Publicado en: Eco de Luarca. 30-6-1957
Los tiempos cambian, evolucionan. Ya no vivimos – me refiero a la zona occidental asturiana – en un rincón de España. Vivimos en España, sencillamente.
El automóvil, el teléfono, la radio, el cine… nos han incorporado en todo a la unidad de España que, cada día, es más apretada.
Estas tierras vivieron siempre en una situación casi ignorada para el mundo. Nadie venía por aquí a dar una vuelta y, si a alguien se le ocurría, era por pura necesidad.
No hace falta ser muy viejo para recordar, como símbolo de los tiempos, el carromato de Santaclara, del que tiraban doce o quince mulas…
Siempre estuvimos a mucha distancia de las capitales. Cien Km a Lugo, por un lado. Y, por otro, a la misma distancia, de Oviedo. La distancia, hoy por supuesto, es la misma, pero la rapidez de los vehículos nos da la sensación de ser menos. Las carreteras antes eran malas y los medios de transporte escasos y deficientes.
Por consecuencia de este aislamiento nuestros hoteles y nuestras fondas vivían en constante penuria. No había solución.
Hoy ya no. Luarca, Navia, La Caridad, Tapia, Castropol, Vegadeo, Ribadeo – incluyo a Ribadeo en esta zona, aun siendo Galicia, por su colindancia – tienen alojamientos, cada uno según su categoría, muy dignos de recibir a la gente.
Hay restaurantes, cafés, donde el transeúnte, el turista, puede reponer sus fuerzas como en cualquier parte. Hay un verdadero progreso en el aseo de los establecimientos.
Esto se eