merced, señor mío que los jueces de esta tierra no desdicen nada de los de España: todos son corteses y amigos de dar y recibir cosas justas y que, y cuando no hay parte que solicita la justicia, no dejan de llegarse a la misericordia, la cual si reina en todos los valerosos pechos de vuesas mercedes, que sí debe reinar, sujeto hay en nosotros en que se demuestre.- 

Libro IV, Capítulo VI

Quedose el pintor confuso, viendo menoscabadas sus esperanzas y su hacienda en poder de la justicia, donde jamás entró alguna que, si saliese, fuese con aquel lustre con que había entrado.-

Libro IV, Capítulo VII

Con decir que estoy enamorada, ciega y loca, quedará este peregrino disculpado y yo esperando la pena que el señor gobernador quisiere darme por mi amoroso delito.-

Afeole el caso, pidió a Periandrio la perdonase, diole por libre y volviole la cruz, sin que en aquella causa se escribiese letra alguna, que no fue ventura poca.-

La Gitanilla

Dos años has de vivir en nuestra compañía primero que de la mía goces, por que tú no te arrepientes por ligero, ni yo quede engañada por presurosa. Condiciones romper leyes; las que te he puesto sabes: Si las quisieras guardar podrá ser que sea tuya y tú seas mío.-

Cuanto más, que el que es azotado por justicia entre nosotros, es tener un hábito en las espaldas que lo parece mejor que si lo trajesen en los pechos y de las buenas.-

Hermaneo, si yo fuera juez vos hubiérades caído debajo de mi jurisdicción por algún delito, el cual pidiera que os hiciera las preguntas que yo os he hecho, la respuesta que me habéis dado obligara a que os apretara los cordeles.-

La española inglesa

La Reina llamó a un mercader rico que habitaba en Londres, y era francés, el cual tenía correspondencia en Francia, Italia y España, al entregó los diez mil escudos y le pidió cédulas para que se las entregasen al padre de Isabela en Sevilla sobre otro mercader francés, su correspondiente en esta forma: Que él escribiría a Paris para que allí se hiciesen las cédulas por otro correspondiente suyo, a causa de que rozasen las fechas de Francia y que no de Inglaterra, por el contrabando de la comunicación de los dos reinos, y que bastaba llevar una letra de aviso suya sin fecha, con sus contraseñas, para que luego diese el dinero el mercader de Sevilla, que ya estaría avisado del de Paris.-

Licenciado Vidriera

Yo me acuerdo de haber tenido un amigo que en una ocasión criminal que tuvo dio una sentencia tan exorbitante que excedía en muchos quilates a la culpa de los delincuentes. Preguntéle que por qué había dado aquella tan cruel sentencia y hecho tan manifiesta injusticia. Respondiome que pensaba otorgar la apelación, y que con esto dejaba campo abierto a los señores del consejo para mostrar su misericordia, moderando y poniendo aquella su rigurosa sentencia en su punto y debida proporción.- Yo le respondí que mejor fuera haberla dado de manera que los quitara de aquel trabajo, pues con esto lo tuvieran a él por juez recto y acertado.-

Uno dijo: – 

¿Qué es esto señor licenciado que os he oído decir mal de muchos oficios y jamás lo habéis dicho de los escribanos, habiendo tanto que decir? A lo cual respondió:

Aunque de vidrio, no soy tan frágil que me deje ir con la corriente del vulgo, las más veces engañado. Paréceme a mí que la gramática de los murmuradores y el la, la, la, de los que cantan son los escribanos, porque así como no se puede pasar a otras ciencias si no es por la puerta de la gramática, y como el músico primero murmura que canta, así los maldicientes, por donde empiezan a mostrar la malignidad es por decir mal de los escribientes y alguaciles y de los otros ministros de la justicia, siendo un oficio el de escribano sin el cual andaría la verdad por el mundo a sombra de tejado, corrida y maltratada, así dice el Eclesiástico: In manu Dei potestas hominis est, et super faciem scribe e imponet honoren. – Es el escribano persona pública, y el oficio del juez no se puede ejercitar cómodamente sin el suyo. Los escribanos han de ser libres y no esclavos ni hijos de esclavos; legítimos, no bastardos ni de ninguna mala raza nacidos, juran de secreto fidelidad y que no harán escritura usuraria; que ni amistad ni enemistad, provecho e daño les moverá a no hacer su oficio con buena y cristiana conciencia. Pues si este oficio tan buenas partes requiere ¿por qué se ha de pensar que de más de veinte mil escribanos que hay en España se lleve el diablo la cosecha, como si fueran cepas de su majuelo? No lo quiero creer, ni es bien que ninguno lo crea, porque, finalmente digo que es la genta más necesaria que había en las repúblicas bien ordenadas, y que si llevaban demasiados derechos, también hacían demasiados tuertos y que de estos dos extremos podía resultar un medio que los hiciese mirar por el virote.-

La ilustre fregona

Alborotase el huésped, y aún los huéspedes: porque así como los cometas cuando se muestran siempre causan temores de desgracias e infortunios, ni más ni menos la justicia, cuando de repente y de tropel se entra en una casa, sobresalta y atemoriza hasta las conciencias no culpadas.-

VINO ASTURIANO II

Inédito

Publicado en: Inédito

El vino asturiano no es un vino de bandera… La escasez del sol y la abundancia de lluvias y nieblas contribuyen en gran manera, al empobrecimiento de azúcar en la uva y, por consecuencia, al bajo índice alcohólico del vino.

Pero… se conservan los viñedos por el gran respeto que se tiene a lo heredado. Vino hicieron los padres, los abuelos… de los actuales viticultores. Y ellos siguen en la brecha.

Nada de técnicas modernas. Bodegas familiares, de cosechero. Y pura artesanía.

Los viñedos son o están todos empinados o en fuerte pendiente. Las labores son costosas y, por ello, no se hacen todas las necesarias.

El mildiu y el oídio, con tantas humedades, hacen su agosto.

El vino por su escasez de alcohol se pierde pronto. Y ello obliga, en la mayoría de los casos, a consumirlo antes del año.

Por ser un vino familiar, la comercialización prácticamente no existe.

Variedades hay muchas. La Albarín negra, la que más, sobre todo en la zona de Cangas. Y Mencía, Verdejo, Albarín blanco, Garnacha, Carrasquín.

En la cuenca del Navia, Pesoz, Pelorde, y San Martín, hay tinto del país y Palomino y Blanco de Jerez, además de las anteriores. Hubo filoxera.

Los rendimientos por cepa son cortos. 1 kilo aproximadamente.

El grado alcohólico medio anda por los nueve. En algunos casos, menos. Y en no muchos algo más.

No hay estadísticas de nada. Y, por tanto, nada de control oficial, según creo. En Cangas del Narcea anda por las 300 hectáreas con propiedades muy divididas. Una docena de hectáreas por Tineo. Algo parecido en Pola de Allande. Zona de Ibias – San Antolín, Cecos y Marentes – cerca de 200 hectáreas. Y por san Martín de Oscos, Pesoz, Illano y Boal, 150 Ha. Lo que da un total en Asturias aproximadamente de 700 Ha.

El diez de septiembre último hice un viaje “de conocimiento” por la principal ruta del vino asturiano, Salí de Navia a las cinco y media de la mañana. Amanecí por Gio, Pelorde y Pesoz zona vitícola para mí bastante conocida. A los noventa kilómetros paré en el puerto del Acebo, ya en la provincia de Lugo y atravieso el municipio de Negreira de Muñiz, por una carretera estrecha y temeraria, mala. Después de unos treinta kilómetros me meto de nuevo en Asturias y me topo con el primer pueblo vitivinícola Marentes, ya en el co0ncejo de Ibias.

En Marentes hay vino blanco y tinto. Visito la bodega familiar de José Antonio Fernández Arias quien me obsequia por todo lo alto. Sin duda aquí en este pueblo, está el mejor vino asturiano. Anda por los 12 grados y, por eso, se conserva más que en cualquier otra parte.

Marentes está en un valle hondo, estrecho, por donde pasa el río Ibias afluente del Navia.

Sigo. Seis kilómetros más allá en el mismo valle, está la capital del municipio, San Antolín de Ibias. Y Cecos. Por aquí están los viñedos, pequeños, tendidos en las laderas de montes impresionantes. La carretera sigue siendo estrecha, descarnada, llena de curvas y cuestas. Y así he de seguir cincuenta y tantos kilómetros más, hasta llegar a Cangas del Narcea.

En este camino se pasa por el puerto del Connio, de 1310 m de altura, y por uno de los lados del monte Muniellos, una de las masas forestales más nutridas de flora y fauna, de España.

Llego a cangas a las 12 de la mañana. Y me meto en, una taberna, a comer como una fiera. Las emociones del camino me abrieron el apetito.

Después veo los viñedos de la zona y paso por Tineo.

Y al regreso, en Navia, ya compruebo que había andado 290 Km y no por buena carretera.

MANOLO LAVANDERA Y RAMÓN PENZOL

Las Riberas del Eo

Publicado en: Las Riberas del Eo 15-11-1947, pág. 1.

Hay que convencerse – uno el primero – de que el que esto escribe es una persona seria e importante. Uno se trata nada menos que con abuelos e inventores. Y no creemos que nadie niegue al que reúne alguna de estas cualidades falta de seriedad. Para que se vea, ponemos como ejemplo: de abuelos, Manolo Lavandera, y de inventores, Ramón Penzol. Entrambos y dos son excelentes deportistas, jóvenes, no por cima de los cincuenta años ¡Y ya son eso!

Una mañana de otoño, cuando el viento, con ayuda de las hojas amarillentas desprendidas de los árboles, barre el polvo de los caminos, me encontré con Ramón Penzol en el coche de “la línea”. Él Iba a Luarca. Yo, no. Y, sin embargo, al conocer el motivo de su viaje y movido por el incentivo de la curiosidad, decidí prolongar el mío, también a Luarca. Su ida tenía por objeto, mostrar a su amigo, compañero de colegio, Manolo Lavandera, un carrete de pesca para lanzar devón y pluma, de su invención.

Ramón Penzol es el hombre de las grandes pasiones. Un Don Quijote del siglo XX, es decir auténtico en la esencia y nuevo en la forma. Nada de algún palomino de añadidura los domingos, nada de celada de encaje, nada de manto de finísima escarlata en casa de los Duques, mis señores, y, sin embargo, para él tiene tanta importancia pescar truchas y salmones como para Don Quijote socorrer viudas y menesterosos. Ni más, ni menos.

Véase no más. Un día que yo pescaba truchas, hace pocos años, por el rio Porcía, en el lugar de Mollos Novos, encontré a Ramón también de faena. Eran las seis de la larde y no había comido todavía. Como Don Quijote. Igualito. Que coman los Sanchos Panzas. Los hombres de espíritu elegante, comen tarde, o mal, o nunca. Su edad, ya lo dije, cincuenta años, y sus manos secas de carne, velludas y con el relieve de grandes venas son pariguales a las del Ingenioso Hidalgo. Los temas de pesca los trata siempre con grave y reposado continente.

Cuando llegamos a Luarca, Manolo, cortés y caballero, esperaba a Penzol. A mí no, pero desde hace algún tiempo, contaba con reiteradas invitaciones para que le visitase.

Lavandera es un complejo de vocaciones. Gran pescador, extraordinario fotógrafo y muy amante de los libros, en especial, literarios, su casa en un verdadero museo que atesora lo mejor de lo mejor en instrumentos adecuados para el servicio de esas vocaciones.

Esta casa, señorial, pero al par sencilla como su amo, no sorprende, hasta que éste con sus llaves, empieza a abrir armarios y vitrinas. Entonces sí que hay que asombrarse, sin remedio. Su biblioteca es nutrida y selecta. Miles y miles de volúmenes, de autores antiguos y modernos, esmeradamente cuidados y ordenados, se cobijan en sus estantes y se acrecientan, cada día, con la llegada de nuevas ediciones. Allí, sobre la mesa del despacho, en espera de lectura, estaban los recién venidos Antonio Pérez, de Marañón, Ciencia y arte del lenguaje y arte del estilo, del Martín Alonso, y Obras Completas, de Clarín.

Uno se asombra más todavía cuando este hombre, como un prestidigitador, empieza a desenfundar, cañas de pesca. Entonces, cuando uno es aficionado, es el quedarse anonadado. Docenas y docenas de cañas de bambúes refundidos, de los más variados tipos, brotan como por ensalmo de las manos de Lavandera: Cañas inglesas, americanas, francesas, japonesas… Todas, claro es, de calidades selectas. Una de ellas, francesa, tiene en su haber el record casi increíble de pesca, en manos de Lavandera, de cinco mil kilos de peces, principalmente roballos y sargos, en seis temporadas. Hoy, tal caña, está jubilada como premio a los frutos dados. Hermoso detalle este.

Y en útiles complementarios, un sin fin de cosas. Sedales de cola de ratón, carretes, moscas artificiales, cucharillas, devones, etc., etc. ¡Qué sé yo!

En un libro registro de pescadas, diario íntimo, hemos visto: la mayor pesca realizada en un día, en mar, 180 kilos;  el mayor roballo, 18 kilos; y en río, 24 kilos de truchas también en un día. Parece increíble también.

La fotografía es otra vocación tan mimada como las anteriores, que hace de él, un consumado artista. Más de veinte máquinas posee, todas de primera, estereoscópicas, Leicas, Contax, y así; y un laboratorio, con los últimos adelantos de la técnica, nos dice que Manolo se lo hace todo. Algunos álbumes que hemos visto, nos dan clara idea de cuánto bueno se puede hacer en este arte. Maravilla por lo perfecto un aparato eléctrico para ver fotos en relieve y color. Allí están recogidas en cientos de placas impresionadas en los más bellos rincones de nuestra costa cantábrica, las rocas más firmes desafiadoras de los oleajes más bravos, las playas más deliciosas y los contraluces más atrevidos. Bueno, baste saber que, hace años, Manolo fue a Barcelona a un concurso fotográfico y obtuvo ¡medalla de oro!

Todo esto vimos, a medias, con prisas, un día de otoño en Luarca. Cierto que el nuevo carrete, de Penzol nos llevó una buena parte de la mañana. Era preciso ver con detalle este nuevo avance en la técnica de la pesca. Previas unas, explicaciones de su autor, Lavandera y yo nos dimos cuenta, de que estábamos ante una cosa esencialmente nueva. Lavandera, verdadero experto, no conoce nada en carretes ingleses, franceses y americanos que se le puedan comparar. A todos supera. Y no hay duda de ello porque en el muelle luarqués hicimos, sin un fallo, las experiencias debidas. Se lanzó con devón una y otra vez, con la seguridad que había derecho a exigir a quien, con toda la modestia que se quiera, patenta un invento. El escenario donde se hizo la experiencia tenía el color adecuado: Al fondo, casas colgadas, unas peñas y astilleros, mostrando la osamenta de quillas y cuadernas que algún día serán navíos retadores de tempestades, y más cerca, redes en secaderos, y lanchas y botes por doquier. A un lado, el rompeolas y, sobre él, unos marineros pasean con medias manos en los bolsillos, quienes, a veces, se paran y miran a tres hombres lanzando con devón, en un sitio donde ordinariamente no se pesca. Unos locos – pensarán – ¡Ya!

Concluyo esta crónica asaz melancólica. Uno, por sus relaciones, será una persona seria e importante. Sí, pero… ¿y qué? Uno no conoce las mieles de un beso de nieto e ignora el regusto de la gloria de inventar algo para dejar, a través de la historia, la estela de su nombre, siquiera borrosa. Uno.. en fin… ¡que es una pena!

ALEJANDRO SELA

PALABRAS DE ÁLVARO DELGADO, DE AGRADECIMIENTO AL CENTRO ASTURIANO DE MADRID. 30-11-1993. La Nueva España. 9-12-1993. Pag. 18-19.

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Otro gran amigo fue el juez de Navia, Alejandro Sela, hombre inteligente y culto, cronista, con buena pluma, de aquella zona. De él aprendí mucho. Nos hizo conocer la leyenda de los amores de La Searila que, recogidos en un romance, oía cantar siendo niño en las orillas del Eo. Fue el primero a quien oí hablar del tema. Alguna moza amiga suspiró pensando en el romanticismo de esos amores. Sela, sujeto tan arbitrario como “el Neno”, era un animado convocador de tertulias.

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SIN TÍTULO. Revista infantil «El Trasno»

Inédito, Teatro Aldeano

Publicada en: Inédita. Incluida en el libro, EL “TEATRO ALDEANO» DA BPCC (1929-1934). Editorial Ámbitu. 2009. Xosé Miguel Suárez Fernández. APÉNDIZ 3, Pág. 295-299.

Autor: Paco Marinero (con la colaboración de Vicente Loriente).

Traducción al galego-asturiano de: Alejandro Sela.

Texto inédito pra úa revista infantil da BPCC (1)

¡Jujurujú! Aquí tou eu col meu vestido y el meu pucho colorado, dando carneirolos, ¡ji, ji, ji! Parezo un cabrito saltando. Xa sei que todos me conocedes, pero einda me gusta falar algo de min. Nun son home nin neno, senón un ser extraordinario que nunca se ve veyo. Son máis carrizo qu’el máis pequeno de vosoutros y, anque no lo creades, son tan poderoso que fago lo que se m’antoxa. Pódome trasformar nel que quira: lo mismo nun caldeiro veyo, qu’en alparagata comida dos ratos, qu’en burro ou en vaca, ¡ji, ji, ji! ¡Cóntas zampayadas tein levado muitos que se montaron en min pensando qu’era un burro como outro cualquera! Podo desaparecer, feir que nun me vexa naide y saltar distancias lamar de grandes; nun peso nada pero si alguén me coye, empezo a aumentar de peso hasta que lo aplasto como unha tortiya. A todos vosoutros vos teño revolto os trastos y as patacas que tedes pol desván (pode qu’haya algún que s’acorde) y por eso mismo ouguiríades falar de trasnadas.

Pero bueno, teño mala fama de máis entre os qu’hoi son veyos y quero que mañá, condo lo séñades vosoutros, conservedes de min un bon recuerdo. Por eso penséi en contarvos, unha vez qu’outra, algunhas das muitas cousas qu’aprendín na mía larguísima vida. ¡Y tan larga! Como que si nacín algunha vez xa m’esqueicéu; nun debo ter comenzo nin acabo; vivín en todas as épocas; condo vivían vosos padres, vosos abolos, vosos bisabolos, vosos tatarabolos, era eu lo mismito qu’agora, y xa nun conocía a mía madre; y seréilo condo vosoutros séñades xa veyos y condo lo señan os vosos fiyos, netos, biznetos, tataranetos y tataratatara…belo (2) de gaita. Bueno, mocosos, ouguídeme si queredes y aprenderedes muitas cousas guapas. Escuitái (3). Escuitái vos volvo a decir (4).

Desde qu’el mundo é mundo, qu’eu creo lo foi sempre, houbo cegos como houbo personas d’esas que nun ven máis pr’aló das súas narices, anque nun usen siquiera antiparras. Y desde qu’el mundo é mundo os cegos botáronse a pedir por esas carreteras de Dios (5), unhos porque nun podían trabayar y outros aprovechándose de serlo (6) pra nun doblar el lombo. Xa ora, qu’agora os cegos que queren len y trabayan (7) como cualquera que teña vista y quira ler y trabayar, que nun son, nin con muito, todos os que poden. Pero, en fin, el caso é que sempre foron os máis andaríus. Y de tanto mundo corrido así saliron elos de sabidos y corridos. Ouguide, según un pícaro d’elos (8).

 LOS MANDAMIENTOS DEL POBRE (9)
 
Los mandamientos del probe son seis:
El primero: El probre anda pidiendo.
El segundo: El probe anda desnudo.
El tercero: Ni come carne de vaca ni de carnero.
El cuarto: Nunca se ve harto.
El quinto: Ni bebe vino blanco ni tinto.
El sexto: Cuando pide con un fuelle, cuando con un cesto.
Estos seis mandamientos
se encierran en dos
¡en matar pioyos y pulgas
y pedir por Dios!

EL REZO D’UN PROBE

Un probe d’estos foi a pedir pousada a unha casa y déronya. Era nel tempo de San Martín y os amos da casa taban cocendo morciyas.

Al probe deixáronye dormir na cocía. Y a altas horas da noite, deu en mascullar como se rezara. El ama da casa púxose a escuitar y ouguíuye decir:

¡Angelus, angelus!
Todas comigo son
menos el Espíritu Santo
que no me cabe nel zurrón.

Á muyer, qu’era medio fata, sonóuye aquelo a latín, y acompañábalo al outro dándose golpes de pecho. Y díxoye al sou home:

—Muito reza el probe. ¡Qué bueno parece!

Pero el home roncaba máis qu’el órgano da iglesia. Y pola mañá viron qu’el probe levara todas as morciyas menos el buchelo (10), porque nun ye coupo nel zurrón.

Hailos que se dedican a contar por ei, nas ferias, romances, que son como cuentos en verso y recítanlos mentras golpían un cartel unde teñan pintada a historia. Son de verdá condanadas esas historias y cantan d’un modo que dá noxo ouguilos; pero antiguamente, en vez dos cegos, como agora, iban polos pueblos cantando romances mui guapos, de verdadero mérito, por rapaces ben vestidos con trajes de colores y que tocaban que daba gusto ouguilos. D’aquelos tempos é este da «Condesita» que, como recordaredes, representáronla nel teatro os actores da Biblioteca (11).

LA CONDESITA

(…)

Seguramente vos gustóu ous que lo vistes y ouguistes máis qu’os carteles dos cegos de feria.

Y xa que falamos de cegos, y pr’acabar, cópiovos aquí algo que seguramente sabedes pero que lo mismo vos puido esqueicer.

A PITA CEGA (12)

(…)

Y con esta despídome, pero lougo dou a volta.

Heivos seguir contando estas cousas si é que vos gustan. Condo menos lo pensedes, apareceréi de novo.

¡Jurujujú!


(1).- Nel archivo de Vicente Loriente consérvanse cuatro cuartiyas manuscritas de 15,9 cm x 22 cm escritas por Paco Marinero (PM) col que pinta ser el borrador d’úa revista infantil: danse instruccióis sobre el tipo de letra y déixanse espacios en branco pra completar col romance de La condesita y col que se diz nel xogo da pita cega. El texto ten correccióis feitas por Vicente Loriente buscando un vocabulario máis chao y cambiando os tempos verbales compostos. Úa parte titulada «Los mandamientos del ciego» déixala en branco Paco Marinero y pon a lapiceiro: «Copias algo de ciegos que haya por ahí, cuentos, pobres, etc.». Loriente cambía el título y pon «del pobre», y copia us mandamentos nel sito que deixara Marinero. Hai úa traducción al galego-asturiano feita por Alejandro Sela (AS) en cuatro cuartiyas de 15 cm x 20,9 cm que deixa tamén sin encher esos mesmos espacios. É el texto qu’aquí s’edita seguindo os mesmos criterios d’edición que pral teatro.

(2).- Núa broma típica del humor d’Alejandro Sela, traduz el «tatarataratataratataratatata… nietos» del orixinal por «tataratatara2 belo de gaita».

(3).- Aquí hai un párrafo d’AS que nun ta nel orixinal de PM y que despóis tachóu: «¡Arrenegado sea el demonio, que me picou unha pulga! (ráscase n’unha cacha). El demo mo perdone, que e meu sogro; arreneguei contra d’él por culpa d’esta condanada (por a pulga)».

(4).- Nos manuscritos —tanto en PM como en AS—, despóis d’este párrafo indicaban qu’el que vía a continuación tía qu’ir en letra «bastardilla», dato que deixa claro qu’era un texto pra publicar, igual que condo, máis alantre, hacía el acabo, el trasno diz: «Cópiovos aquí…»..

(5).- Sela amecera despóis outra frase: «digo, de meu sogro». Despóis tachóula, quizabes porque se podía considerar pouco al xeito pral público infantil al qu’iba dirixido.

(6).- AS: «serlo». Corríxolo por entender qu’é un equivoco.

(7).- Al traducir, Sela confúndese y usa el infinitivo («ler y trabayar») nestos dous verbos, condo nel orixinal taban na terceira persona. Amáñolo d’acordo col orixinal.

(8).- AS: «un pícaro de d’elos». PM: «un pícaro de estos». Esa repetición da preposición de pinta ser un descuido sin máis.

(9).- Aquí Sela deixa un espacio en branco col título namáis. Métense aquí os mandamentos que pon Loriente nel manuscrito de PM. Tán en castellano con dalgúas palabras en galego-asturiano. Tán recoyidos hai us anos nel conceyo de Castripol us ben aparecidos: «Sacramentos del probe: El primeiro, dormir por el suelo. El segundo, andar por el mundo. El tercero, comer pouco y andar descalzo. El cuarto, no comer ni gallina ni carnero. El quinto, no tocar blanco ni tinto. El sexto, morrer presto» (García García, 2006: 129).

(10).- AS metera aquí el aclaración de PM de qué cousa era ese embutido, el butiellu, según Aurelio de Llano —fonte d’unde sacara el conto (Llano Roza de Ampudia 1925, n.º 81)—, peró tachóula despóis. Os destinatarios d’este conto saberían de sobra qué era el buchelo.

(11).- Este dato sitúa as cuartillas núa fecha posterior al 24 de setembre de 1933, que foi condo se representóu.

(12).- Aquí cuntarían meter a cántiga que dicen os nenos condo xogan á pita cega.

XAN DA XATA (Teatro de Currillos da BPCC)

Obra de Teatro, Teatro Aldeano

Estrenada en: Teatro-Casino de Castropol el 7-1-1933

Publicada en: EL “TEATRO ALDEANO» DA BPCC (1929-1934). Editorial Ámbitu. 2009. Xosé Miguel Suárez Fernández. Pág. 151-160

Autores: Los hermanos Manolo y Paco Marinero

Traducción al galego-asturiano de: Dos traducciones: La de Vicente Loriente (cuyo texto está incluido en el libro de XMSF, con las acotaciones de la versión de AS) y la de Alejandro Sela (no disponible actualmente). Se incluye aquí, la del libro de XMSF.

(Van EL VEYO y XAN por un camin levando a xata.)

EL VEYO.- ¡Ei, Mareeela! (Sona a bocina d’un auto y a xata empeza a dar brincos. Pasa el auto ben rápido y a xata embístelo, el auto fai úa sésiga y escapa; a xata empeza entonces a embestir al VEYO y a XAN, que corren y berran; por fin puido sujetala.) Esta condanastra cualquer día acaba conmigo.

XAN.- ¿Non ve qu’éturrúa, ho? (220)

EL VEYO.- ¡Pos vai haber que véndela na feria de Silvayá (221), y axina, que se non cualquer día nos disgracia. Vaite p’aló, pero mira ben el que fais.

XAN.- Pos ¿qué vou faguer?

El VEYO.- Non digo nada, pero como tu es medio pampo (222), por eso advírtoche (223) que non te vayan engañar. (El VEYO vaise por un lado y XAN pol outro coa xata.)

(MUTACIÓN.)

(Tan tres ladrois falando muy xunta d’él.) (224)

1° LADRÓN.- Así é que xa sabedes el qu’hai que faguer pra engañar a Xan y quedarnos coa xata. Como é medio pampo (225), hemos engañalo mui ben. Ídevos, qu’ei vén. (Vanse os dous y queda el outro. Chega Xan.) ¡Hola, Xan!

XAN.- ¿Qué hai, ho?

1° LADRÓN.- ¿Vas pra Silvaya?

XAN.- Pr’aló vou (226).

1° LADRÓN.- Einda sacarás algo por ese burro…

XAN.- ¿Por cuál burro, ho?

1° LADRÓN.- Por ese que levas. (A xata empeza a embestir a XAN y al LADRÓN, que corren y berran.) Mira cómo s’ergue dos couces: tenye pol bocado; pouco che darán por él en Silvayá, que lo teis ben mal educado. Eu non che daría más de tres pesos.

XAN.- ¿Qué tas falando ei de burros si esta é a mía xata Marela?

1° LADRÓN.- (Rindo (227).) ¿Sí, eh? Xa cho dirán na feria. (Vaise. XAN y a xata siguen caminando (228))

XAN.- ¡Conque un burro! Taría ben! Unha xata gordía y grande como una casa.

(Chega el 2° LADRÓN.)

2° LADRÓN.- ¿Qué hai, Xan? ¿Onde levas ora ese burro (229)?

XAN.- Non é burro, qu’é xata.

2° LADRÓN.- Y’hasta serálo (230), pero a min parézme (231) un burro gris como a cinza; eu pensaba ofrecerche tres pesos por él.

XAN.- ¿Tolea ou qué (232)? ¿Tres pesos pola mía xata Marela?

2º LADRÓN.- ¿Xata, eh? ¡Xa cho dirán por ei! (Vaise.)

XAN.- ¡Me caso en na mar (233)! ¡Xa me dá que pensar que todos digan qu’é un burro el que levo (234)! ¡Si será el trasno que se quer rir de min…! Non, pos como outro mo diga, douyo pol que quira darme, qu’eu non quero bromas col trasno.

(Chega el outro.)

3º LADRÓN.- ¿Qué hai, Xan? ¿Levas el burro á feria?

XAn.- Siií, vou aló.

3º LADRÓN.- ¡Mui bon non é!

XAN.- ¡Tampouco é malo!

3° LADRÓN.- Douche tres pesos.

XAN.- Vamos deixalo en cinco.

3º LADRÓN.- Trato feito. (Danse a mau y el LADRÓN coye a xata pra levala. A xata berra (235).) ¡Bon rebuzno! ¡Algunha burra anda por ei!

XAN.- Andará. Bueno, adiós. (El LADRÓN tira da xata, que se revolve.) Xa verás a culada que levas condo montes nél. Vou seguilo para rirme un pouco da costalada (236). (Vaise. El paisaje corre. Oinse campaniyas y voces que cantan tristemente «ánimas del purgatorio». El LADRÓN párase; entra A SANTA COMPAÑÍA, encapuchados, tocando «Tilín, tilin, María, a Santa Compañía».)

A SANTA COMPAÑÍA.- Arrodíyate (237), pecador. (El LADRÓN arrodiyase.) Toma tu castigo, pecador (238). (Danye unha brega de palos y el LADRÓN queda queixándose, mentres A SANTA COMPAÑÍA se vai coa xata. Aparece XAN ríndose.) (239)

XAN.- ¡Xa che decía eu, qu’algo che tían preparado!

3° LADRÓN.- ¡Y’eso que decían qu’a Santa Compañía solo salía de noite! (240)

XAN.- ¡Sonche visióis que che pon el trasno! (241) (Vai cambiando el paisaje y elos quedan atrás. Aparece unha cova col cartel «Cova dos Ladróis». Á porta tán entrando os bandidos que fixeron a Santa Compañía, einda col mandilón, pero coas capuchas quitadas.)

EL CAPITÁN.- ¡Ben engañamos al probe payolo ¡rayos y truenos! A estas horas (242) tará pensando que vai morrer d’hoy nun ano. (Danye unhas palmadas nel ombro y a xata empeza a embestir; revuelo y gritos.) ¡Mala centella (243) te coma! (Por fin, sujétanla.) Vamos poñerye (244) el bastón d’anillado, qu’esta xata é turrúa. (Entran na cova; sale Xan.)

XAN.- ¡Ai, mía madría querida! ¡Qué fato fun, que non é burro, qu’é (245) xata! (Escóndese; salen os cuatro ladróis y EL CAPITÁN.)

EL CAPITÁN.- ¡A trabayar, rapaces! Tu, Fierabrás (246), irás vender a xata a Silvayá. Eu y Barbarroja iremos roubar á vila, y vosoutros, Ferragut y Solimán, quedaredes velando a cova con mil diantres (247). (Vanse EL CAPITÁN y os dous bandidos, un d’elos coa xata.)

SOLIMÁN.- Vamos velar, Ferragut: tu mira por ese lado y eu por este outro.

FERRAGUT.- Ta ben, Solimán. Al que s’acerque, cómoye el alma (248). (Ponse ún nun lado y el outro del outro coa estaca al ombro mirando pra fora. FERRAGUT ponse a cantar “La Adelita” (249); condo ta a media canción, sale Xan de detrás del árbol con unha estaca y dáye un golpe na cabeza y volve esconderse.) ¡Escrismóume (250)! ¡ Como me volvas a dar (251) col palo, cómoche el alma!

SOLIMÁN.- ¡Qué palos nin qué centellas! (Volven velar. Xan dáye un palo a SOLIMÁN y escóndese.) ¡Ois, tu, qu’eu non fun! ¡Como nun te tes quieto (252), douche d’alma!

FIERABRÁS.- ¿Quén, eu? ¡Mala centella te coma (253)! (Volven. Xan dá outra vez a FERRAGUT.). ¡Ah, canalla (254)! (Dá un palo a SOLIMÁN; este vólvese y danse unhos palos hasta que cain abrazados sobre el proscenio. Sale XAN ríndose.)

XAN.- Xa cayíchedes (255) dous. Heime levar os cuartos da xata y acabar con todos vosoutros.

(MUTACIÓN.)

(A cova dos bandidos. Al fondo, un armario con tres estantes. Chegan EL CAPITÁN Y BARBARROJA, cada ún por un lado.)

EL CAPITÁN.- Á Barbarroja (256), ¿roubache algo na vila?

BARBARROJA.- Sí, capitán, roubei este bolso de pesos en cas Doña Generosa, pero… ¡el demo nunca me leve!, tuven que vir correndo (257), que xa el cabo vía detrás. (Pon a bolsa nun estante.)

EL CAPITÁN.- Pos eu roubéi estos cuartos nel Hotel Argentina, despós fun a Abres pero, ¡así Dios me salve! (258), ¡salíronme os lataregos y tuven que escaparyes que perdía el cu (259)! (Pon a bolsa noutro estante. Chega FIERABRÁS.)

FIERABRÁS.- Aquí tou, capitán: vendín a xata y aquí tán os cuartos. (Pon a bolsa noutro estante.)

EL CAPITÁN.- Ta ben, Fierabrás.

FIERABRÁS.- Á porta espera unha moza qu’atopéi nel camín y ofrecéuseme pra criada.

EL CAPITÁN.- ¿Y qué tal mozúa é?

FIERABRÁS.- Ten bon ver.

EL CAPITÁN.- Diye que pase. (Vaise FIERABRÁS y volve Xan vestido de moza.) Si ouguides berrar, non fagades caso (260). (Vanse os bandidos.) (261)Á nía, ¿sabes cuáles son as túas obligacióis? (XAN fai un gesto pudoroso.) Pos eu chas aprenderéi. (Abrázala y dáye un chucho. Xan estixa (262), coye un palo y empeza a golpes con EL CAPITÁN.) ¡Auxilio! ¡Que me mata esta condanada (263)!.

XAN.- Eu non son doncella (264),/ que son Xan d’a Xata (265)/ que veño por os cuartos/ d’a Marela (266).

(Sígueye pegando hasta que cai EL CAPITÁN. XAN coye unha bolsa de cuartos y vaise con elos. Volven os bandidos.)

FIERABRÁS.- ¿Ouguiche, Barbarroja, cómo berraba a criada?

BARBARROJA.- Ouguin, Fierabrás. Pero ben que ye fixo calar.

FIERABRÁS.- ¡Me caso en el mar (267)! ¿Qué ye (268) pasa al Capitán? (Atanígalo.)

Manuscrito d’Alejandro Sela de Xan da Xata.

EL CAPITÁN.- ¡Aaaii!

FIERABRÁS.- Ta a morrer (269). Vai buscar un médico. (Vaise BARBARROJA y volve con XAN vestido de médico.)

XAN.- ¿Quén quer morrer aquí (270)? A ver ese pulso. Esto é que ten a espinilla cayida y teño qu’erguerya (271). Déixennos solos mentras ye fago a cura y, como teréi que mancalo, hace queixar (272). Aunque oigan berrar non fagan caso. (Vanse os bandidos. Xan pon dereto al CAPITÁN, coye a estaca y empeza a palos con él.)

EL CAPITÁN.- ¡Ai, señor médico, que me mata!

XAN.- Eu non son médico
nin son donceya,
son Xan d’a Xata
que vén polos cuartos
da súa Marela.

(Sígueye pegando hasta que cai EL CAPITÁN, coye outra bolsa y vaise. Volven os bandidos.)

BARBARROJA.- ¿Ouguiche, Fierabrás? Estos ceruxanos son el demo pra mancar a ún (273).

FIERABRÁS.- ¿Qué tal vai, señor Capitán?

EL CAPITÁN.- ¡Aaaaai! Tou morrendo: meyor sería que chamásedes al cura pra confesarme (274). (Vaise BARBARROJA y volve con Xan vestido de cura.).

XAN.- ¿Quén me chama? Agora vou confesalo. Deixádeme solo con él y’anque oígades berrar nun fagades caso que será el demo que saldrá amolado por non levar un alma tan preciada (275). (Vanse os bandidos. XAN pon dereto al CAPITÁN.) Ta ben, fiyo, empeza a confesión. ¿Roubache algúa vez unha xata?

EL CAPITÁN.- Sí, señor cura. (Xan coye a estaca y empeza a palos.)

XAN.- Eu non son cura,/ nin son médico,/ nin son doncella;/ son Xan d’a Xata/ que vén polos cuartos/ da súa Marela. (Sígueye pegando hasta que cai. Coye el outra bolsa y vaise con ela.) Non, lo qu’é (276), ben cuartos saquéi da xata; xa nun dirá meu padre (277) que son fato.

(Chegan os bandidos.)

FIERABRÁS.- ¿Ouguiche, Barbarroja? Muito debéu sufrir el demo.

BARBARROJA.- Mira el Capitán; coyeuye (278) un desmayo. Vou reanimalo con un xarro d’agua. (Coye un xarro; bótayo por enriba. EL CAPITÁN levántase furioso.)

EL CAPITÁN.- ¿Quen e el fiyo de puta que así falta al respeuto al sou capitán?; ¡Que morro me vexasi non vos mato a todos (279)! (Levántase, coye unha estaca y empeza a palos cos bandidos. Gritos y

TELÓN.)

____________________

220.- Alejandro Sela (AS): “¿Pois no la ve que e turroa?”.

221.- AS: “Pensei que nun era tanto; nun vou ter mas remedio que véndela na feira de Silvayá”. Nel manuscrito de Vicente Loriente (VL), tría primeiro «feira» peró correxíulo despóis. A Silvayá, ou Sirvayá, era un mercao de gao, sobre todo de cabalos, ben conocido en toda a contornada y que se fía na Carreira de Lantoira, na parroquia de San Xuan, debaxo da capiya unde se fai a festa. Agradézoye a Felipe Martínez Vinjoy, de Cas el Gobelo (El Valín), esta y outras aclaracióis sobre dalgús topónimos dos alredores qu’aparecen nas obras.

222.- AS: “payolo”.

223.- AS. “por eso che advirto”.

224.- AS: “Tan tres ladrois falando muy xunta d’él”.

225.- AS: “Palurdo”.

226.- AS: “Camin d’aló vou”.

227.- AS: “rindose”.

228.- AS: “andando”.

229.- AS: “¿Onde vas con ese burro?”.

230.- AS: “Y’hasta lo será”.

231.- AS: “paréceme”.

232.- AS: “Sei que tolea!”.

233.- AS: “Me caso en ningún diez”.

234.- AS: “lo que levo”.

235.- AS: “breca”. Nun ta documentao el verbo brecar berrar (a vaca) nel galego-asturiano, anque si nos diccionarios de galego.

236.- AS: “Vou ir tras d’el para rirme un bon pedazo a sua costa”.

237.- VL: “arrodíllate”. Tamén AS lo escribe así a primeira vez, peró pinta ser un descuido, poruqe na acotación xa lo escribe con y”.

238.- AS: “Toma el tou castigo, pecador”.Anque Sela fai falar á Santa Compañía en galego-asturiano, a traducción de Loriente déixase levar pola actitú diglósica y pon as palabras del aparición en castellano.

239.- VL: “lo brean a palos y el ladrón queda quejándose, mentras a Santa Compañía se vai c’oa xata. Aparece Xuan rindo”.

240.- AS: “Y’eso que decían que a Santa Compañía nun salía namais que a noite”.

241.- as: “Todo son figuracióis del trasno”.

242.- AS: “Ben engañamos al probe payolo ¡rayos y truenos! Eistas horas tará pensando que vai morrer d’hoy nun ano”.

243.- AS: “centeya”.

244.- AS: “poñerlle”.

245.- AS: “qu’ie”.

246.- VL pon “Ferabrás”, peró condo máis alantre volve al personaxe escribe sempre “Fierabrás”.

247.- AS: “con mil pares de demonios”.

248.- AS: “comoye as entrañas”.  

249.- AS: “alguna canción mejicana d’esas de tiritos”. Cambíase a frase pola indicación máis concreta da versión de Loriente, que cita qué canción ten que ser.

250.- AS: “¡Cornos de Barrabás!”.

251.- AS: “Como me volvas dar”.

252.- AS: “Como nun te teñas quieto”.

253.- AS: “Tripas de satanas”.

254.- AS: “Ah, canaya”. Efectivamente, canaya é na fala da zona con y, aunque nun s’usa en galego-asturiano neste sentido castellano de “ruin”, senón col sentido de “xente miuda, de pouco aprecio”.

255.- Esta forma hipercaracterizada da 2.a persona del plural del perfecto dáse en galego (FERNÁNDEZ REI 1990: 90). Alejandro Sela, así y todo, usa na súa versión a forma habitual en galego-asturiano: “cayestes”. 

256.- Sela abre a intervención del Capitán con úa interxección: «Dentes de tabairón». 

257.- AS: “roubei esta bolsa de pesos n’a casa de doña Generosa pero ¡por as barbas d’un can! Tuven que vir correndo”. 

258.- AS: “por San Balandrán!”. 

259.- AS: “tuven que escapar feito un rayo”.

260.- AS: “Esta mozúa pareceme algo brava y pode que nun se me dia al primeiro invite; s’ouguides, nun fagais caso”. 

261.- Primeiro d’esto, na versión de VL ta tachada el acotación “guiñándoles el ojo”, acción imposible de fer con aquel tipo de monecos de guiñol tan rudimentarios. 

262.- Estixar: ‘telar, dar pr’atrás’.

263.- AS: “que me mata a doncella”.

264.- Sela duda al escribir esta palabra y, al cabo, ponla con y, tachando un Il primeiro.

265.- AS: “que son Xan d’a xata”.

266.- AS: “que veño por os cuartos d’a Marela”.

267.- AS: “Voto a tal!”. 

268.- Nel manuscrito de VL, “lle”. AS: “ye”.

269.- AS: “Vainos morrer”. 

270.- AS: “Quén e el que ta delicado?”. As dúas solucióis dos traductores son guapas: tanto el uso del verbo querer col sentido d’úa acción que ta a punto de darse (como na frase Quer chover), como el adxetivo delicado ‘malo, enfermo’. 

271.- AS: “Nun e mais c’un pouco de gastroenteritis con estomatitis subcutánea delacerante”. 

272.- AS: “mentras ye fago a primeira cura, y como será dolorosa y quizabes se queixe el pa ciente”.

273.- AS: “pra faguer sufrir a xente”.

274.- AS: “pra confesar”. 

275.- Sela empeza el parlamento de Xan en “Deixádeme…”. AS: “y’anque oígades berrar nun fagades caso que será el demo que fuxirá todo furioso por perder un alma tan preciada”.

276.- AS: “Lo qu’ie é”.

277.- AS: “nun dirá el meu pai”.

278.- AS: “coyeulo”. 

279.- AS: “¿Quen e el fiyo de puta que así falta al respeuto al sou capitán? ¡por os cornos de meu abolo que vos ei matar a todos!”. 

NOCHE ALDEANA (Teatro Aldeano)

Obra de Teatro, Teatro Aldeano

Obra estrenada: Teatro-Casino de Castropol 18-8-1929

Obra publicada en: EL “TEATRO ALDEANO» DA BPCC (1929-1934). Editorial Ámbitu. 2009. Xosé Miguel Suárez Fernández. Pág. 139-147.

Dos nabos

UNHA.- Á Manuel, ¿sabes que parece que se che van os nabos na Curtía de Riba?

MANUEL.- Pode que sí; tamén mo parecéu a min el outro día desde el monte. Víchelos tu de cerca?

UNHA.- Sí, ho: pasamos por alí ayer de tarde condo víamos da Regueira con un carro d’espigas. Parecéume que por unde más faltan é pola esquina de riba. ¿No lo cuitarías abondo?

MANUEL.- Cuitéi por cierto: botéiyes cuito da corte del cabalo, que sempre é meyor, y dous sacos de guano que comprei na Casa del Coruxo por 60 rales. ¡Érgame el demo si sei qué é eso d’írense así sin máis nin máis! Hasta nun se pode decir qu’é mala terra nin ta mal trabayada.

OUTRO.- Pode ser qu’a nabía nun tuvese en boas condicióis, porque ás veces no nos fijamos abondo y botamos al taralóu a semente sin saber cómo é. ¿Coyíchela tu ou compráchela?

MANUEL.- Compréila na Veiga a un home da Montaña nel mes d’agosto.

OUTRO.- Ei ta: esos vendedores de nabía nun tein concencia y ás veces véndenla de tres ou cuatro anos atrasada y condo ten este tempo xa ta pasada case toda ela.

MANUEL.- Estráñame muito que seña eso, porque da misma nabía botéi nel Chau del Couso, y tan ben guapos.

OUTRO.- Pero einda poden irse.

MANUEL.- Poden…

JOSÉ.- ¿Nun serán os limacos? Porque, condo os nabos nacen, tamén yes gustan muito…

OUTRO.- Nun é de supoñer. Os limacos, anque coman algún, deixan outros. Yaí faltan todos. ¿Nun é eso, nía?

UNHA.- Sí, pola esquina de riba nun hai ún. 

Un probe

EL PROBE.- Buenas noites. (Al entrar, os qu’esfoyan quédanse mirando pra él; no lo conocen. Pra eso el ama da casa sácalos de dudas.)

EL AMA.- Este home ta de pousada esta noite na nosa casa y quer agora axudarnos a esfoyar un pouco.

ALGUNHOS.- Ta ben; séntese. (Y séntase con naturalidá, sin apurarse.)

EL PROBE.- (Al AMA.) Dios ye día salú pra comer el meiz y máis qu’haya nos outros anos.

EL AMA.- Gracias; y vusté lo mismo.

ÚN.- (Al PROBE.) ¿Quer un espeto pra esfoyar?

EL PROBE.- E se me fai o favor, agradézollo. (Hai qu’advertir qu’el probe fala galego, asturiano, en fin, todos os dialectos del Noroeste d’España, por ejemplo; pra eso é probe y pra eso viaja (202).)

EL AMA.- ¿Toparáse ben alí, col cabalo, ou tenye medo?

EL PROBE.- Non, señora, non; parece qu’é manso. No me chegaréi a él muito. Tou mui acostumbrado a todos os inconvenientes. 

(Os asistentes sinten curiosidá pol probe; préstanye atención.)

ÚN.- (Al PROBE.) Einda parece que nun ta mui cansado, y eso qu’usté andará abondo cada día.

EL PROBE.- Ando; é el meu oficio. Xa lo dice el refrán: «El probe y el molín, andando ganan». A noite pasada dormín na Viguía (203), nunha casa que sempre me dan pousada; unha xente que me quer ben. Erguínme condo cantaba el galo y, pouco y a pouco, vin «trabayando» polos pueblos hasta A Roda, y alí tuven na feria (204) desde as dez hasta as cuatro da tarde. Por cierto, hoi nun houbo muitos tratos. Parecía tar aquelo parado. Nun se move el dinero como antes.

UNHA VEYA.- Non, meu fiyo, non. Tán os tempos malos.

UNHA.- Entonces usté vén de pr’hacia as Esturias (205), ¿eh?

EL PROBE.- Veño. Case todo el brau lo pasei por aló. Desde Villaviciosa todo d’un lado pra outro lo recorrín hasta acó, y agora vou tamén recorrendo toda Galicia, hasta Pertugal.

UN HOME.- ¿Y usté anda solo?

EL PROBE.- Sí, señor. Desde hai tres anos.

UN HOME.- É porque a min parecíame qu’un home solo nunca anda ben. Anque nun fora máis que pr’asealo y cuidalo algo, nun ye viría mal unha muyer.

EL PROBE.– (Con sonrisa.) Experimentéilo (206) todo. Y das mías experenciacióis saquéi a consecuencia de qu’ando meyor solo. ¡Tempo foi, por eso! Caséime mui novo: tía 18 anos y ous (207) cuatro meses de feilo vin qu’a muyer nun m’era fiel de todo. Polo cual coyín el meu saco y funme.

UNHA VEYA.- Meu probe: sufríu muito por eso.

EL PROBE.- Home, diréiye. Nin muito nin pouco, porque ous dous días de separarme botéi noutra muito meyor. 

(Rinse algo os qu’esfoyan.)

UN HOME.- ¿Y tuvo muito tempo con ela?

EL PROBE.- Un ano escasamente. Y separóuse de min pol mismo motivo que me separéi eu da primeira. Eu son franco: lo mismo que digo unha cousa digo outra.

UNHA PERSONA.- Y desde entoncias anda usté solo.

EL PROBE.- ¡Quiá! Despóis encamiñáronme unha viuda que me duróu ano y medio. Muito me quería, pero finóuse. Y despóis fun botando y se parándome d’outras hasta hai tres anos que me separéi da que faguía el número 14 ou 15, nun tou fijo.

UN HOME.- ¡Recoirola, einda experimentóu!

EL PROBE.- Sí, señor. Por eso agora me convencín de que coas muyeres nun fago viada (208).

UNHA MOZA.- Sí, ho, convencéuse agora que xa nun pode cos calzóis.

UN HOME.- Pois a min paréceme qu’agora faguíaye falta pr’atendelo na vejez.

EL PROBE.- Non. Y nun é que me falten, no señor; teño as que quero. Pero agora quérenme pra que gane cuartos y gastalos elas por fora. Non. Tou mui tranquilo solo.

UN.- Falando de todo un pouco, įusté d’únde vén a ser vecín, querse decir, únde nacéu?

EL PROBE.- El que nun ten casa nun é vecín de naide, como decía el outro; agora que nacer nacín en Entrerríos (209), cinco leguas aló da Bovia (210).

UNHA MOZA.- Seique hai muitos lobos pr’hacia esos sitos.

EL PROBE.- Hai por cierto. Muitos teño visto, pola Bovia sobre todo; pero bueno, agora xa non tantos como había.

UNHA MOZA.- Cuéntenos algún cuento d’elos.

OUTROS.- Sí, sí, cuéntenos algo.

EL PROBE.- Unha vez, d’esto xa hai ben anos, vía eu de feir un recorrido por Galicia y deume por ir dar unha volta por Entrerríos pra ver un irmáu que teño casado alí con seis familias, anque nun fora máis que porque nun dixese que nun m’acordaba d’él. Era d’inverno. Salín da Veiga a eso das nove da mañá con bon día y fun andando andando hasta Meredo, unde xantéi. Xantéi sin prisía y, condo pasaría algo das dúas da tarde, coyin el meu saco y el bastón y bótome a andar pr’hacia A Bovia. Anque nun me descuidéi nada pol camín, condo cheguéi á Bovia xa había máis noite que día. Eu ben sabía qu’había lobos, pero como nunca me pasara nada nun me desaminéi (211) y seguín. Pouco anduvera y xa era noite pechada, no se vía palmo de tierra (212). Bueno, menos mal que sei el camín, que se non taba perdido —ben podía irme por un arreboladoiro abaxo—. Seguín andando pola Serra del Colebreiro y, sin tardar muitas horas —¡qué digo horas!: ¡menutos!—, empecéi a nun saber qué me pasaba. Temblaba. El saco parecía que me cayía. Poñíanseme os pelos de punta y el sombreiro bailaba nel pico d’elos. Os pés pesábanme unha tonelada y púxoseme nun sei que aquí na garganta. Pero seguín, nun tía remedio, porque xa me faltaba tanto pra chegar a Entrerríos como xa anduvera desde A Bovia. Eu tropezaba nas pedras, cualquer bulto que vía xa me parecía qu’era un lobo… En fin: xa nun cabía en min. Nunha d’estas deume por mirar hacia un lado y, señores, nun me quero acordar: vin dúas luces, non mui lonxe, como se foran de fuego (213), terribles. Eu seguía andando, al luces tamén andaban; eu paraba, as luces tamén paraban. Pouco tempo despóis, nun eran dúas as luces: eran cuatro. As cuatro andaban. Mentres tanto eu pensaba en encender unha ceriya —os lobos, con lume, escapan, pero nun podía. As maus nun m’atinaban cos bolsos y, anque m’atinasen, pode que nun podese encendelas. Tamén tía pena por nun levar un chifro ou unha música cualquera —coa música y el ruido tamén escapan—.

UNHA NENA.– (Impaciente.) Y as luces que vía, ¿d’únde eran?

UNHA PERSONA MAYOR.- Eran os oyos dos lobos, fata.

A NENA.- ¡Ai, qué medo!

EL PROBE.- Sí, eran os oyos dos lobos, qu’aluman como os dos gatos, pero, xa ora, con muita máis fuerza. Pero cada vez, meus fiyos del alma, víanse máis luces, aumentaban a pares, seis, oito, doce, diez y seis… Aquelo metía miedo (214). Nunca penséi morrer máis que daquela, sin poder pedir socorro a naide -por alí nun había casa ninguna-. Xa vía el meu corpo feito pedazos como a carne d’obriga (215). Un lobo que me coyería por un brazo, outro polas oreyas, outros polos pés, y así iríanme deixando en nada. ¡Mía abola querida! (Bota as maus á cabeza.) As luces multiplicábanse. ¡Aquelo parecía a fogueira del Quince! (216) Al pouco sinto un aulido: jau!, jou!, ¡au!, ¡ou! Máis aulidos: jau!, ¡ou!, ¡au!, ¡ou! Acabóuse a mía vida, dixen pra min. Y berréi con todas as fuerzas que me quedaban. ¡A Virgen dos Desamparados me vala! Y valíume, qu’abrín os oyos y vin un carbayo grande mui cerca. Tiréi el saco, el bastón y as galochas, y d’un salto que peguéi cayin nel pico del carbayo. Abracéime a él que, anque puxasen cinco parexas de bois, nun m’arracaban. Os lobos aulaban muito máis, como fieras defamadas. Empezaron a tirarme tarróis y pedras -unha einda me deu aquí nun cadril-. Cos aulidos d’unhos vían outros, hasta que se reuniron alredor del carbayo veinte ou treinta docenas d’elos. Habíalos que, sin mentir nada, eran como cabalos. Rilaban os dentes de rabia porque nun poderan coyerme. Eu taba nel meu carbayo con algunha esperanza, esperanza que me durou pouco porque vin qu’os lobos querían tirar el carbayo escarrapatando alredor d’él quitando a terra. Muitos arrincábanye as reices cos dentes. Empecéi a temblar einda máis qu’antes porque vin que nun tía salvación. En cuanto lo tirasen, y tirábanlo lougo entre tantos, era seguro que nun quedaba de min nin os pelos. En seguida ye descubriron as reices y el carbayo xa empezaba a abalar. Pero aló lonxe vin unha luz que vía andando pr’hacia unde eu taba. Era xente. En cuanto esta xente sintiu el ruido dos lobos que me rodeaban, empezaron a tocar unha gaita. Os lobos, que tal ouguiron, empezaron a correr si pies tían (217) – xa dixen que ye tein medo á música -. Amarrábanse unhos cos outros porque nun poderan coyerme. Berréiye a aquela xente que valise y, al pouco de chegar, cayéu el carbayo con un pouco de vento que veu, y eu con él. Agarráronme y atendéronme. Vían da festa de Pastur. Pra quitarme el susto déronme unha bota de viño que traguían y hóubenyes acabala. ¡Muita sede tía! 

Al acabarse

UNHA MOZA.- (Próximo a acabarse.) ¡Ánimo, rapaces, qu’esto vaise acabando! A ver quén coye el xamón que ta nel fondo.

OUTRO.- ¡Era bon!

OUTRO.- Era, mialma. Con unhas gotas del Ribeiro.

UN VEYO.- Calái, por Dios. Nun faledes de cousas «tristes».

OUTRO.- ¡Mirái qué cara puxo aquel! Pensaba qu’era verdá. (Risas.)

ÚN.-¿Qué hora é?

OUTRO.- (Mirando el reló.) Falta un cuarto pras doce.

MOZA.- Einda nun é tarde. El gaiteiro (ou acordeonista) nun ten prisa hasta as tres ou así. ¿Ou qué, ho?

GAITEIRO.- ¡Ai Dios! Por min, tamos hasta el día. Por cousa d’eso nun hai duda.

UN VEYO.- ¿Ta buena noite?

GAITEIRO.- Nun hai queixa. Nun é que teña mui estrellado, pero bueno, pode qu’aguante así. Ademáis, aquí, anque chova…

UN VEYO.- É lo mismo, xa se sabe. 

(Como se ta acabando, entra el Ama da casa con unha bandeja con pedazos de pan y a fiya con outra con copas d’anís y caña.)

AMA.- Toma, Manuel, coye un pedacín que, hasta que te deites, einda ch’ha dar a fame.

Manuscrito d’Alejandro Sela de «Al acabarse».

MANUEL.- Xa que t’empeñas.

AMA.- Hala, Juan, apiya axina, qu’a xente nova parece que ten prisa. (Y así, sirve de pan ous que lo queren.)

FIYA.- Hala, Pedro, coye. ¿Ques meyor anís ou caña (218)?

PEDRO.- Si ch’é igual, dame del mouro.

FIYA.- Éme lo mismo. (Dáye caña.) Toma, José. ¿Tu qué ques meyor?

JOSÉ.- Lo que quieras. Tanto me dá.

FIYA.- Botarémosche (219) como ous homes. (Caña.)

ÚN QUE TA NA ESQUINA.- (Cuando José toma a copa.) Á José, esa espiga ta buena d’esfoyar.

JOSÉ.- Equivocaste. Esta ta esfoyada xa. (Algo de risa.)

FIYA.- (A un veyo.) Usté ha querer anís meyor, ¿ou qué?

VEYO.-Sí, nena, sí. A min convénme algo liviano. (Despóis de tomala.) D’hoy nun ano.

FIYA.- Y usté que lo vexa.

VEYO.- Falta fai. Hai muito que rebar d’aquí a aló.

FIYA.- É verdá. (Y así, reparte as copas entre todos.)

AMA.- Tomái, nenos; a vosoutros traigovos noces y mazás, porque nun tomaredes del outro.

OS NENOS.- (Alégranse muito.) Muitas gracias.

____________________

202.- É chamadeira esta acotación del autor, máis guiño literario y irónico qu’indicación prá representación. Quizabes por eso descuida un faraguyo el nivel lingüístico y usa el castellanismo «viaja» por viaxa. 

203.- Lugar da parroquia da Roda (Tapia). 

204.- El mercao y feria da Roda que se fía a os xoves era cita obrigada pra toda a xente da con tornada. 

205.- Einda hoi é esta a pronunciación propia dos falantes con un modelo de fala máis conser vador: Esturias, esturiano, etc. 

206.- Esa «x» é, de seguro, por influencia del castellano escrito, porque a pronunciación populai sería esperimentéilo. 

207.- Nel manuscrito, «ous». É contracción habitual de Sela al escribir el xuntorio d’ay os. 

208.- A lectura é dudosa, pero son cinco letras. Nun conozo a espresión en galego-asturiano. 

209.- Enterríos, qu’é a forma máis común alí pra chamar al lugar, ta nel conceyo d’Eilao, cerca de Pastur, famoso pola igresia y a festa, da que se fala máis adelantre nel obra. 

210.- Nel manuscrito, «Bobia». Escríbolo con «v» por criterios etimolóxicos. 

211.- Pode ser lapsus al escribir ou úa confusión de sílabas que se daba na fala.

212 Castellanismo quizabes por causa del énfasis que se quer dar á frase.

213 Castellanismo, tamén con úa intención enfática, por lume, palabra qu’usa despóis. 

214.- Á narración del probe quérseye dar un tono d’emoción y énfasis que quizabes inconscien temente leva a usar tantos castellanismos. 

215.- Obriga é el nome que se ye daba a os establecementos dedicaos á venta de carne. Einda hai quen fala de carne d’obriga pra distinguila da carne da matanza feita na casa. 

216.- Fogueira ou fogueirin usábase daquela pra chamar a celebración que se fía na noite víspora del día da festa d’un lugar. Quizabes se tía referindo á famosa Festa del Quince na Veiga. 

217.- Castellanismo esplicable por tar dentro d’úa frase feita. 

218.- Caña: ‘auguardente’. 

219.- Nel manuscrito, «Votaremoche». 

EL «TEATRO ALDEANO» DA BIBLIOTECA POPULAR CIRCULANTE DE CASTRIPOL (1929–1934)

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Historia, estudio y edición de las obras. 21-8-2009

Ediciones Ámbitu. ISBM 978-84-96413-54-2

Por, Xosé Miguel Suárez Fernández

EMPEZO

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Pags. 9, 10

Nos anos noventa empecéi a publicar artículos sobre a literatura en galego-asturiano —dalgún referido al papel nela dos colaboradores d’El Aldeano—y a rescatar na revista Entrambasauguas, entre outros textos, dalgús dos publicaos nese mesmo quincenario que, daquela, namáis se podía consultar nas hemerotecas. Alredor del ano 1998 conocín a Marta Marinero, fiya de Paco Marinero, del que s’ha a falar abondo neste libro. As fotos que m’apurríu das actividades da Biblioteca —qu’ilustran este libro—, entre elas instantáneas dos ensayos y das representacióis teatrales, enchéronme el oyo einda máis. El meu interés por rescatar as actividades, sobre todo literarias, da BPCC seguíu nel ano 2000 cua publicación d’úa edición dos artículos que pra El Aldeano escribira Alejandro Sela col pseudónimo d’El Tío Pepe. Por acio de Maruja Sela, fiya del escritor de Vilavedeye, puiden conocer ese mesmo brao a Vicente Loriente Penzol, fiyo de Vicente Loriente Cancio, que fora a persona que discurrira, luitara y tuvera de facto el papel de líder na historia da BPCC. De Vicente fiyo nun recibín máis que búa disposición y axuda: a familia deixóume dispoñer de todo el archivo que tía de sou padre sobre a institución: cartas, borradores, estadísticas, documentos… Peró a mayor sorpresa foi atopar entre aquela montueira de papeles un par de sobres cos manuscritos das obras de teatro qu’eu conocía namáis pol título.

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Pag. 11

Despóis de ben anos, vexo al cabo cumprido el soño de dar a conocer el teatro qu’escribíu aquela xente nun esquino del occidente asturiano. Anque por desgracia elos nun chegaran a saber del interés das xeneracióis máis novas pol sou labor, quédame el consolo de qu’os fiyos podan disfrutar agora vendo cómo sous padres reciben un pouco del reconocemento que merecían, anque sía namáis nas páxinas d’un libro, esa semente de futuro pola que tanto luitaron.

Mántaras, 21 d’agosto del ano 2009

2.- A LINGUA PROPIA Y A BPCC

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2.2.- El galego-asturiano nas actividades da BPCC

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Pag. 38, 39

Outra persona fundamental nel cultivo del galego-asturiano en El Aldeano foi Alejandro Sela García (Vilavedeye, Castripol 1911 – Navia 1982). Con decinove anos, condo xa acabara en Madrid os estudios de Perito Agrícola (46), empeza a publicar artículos con pseudónimo: el primeiro, en 1930, como «Fulano de Tal» y outros sete, entre 1931 y 1932, como «El Tío Pepe» (47). Nos sous escritos faise pasar por un veyo que recorda os tempos d’antias, anécdotas, tradicióis… Esa vinculación de Sela col mundo rural, ademáis da súa formación académica, levóulo a botar úa mao participando con artículos especializaos sobre agricultura en El Aldeano (48) — neste caso, en castellano — y presentando ponencias nas asambleas da BPCC sobre el papel da Biblioteca y da escola na miyora da formación agrícola del labrador ou sobre a labranza de dalgús cultivos novos (49). A todo ese labor referíase José Ramón Martínez, outro colaborador da BPCC, al presentar a Sela núa charla que dera en Piñeira sobre literatura española: «Todos, o por lo menos alguno de vosotros, habéis leído sus artículos de “El Aldeano”, tanto los escritos en nuestra habla vernácula, tan chispeantes, como los dedicados a tratar de asuntos agrícolas» (50). Y é qu’a xente qu’axudaba na BPCC fía de todo: Sela tamén s’ocupou de dar ben sesióis de contos y audicióis de música en Vilavedeye y outros lugares da contornada, ademáis de —como s’ha a ver— colaborar nos labores teatrales.

Anque nesos anos d’actividá Sela estudiou a carreira de Dereto —y a esa disciplina se dedicóu anos despóis como abogao y xuez, a súa afición pola lingua, a tradición y a labranza fexo qu’él fora a persona al xeito pra outro proyecto da BPCC de tipo lingüístico: en 1934 quedóu encargao de recopilar un refraneiro agrícola, primeiro paso d’un proyecto muito máis cobicioso da BPCC de xuntar material folclórico. Al cabo, según se dicía na noticia publicada nel boletín La Biblioteca, ún dos fines da BPCC, recoyido nos sous estatutos, era «el estudio de la comarca en sus diversos aspectos» (51). Como xa se fixera cua recopilación de vocabulario, tamén agora se daban úas instruccióis ben detalladas sobre cómo recoyer el material (52). El proyecto seguíu y d’él vólvese falar el 19 d’agosto de 1934 na terceira Asamblea da Biblioteca, feita nas Figueiras, unde s’acorda que todo aquel que teña dalgún material yo mande a Sela (53). D’éste, como de ben proyectos interesantes da BPCC, nun se volveu saber miga (54).

Al Tío Pepe salíronye compañeiros nas páxinas d’El Aldeano que tamén escribían en galego-asturiano. Un «Aldeano da Praza» veu a seguir col mesmo tono irónico con tres artículos titulaos «Cuentíus»  y un terceiro aldeano, «El Aldeano de Taves», escribíuyes úa carta al Tío Pepe y al Aldeano da Praza. Detrás del pseudónimo del Aldeano da Praza taba María Ramona Penzol Vijande (Castripol 1908-1990)…

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Pag. 47

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De dalgúa fase d’este proyecto, en todo caso d’úa fecha posterior al mes de setembre de 1933, son úas cuartiyas manuscritas que taban guardadas nel archivo de Loriente cos papeles del Teatro Aldeano. Nelas, un trasno preséntase a os nenos y cunta despóis us ditos chocantes, un conto y un romance. En acabando, despídese d’un xeito que dá a entender que s’esperaban máis entregas: «Heivos seguir contando estas cousas si é que vos gustan. Condo menos lo pensedes apareceréi de novo. ¡Jujurujú!». Derriba del texto orixinal, obra de Paco Marinero, Vicente Loriente cambiara dalgús detalles pr’achegalo un pouco al castellano d’Asturias —quitara os tempos verbales compostos, cambiara cubo por caldero, bonito por guapo, etc.—, peró debéu pintar pouco verosímil aquel trasno falando castellano porque tamén se ye encargóu úa versión en galego asturiano a Alejandro Sela (APÉNDIZ 3).

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Pag. 49

Como se pode ver nas referencias que se foron dando da BPCC, pra chamar á lingua botan mao de términos aparecidos a os que se vían usando na prensa local: «nuestro vernáculo», «nuestro dialecto», «dialecto comarcal», «habla vernácula», «dialecto regional»… Nunca se ye pon un adxetivo con dalgúa referencia territorial. Así y todo, núa das obras que s’han a estudiar despóis, Noche aldeana, Alejandro Sela presenta a un probe falando en galego asturiano y, nun momento determinao, solta úa frase en galego: «E se me fai o favor, agradézollo». Núa acotación, Sela aclara: «Hai qu’advertir qu’el probe fala galego, asturiano, en fin, todos os dialectos del Noroeste d’España». Querse dicir, contrapón el galego propio de Galicia da frase qu’acaba de dicir col galego-asturiano que fala normalmente el probe y que Sela, na acotación xa dita, pinta chamar asturiano. En conto á etiqueta qu’usa Loriente na carta a Gustave Cohen -«gallego bastante castellanizado ya» (71) — trátase máis ben d’úa descripción que pode aclariar al estudioso francés el término de «dialecto de la comarca», porque condo os receptores son del país como nel caso dos escritos publicaos en El Aldeano ou La Biblioteca— a esplicación de cómo é ese dialecto taba de máis.

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Pag. 50

Anque falta un discurso claro sobre a cuestión del idioma propio na xente da BPCC, el debate autonomista que s’apunta nas páxinas d’El Aldeano toca aspectos ben relacionaos. Nada máis proclamarse a República, dende el quincenario reivindícase un estatuto d’autonomía pr’Asturias nun manifesto titulao «Hacia la organización de Asturias» (72). Naquel mesmo númaro tamén s’informa de que s’amañara nel conceyo el asociación Juventud Campesina, que tía como obxetivos, entre outros, «interesar a la juventud en los problemas de la vida rural en relación con nuestra comarca, estudiándolos y formando opinión en favor de su solución, a fin de elevar el nivel de la vida rural», «formar una conciencia cívica y profesional en las juventudes del concejo» y «desarrollar una labor de intensa asturianización» (73). Formaban parte da iniciativa xente como Vicente Loriente, Agustín García, Alejandro Sela y outros, todos elos vinculaos á BPCC. Rexistrouse oficialmente en febreiro de 1932 col nome d’El Suco, entidá que firma el manifesto «Hacia la organización de Asturias» que s’editou despóis como panfleto. El interés pol estatuto asturiano seguíu en El Aldeano (74), peró axina se víu qu’en Asturias todo quedaba en augua d’ovos. En contraste, en Galicia seguíase col proyecto autonomista…

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4. EL TEATRO DA BPCC. HISTORIA Y REPRESENTACIÓIS

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Pag. 65

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Al largo del inverno de 1932 debéu seguir falándose por correspondencia d’aquela proposta teatral de Manolo Marinero feita nel Asamblea de setembre de 1931. Da primavera de 1932 ten que ser úa carta sin fechar que Marinero escribe a Loriente (APÉNDIZ 4) unde ye dá instruccióis mui precisas —despóis de consultar col pintor Amando Suárez Couto— sobre cómo construír un teatrín pral guiñol y cómo fer y pintar os monecos (104). Polas indicacióis que ye dá Marinero sobre as figuras vese que pensaban representar dúas obras: Xan da Xata y Xan Cabrito. Da carta tamén se pode sacar a conclusión de que Marinero mandara a versión das pezas en castellano y que Loriente xa yas volvera por correo traducidas al galego-asturiano. Nel brao de 1932 principian os trabayos nel teatro de guiñol hasta fer el escenario, as decoracióis y os monecos. Manolo Marinero encargárase de pintar todas as figuras y parte del decorao, porque el fondo de Xan da Xata era obra de Suárez Couto (105).

El 31 d’agosto de 1932, os da BPCC recibiron en Castripol úa visita ben interesante: nada menos que Federico García Lorca, acompañao da xente de La Barraca. Vían con elos os directivos da Biblioteca Popular de Ribadeo porque aquela noite a compañía iba actuar na vila galega, peró antias Lorca quería visitar aquela biblioteca castripoleña da que tan ben ye falaran…

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Pag. 66-70

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Os ensayos previos á estrena fixéranse nel local da BPCC con dalgús mozos, lectores habituales da Biblioteca, ás órdenes de Vicente Loriente y Agustín García, pra despóis fer as últimas probas nel sito da representación». El actuación foi el 7 de xeneiro de 1933 nel Casino de Castripol». A función, dedicada a os pequenos, abríuse con úa película de Charlot. Despóis chegou a vez pra un obra ben al xeito pra esas fechas: el Auto de los Reyes Magos. Como da peza literaria medieval nun se conoz máis qu’hasta condo Herodes consulta cos sabios da corte, completaran a historia col Libre dels tres reys d’orient. Recitaron el obra Agustín García, Vicente Loriente, José Ramón Muiña y Claudio Penzol. A representación cuntaba tamén con partes musicales cantadas por Paz Arruñada, Elvira, Luisa y María Fernández. Al abrirse el telón cantaron úa cántiga asturiana —a reseña esplica que fora «ligeramente modificada: “Caminantes” por “Asturianos”»—. Condo entraban y salían os Reis, cantaban romances castellanos y nel momento en que parecéu el nacemento, y al acabar, cantaron un «Gloria in excelsis» y un villancico con música coyida de dúas cantigas d’Alfonso X (113).

Despóis de ler el conto asturiano de «Juan Soldado», os nenos escuitaron un disco qu’elos mesmos escoyeron (a sardana «Plany»). Houbo sorteo de libros y, al cabo, chegouse al remate da función: a estrena del que nas reseñas chaman «Teatro de Currillos», col obra dos irmaos Marinero Xan da Xata. Manexaban os monecos y poñían as voces dos dous personaxes principales Agustín García y Alejandro Sela. Todo el feixe de personaxes secundarios, incluída a xata, taban da mao d’Egidio García, José Ramón Martínez y José Ramón Muiña. As reseñas destacan a búa acoyida entre grandes y pequenos, que nun pararon de rir y aplaudir todo el tempo.

En suma: un excelente comienzo que no olvidarán en mucho tiempo todo el público que, en número pocas veces visto, llenaba la sala y rezumaba por puertas y ventanas, en gran parte se componía de niños —no solo de Castropol, sino de S. Juan y otras parroquias — contándose también entre las personas mayores algunas de Ribadeo y Vegadeo, atraídas por la expectación que había despertado la fiesta (que, bueno es advertirlo, fue de entrada libre) (114).

Na reseña d’El Aldeano fálase de «otras pequeñas farsas que se representarán más adelante» y, levaos pol entusiasmo, anuncian que nel brao que vén, ou antias, «si logramos formar un equipo “invernal”», han a actuar por todo el conceyo «y aún fuera de él, pues ya han sido invitados al efecto» (115). A definición que daban na noticia sobre a iniciativa teatral dos currillos volvía aló na reivindicación del espírito aldeano:

Se trata de un intento de adaptación asturiana —o mejor, astur-galaica— de una forma de arte popular extraño a la región —ya lo dice su nombre— pero que queremos utilizar, entre otras cosas, para reavivar en las gentes de nuestra tierra el espíritu auténtico (116).

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Pag. 85, 86

5. AS OBRAS

5.1 Noche aldeana

Entre os papeles de Vicente Loriente hai un par de foyas pequeñas (139) con anotacióis d’él que son el esquema da representación d’un esfoyón: a escena presentaría un peteiro de xente esfoyando meiz, chegarían us mozos cantando un guinaldo —«Frin, fron, que son de Lantoira», y despóis un probe das portas cuntaría un par de contos. Us xogos propios dos esfoyóis darían pé a outra cántiga entre os qu’esfoyaban y el ama da casa repartiría copas entre a xente. Como remate, beilaríanse tres bailes típicos da zona: el cachetiao, a muliñeira y a xiraldiya (140). Consérvanse con elas, ademáis, úas cuartiyas escritas por Alejandro Sela (141) con tres escenas dialogadas pra intercalar nesa representación: «Dos nabos», «Un probe» y «Al acabarse». Xa s’esplicaron máis atrás as razóis pra pensar que se trate del guión da Noche Aldeana que s’ofrecéu nel Casino de Castripol en 1929. Sía ou non, el título é ben al xeito.

Núa tradición teatral tan curtia como a del galego-asturiano é chamadeiro qu’el motivo del esfoyón sía tan recurrente: como xa se víu, a primeira obra da que se ten conocemento é Un esfoyón en Casarego (1899) y tamén en Bual se representou el obra d’Ángel Bueres Un esfoyón (1932). Núa sociedá rural como a d’aquelas décadas primeiras del siglo xx, unde taban entrando os xeitos y as modas da ciudá fendo esqueicer muitas tradicióis, os esfoyóis —labor necesario pra conservar as espigas de meiz— seguían mantendo ese regusto d’antano y podían mui ben valir nel escenario como paradigma del mundo aldeano que reivindicaba a BPCC y sobre el que xa nun fai falta insistir.

Nel primeiro dos diálogos, «Dos nabos», a xente que ta esfoyando fala dos problemas cua labranza d’esa pranta y failo con us comentarios que na máis podía escribir daquén que conocera ben a cuestión. Se s’acepta a fecha de mediaos de 1929 pra estos textos, daquela Alejandro Sela taría fendo os estudios de perito agrícola y eso esplicaría el sou interés. Ademáis, Sela nun era un rapaz da vila senón del aldea, del lugar de Vilavedeye, y a labranza ali era cousa de cadaldía. Así y todo, é verdá que Sela tía úa facilidá especial pra escribir en galego-asturiano y d’ela, como s’ha a ver, botaron mao na BPCC prá traducción d’outros empeños teatrales.

A escena titulada «Un probe» é máis interesante porque nela hai elemen tos máis literarios. Presenta a figura del probe das portas qu’iba pedindo de lugar en lugar y que fía noite nas casas dos pousafoles, unde era tradición que sempre iba atopar un sito unde durmir. Os probes das portas eran personaxes con toda a esperiencia que dan os camíos, con un feixe d’aventuras pra cuntar, máis ou menos engordadas cua súa fantasía, y que supoñían pra nenos y grandes úa novedá. El protagonista d’esta escena nun lo é menos: con un vocabulario qu’ás veces querse dar de culto, esaxerando sobre a súa vida amorosa y sobre as súas andanzas, nun pinta raro que todo el esfoyón atendera cos oyos regalaos sin perder palabra. Narra, ademáis, úa historia de medo ben al xeito pra cuntar nas noites d’inverno al pé da lareira: a del viaxeiro que cruza un paraxe solitario y que se ve arrodiao polos lobos. Mesmamente, fai úa referencia a outro caso que cuntaban muitos gaiteiros como verdá: que tornaran os lobos tocando a gaita (142). As súas esaxeracióis dan pé al humor y, a pesar das pinceladas rápidas con que ta resolto este pasaxe, a inxenuidá y el pasmo dos máis pequenos qu’escuitan el relato del probe ta mui ben reflexada.

El última escena é «Al acabarse», con us diálogos curtios y chiscaos d’humor mentres se reparten, como era avezo nos esfoyóis, úas copías entre os que tán esfoyando y un puñadín de noces y mazás pra os máis pequenos. É entoncias el momento del baile final.

Os textos vese que taban pensaos como borrador de trabayo, según as posibilidades qu’houbera prá representación —ún dos personaxes fala d’un gaiteiro, peró Sela pon entre paréntesis: «ou acordeonista»—. Os mesmos nomes dos personaxes son puramente indicativos: «ún», «outro», «un neno». Así y todo, é chamadeiro qu’as acotacióis dos diálogos tamén tuveran escri tas en galego-asturiano —anque nun fixera falta porque, al cabo, nun s’iban dicir—. Daquela, el avezo diglósico era que, anque os personaxes falaran en galego-asturiano, a lingua das acotacióis —a que se supoñía qu’era a voz del autor— fora el castellano (143).

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Pag. 88

5.2 Xan da Xata

Esta obra dos irmaos Marinero inauguróu el Teatro de Currillos da BPCC y responde al idea que tían de fer teatro pra os máis pequenos partindo da tra dición folclórica. Ben investigadores tein destacao a importancia de descubrir as relacióis entre os contos tradicionales y as reelaboracióis feitas polos escritores. Nel caso del teatro breve del siglo XX, pódense atopar abondos motivos da literatura de tradición oral: el conto ou el romance tein ben asomeñanzas formales col teatro, tanto pola presencia del diálogo rápido como pol gusto por acabos efectistas y accióis y personaxes sin muitas voltas nin artificios (FERNÁNDEZ INSUELA 2004: 41).

Xan da Xata parte del conto popular «Xuan de la Xata» recoyido por Aurelio de Llano…

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Pag. 91

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De Xan da Xata consérvanse nel archivo de Vicente Loriente dúas versióis en galego-asturiano: úa d’él mesmo (147) y outra d’Alejandro Sela (148). Son tantas as coincidencias entre as dúas traduccióis que se pode pensar qu’úa tía basada nel outra ou que, alomenos, la tuvera presente. Así y todo, máis ben pinta que son dúas traduccióis feitas por separao a partir del orixinal dos irmaos Marinero, anque a de Loriente —qu’é a que sigo pra edición— amecéu detalles qu’einda debían tar por decidir na versión en castellano y Sela non (149). El escritor de Vilavedeye, al rovés que Loriente que deixa en castellano muitas das acotacióis—, traduz todo dafeito y cuas súas traduccióis al galego-asturiano completéi a versión editada de Xan da Xata.

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46 «Nuevo perito agrícola», El Aldeano, n.° 19, 15-7-1930.

47 Hai úa edición d’estos textos, a os que se xuntou outra colaboración d’El Tío Pepe publicada despóis da guerra en Las Riberas del Eo y un escrito inédito sin acabar (SELA 2000).

48 «Mejora de la ganadería», El Aldeano, n.o 41, 15-6-1931; «Prados», El Aldeano, n.o 78, 30-12 1932; y «Prados (continuación)», El Aldeano, n.o 79, 15-1-1933. Este tipo d’artículos firmábalos col sou nome verdadeiro.

49 El 6 de setembre de 1931, na primeira Asamblea da BPCC, presentou a ponencia «La Biblioteca y la Agricultura» («La reunión de la Biblioteca», El Aldeano, n.o 47, 15-9-1931). El 28 de xuyin de 1935, na cuarta Asamblea da BPCC participou activamente nas discusióis pr’amañar un campo d’esperimentación agrícola («IV Asamblea de las Bibliotecas de la comarca», La Biblioteca, n.o 5-6, abril-setembre 1935, p. 23).

50 Cuartiya manuscrita de José Ramón Martínez. A charla, dada un 14 de xeneiro de 1934, reseñóuse en «Crónica», La Biblioteca, n.o 2, marzo-abril 1934, p. 14.

51 «Un Refranero Agrícola», La Biblioteca, n.o 2, marzo-abril 1934, p. 10. Dizse tamén na nota que Sela xa tía recoyidos un bon feixe de refráis.

52 «Para mayor exactitud, es preferible que los den por escrito y que cada refrán —transcrito con la mayor fidelidad— vaya acompañado, hasta donde sea posible, de los siguientes datos: a) trozo de conversación en que se ha oído, o a propósito de qué se ha dicho; b) qué se quiere significar con él; c) si se sabe algún dato de su antigüedad; d) a quién se le oyó en conversación; e) lugar en que se oyó o se usa. f) si es propio del lugar o importado y en este caso, cómo se suele decir en la comarca. g) fecha en que se oyó y nombre del que lo envía. Esperamos que esta iniciativa sea acogida con interés por todos y muy especialmente por los labradores jóvenes que se agrupan en torno a nuestras Bibliotecas: la era de bienestar y de cultura que está en sus manos dar a nuestra tierra, tiene que empezar por pequeñas tareas de esta índole, en las que nuestro pasado se examine y valore con un criterio moderno, para sacar de él las directrices del porvenir» («Un Refranero Agrícola», La Biblioteca, n.o 2, marzo-abril 1934, pp. 10-II).

53 «III Asamblea de las Bibliotecas del Concejo», La Biblioteca, n.o 3, mayo-decembre 1934, p. 21. Einda en 1935, núa carta a Vicente Loriente fechada el 6 de febreiro, Sela queixábase del desinterés da xente pol proyecto: «Te mando algunos de los refranes que tengo. Nadie me dio uno siquiera».

54 Vicente Loriente quizabes guardara esos refráis y pode que seguira el trabayo recopilador porque foi colaborador nel Refranero asturiano de Luciano Castañón (1977: 15). Según Maruja Sela, fiya d’Alejandro, sou padre tamén s’escribía con Castañón y tamén ye mandara refráis, anque nun aparez citao na lista de colaboradores. Dalgús d’esos refráis recopilaos por Sela einda los conservaba Maruja, a quen agradezo toda a información que me deu sobre sou padre. Nel campo da paremioloxía local, hai que recordar que, décadas despóis, Pérez de Castro (1985), como fixera nel caso del léxico del galego asturiano, tamén publicou úa contribución al refraneiro agropecuario del occidente.

71 É mui habitual, einda hoy, esta creencia sobre el galego-asturiano que bota a culpa de todas as características diferentes del galego á contaminación del castellano, esqueicendo que muiytas d’esas trazas son comúis col asturiano.

72 «Hacia la organización de Asturias», El Aldeano, n.o 39, 15-5-1931. Pra conocer máis sobre esta cuestión pódense consultar os artículos xa citaos de SUÁREZ FERNÁNDEZ (1998, 2007) y GORDON (2004).

73 «Juventud Campesina», El Aldeano, n.° 39, 15-5-1931.

74 «El estatuto asturiano», n.° 45, 15-8-1931; «El estatuto asturiano y los periodista madrileños», n.° 46, 30-8-1931; «Asturias y el estatuto catalán», n.° 62 [63], 15-5-1932; «Nunca es tarde… Asturias tendrá su estatuto», n.o 63 [64], 30-5-1932.

104 Ilustra a carta con dibuxíos pra esplicar miyor os detalles y hasta ye manda us recortes de páxinas da revista cultural Blanco y Negro con úas fotos de Jacinto Benavente representando el obra pra guiñol Las diabluras de Polichinela.

105 «Los currillos», El Aldeano, n.o 79, 15-1-1933.

113 Vicente Loriente Penzol recorda que núas navidades dos anos sesenta volveran representar en familia el Auto. Por desgracia, de todos os monecos de guiñol y figuras de teatro planista pinta que namáis se conserva el personaxe del rei Baltesar. Agradézoye a Luis Legaspi que ma deixara reproducir aquí. 

114 «Los currillos», El Aldeano, n.o 79, 15-1-1933.

115 Íbidem.

116 Íbid.

139 Son dúas foyas de bloc manuscritas de 13 cm x 19 cm.

140 El texto da primeira foya é este: «Se levanta el telón. a) Pequeño diálogo sobre los nabos, etc. entre los presentes que están esfoyando [sic]. b) Se oye cantar a tres mozos que vienen juntos («Frin, fron, que son de Lantoira») y entran con mucha algazara y saludan. Les traen cosas para sentarse y c) Hablan del tiempo. d) Entra uno solo, luego varios, luego el cantador, que le hacen repetir dentro la canción que se oía fuera. e) El pobre: cuenta dos cuentos. f) Roban el pañuelo y al final ella pregunta y hay un pequeño juego de palabras. g) Canción de las mozas que esfoyan [sic]. h) Reparten las copas. i) Empieza el baile: 1) Cachetiado (con palos). 2) Muiñeira. 3) Giraldilla». Nel outra cuartiya hai el que pinta ser outro guión, menos perfilao qu’el anterior, con ideas soltas pra escoyer al hora d’amañar el espectáculo: «Juegos: quitarle la toquilla o el pañuelo a una moza y andar escondiéndolo. Cuento para un viejo. Un pobre que pide posada y cuenta un cuento. Meter nueces en el montón y berrar [sic] que las encuentran. Las viejas escogen la hoja para hacer colchones. Una canción de las mozas mientras esfoyan (sic) . Una canción de un fulano. Al final, la hija del dueño da copas de caña para los hombres y anís para las mujeres con pedazos de pan para los que quieran; alguno empina algunas copas. A los chiquillos nueces. Esconder manzanas entre el montón para que inciten a trabajar (algunos las encuen tran) con juerga consiguiente. Baile final».

141 Son nove cuartiyas de 16 cm x 22 cm manuscritas polas dúas caras. As foyas correspondentes ás dúas primeiras escenas tán anumaradas seguidas y as dúas últimas foyas, correspondentes al última escena, volven empezar a numeración.

142 Cuntábase como dalgo que ye pasara naquelos primeiros anos del siglo xx al gaiteiro bua lés Pacho da Gaita, qu’espantara así a os lobos úa noite que ye saliran al camín (SUÁREZ FERNÁNDEZ 2006b: 25).

143 Tanto el obra Un feixe de tapiegadas, publicao en 1922, como el manuscrito d’El trato, repre sentao nas Figueiras en 1926, tein as acotacióis en castellano. Non así Cousas d’outro tempo, obra que se representóu en Bual en 1936 y que nel manuscrito ten as acotacióis tamén en galego-asturiano. Despóis da Guerra Civil, todo el teatro que se fexo en galego-asturiano foi sempre cuas acotacióis en castellano, hasta que nel ano 2000 Manuel García-Galano rompéu con esa tradición nel libro de sainetes Erguendo el telón, xa noutra época ben distinta en conto ás actitudes desprexuiciadas ante a lingua.

144 Eso esplica qu’el título orixinal del obra fora Xuan da Xata, seguindo el título d’Aurelio de Llano. Asina se chama tamén el protagonista núa das dúas versióis en galego-asturiano que se conser van, a de Vicente Loriente, agá úa vez que pon «Xan», quizabes por un lapsus. Nel outra versión, obra d’Alejandro Sela, tamén empeza con ese título, peró axina cambía d’acordo y corrixe porriba pra poñer Xan da Xata. Pinta que se debéu decidir despóis qu’a forma Xan era a máis al xeito cua fala da zona —y con ese título acabóu estrenándose—, anque os dous nomes, Xuan y Xan, son populares y usaos. Al hora d’editar el texto cambiéi os «Xuan» qu’había por «Xan».

147 Son dous pregos de papel cuadriculao de 21,5 cm x 27,3 cm manuscritos polas dúas caras.

148 Son cinco cuartiyas de 16 cm x 22 cm manuscritas polas dúas caras en sentido apaisao y anumaradas.

149 Condo ún dos bandidos se pon a cantar, el acotación de Sela diz que canta «algunha canción mejicana d’esas de tiritos», mentres qu’a de Loriente diz que se pon a cantar «La Adelita». Sabendo qu’os Marinero deixaban detalles pra que los completaran en Castripol —pódese ver nel borrador de Paco Marinero da versión de Xan Cabrito pra Teatro Aldeano—, dá a impresión de que Loriente tuvese máis esfouto pr’adaptar el obra al sou gusto y Sela s’axustase a traducir sin máis a frase. Condo Xan se fai pasar por médico, na versión de Sela diagnostica úa enfermedá con un nome mui largo y chocante, peró na de Loriente diz que ten el mal da espiniya cayida. Mesmamente, hai úa frase que Sela traduz y que deixa entre comías y con úa interrogación —«vamos poñerye el bastón «de anillado” (?)»— quizabes por nun saber mui ben cómo traducir úa espresión que nun s’usaba na zona.

NOTAS PARA UN RETRATO

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Notas para un retrato. 20-12-2011. Folleto literario

Por, Carlos Romero

Un día de la semana pasada encontré, entre papeles acumulados sobre la mesa, una fotografía. En ella estoy únicamente yo y mis circunstancias. Quiero decir que sé cosas que estaban pero que no se ven. En el retrato estoy sentado en torno a un velador de un café, tengo en mis manos un periódico, y la luz entra por un costado a través de un ventanal, desde una luminosa y solitaria calle.

Fotografía de Jesús Martínez Fernández

He mirado la foto con detenimiento y me han sobrevenido pensamientos sobre la realidad en ella reflejada. Uno de ellos me ha hecho llegar a la conclusión de que el aserto una imagen vale más que mil palabras es falsa. Por mucho que ésta diga hay cosas que simplemente mirando no se sabrán, por ejemplo, la fecha. Nadie ha tenido el afán de ponerla en el reverso. Ni tan siquiera el lugar en que está realizada. Ni quién la hizo. Todo lo que no se ve me ha decidido a escribir sobre esta holandesa: esta lejanía del árbol sobre la que redacto es una medida de papel caída en desuso. Ello me lleva a pensar que quizás estas notas debieran ir escritas en la fala propia para nun esqueizar lo noso. Más como temo que quien lea estas líneas, pasado el tiempo, tal vez no tenga conocimientos de ella es por lo que decido hacerlo en español.

¿Y qué puedo decir yo de lo que está pero no se ve? O mejor dicho: ¿cómo completar el retrato?

Portada del periódico que leía Sela en la fotografía.
LNE del 31-12-1964

Hay evidencias: el diario es La Nueva España. Sobre este hecho quiero dejar una reflexión. Me hubiera gustado tener entre mis manos otro periódico, me sabe mal quedar para la posteridad con esta cabecera de la prensa del Movimiento, de tan oscuros procederes. Me agradaría, en cambio, tener delante de mis ojos Las riberas del Eo o, mejor aún, El aldeano. En éste di mis pasos como escritor. Y en él, junto con la colonia castropolense en Madrid, manifesté con fervoroso entusiasmo la llegada de la segunda República. Corría, como se sabe, abril de 1931 y era joven, muy joven.

Otra evidencia que deja ver la imagen es que estoy con gafas. Y que otras descansan sobre la mesa. Desde que tengo presbicia los espejuelos se han vuelto un engorro. Unos para cerca y otros para lejos. Sí, ya sé que desde 1906, gracias a  Bentson y Emerson, hay cristales bifocales de una sola pieza. Pero…

También se puede ver un cenicero, sin mácula. Y esto podría hacer pensar al observador que el retratado no fuma. Además no hay humo. Pero estoy seguro, aunque ahora no lo recuerde, que fuera de foco abría una cajetilla de cigarrillos, rubios por su papel de trigo aunque de negro tabaco en su interior. Pitillos que llegaban bautizados, desde Alicante, con el nombre de Ideales.

La foto tampoco señala la hora del día en la que está realizada, si mañana o tarde. La ausencia de consumición sobre la mesa lo impide. Ni rastro de taza de café, ni de copa de uno de mis queridos vinos.

Si uno observa verá que estoy muy concentrado en la lectura, mirando con mucho interés. Pero he de decir que las más de las veces miro pero no veo. Podría perfectamente, en ese momento, estar mi mente en un verso de san Juan de la Cruz o de Góngora; o recreando mi infancia en Viladevelle; o sintiendo mi querido fresno como da sombra a los molinos harineros en el lugar de las Aceñas.

Tengo que decir que no hace demasiado tiempo del momento en que fue hecha la estampa y, sin embargo, hay cosas que no recuerdo. Por ejemplo, tengo dudas sobre el autor del disparo. Algo me señala que no ha debido de ser Álvaro, tan aficionado a la fotografía, el autor. Él es habitual de las cámaras de medio formato y la instantánea está en 35mm.

Es posible intuir, aunque no se conozca, que el lugar en que estoy retratado es un bar. Yo ahora quiero señalar que se trata del Café Martínez donde tengo tertulia y, a veces, niños a los que acerco al mundo de la pintura. También desde esa mesa siento la presencia de Campoamor en su hierática contemplación de la ría. Aprovecho para advertir que cuando escribo estas líneas estoy en el diván corrido del Café Oriental, tan caro para mí.

He tenido que abandonar estas notas por mis quehaceres y, sorpresas de la vida, un hecho habitual ha venido a darme luz. Como queda dicho la fecha no era visible y yo, la verdad, no me acordaba. Intuía por la clara y despoblada calle que podría ser, tal vez, algún domingo de agosto. Nada más lejos de la realidad. Acabo de regresar de una visita a casa de un amigo. En el zaguán, recién fregado, para no ser pisado, la limpiadora había extendido las sábanas de un periódico y, oh casualidad, era el mismo de la fotografía.

Qué lejos estaba mi percepción. Ni domingo, ni agosto: Viernes, 31 de enero de 1964. Estaba, en ese momento, camino de mis cincuenta y tres años, que habría de cumplir el 14 de febrero. Sí, ya sé que es un día señalado y, curiosamente, raro. El santoral, para la fecha señalada, habla de tres Valentín: Valentín de Roma, Valentín de Terni y Valentín, sin procedencia.

Al releer el texto he reparado en la expresión sábanas de periódico. Quisiera decir que se trata de planchas, correspondientes a cuatro páginas, que en el argot del periodismo son conocidas como de hoja grande, para diferenciarlos del tabloide. El papel es un elemento muy importante para mí. Vivo rodeado de papeles: a veces lucho para sortearlos, las más me dan refugio. Puedo decir que he dejado Navia, el pueblo donde está sacada esta foto, en los papeles. Más ahora me pregunto qué papel tendrá esta villa en el futuro. Será un papel digno o de segunda o tercera categoría. En fin… ¿Y el papel en si mismo tendrá futuro o se abandonará por otro material que desconozco? ¿Seguirá sirviendo para envolver, como ahora, incluso el bocadillo, empapando a éste de tinta? ¿Seguirá sirviendo, en las casas más humildes o en los bares de poca monta, como papel higiénico? Recuerdo como algunos chigreros cortan el papel de prensa en rectángulos y pinchados en un alambre los colocan en sus excusados, justo al lado del inodoro a la turca, es decir, sin taza.

Seguramente retomaré el tema. Según lo voy desarrollando estoy más convencido de que pasados los años esta fotografía no dirá ni la mitad de las cosas que hoy puedo señalar mediante este escrito.

También pienso que nunca estaré en un retrato. Yo, si estoy, será en mis escritos. Si nadie lo trastoca, al lado de esta carta y mi retrato se encontrarán dos opúsculos escritos por mí. En ellos estoy mejor representado, soy más yo.

EL agrimensor que habita en mí me dice que no hay herramienta, cámara fotográfica, que pueda definir con precisión a los seres humanos.

ÁLVARO DELGADO, TRIUNFA EN LIDES

Eco de Luarca

Publicado en: Eco de Luarca, 28-02-1960. Pág. 12

En una exposición de pinturas celebrada en Alicante, en los últimos días, Álvaro Delgado nuestro amigo, el veraneante singular, obtuvo el primer premio. Medalla de oro y 50.000 pesetas. El cuadro que le dio el triunfo fue un bodegón.

Los bodegones de Delgado, generalmente de tamaño grande, son algo muy personalísimo. Con otro bodegón, en 1955, obtuvo en Alejandría, el Gran Premio de la Bienal allí celebrada.

El pintor de nuestras costas asturianas, del occidente, paisajes celebrados en Madrid y en otras partes, nos está demostrando que todas las temáticas a base de pincel le van.

A nosotros nos alegra grandemente este triunfo. Muchas veces hemos hablado de él en estas columnas ensalzándolo y poniéndolo como modelo de pintores. Y es que le veíamos trabajar y le oíamos hablar de arte. Y, sobre todo, le veíamos sus logros.

Todo asturiano que quiera comprobar personalmente el valor de esta pintura podrá hacerlo dentro de poco en Oviedo. El día 21 del próximo mes de abril abre una exposición en el local de la Caja de Ahorros de Asturias.

SELA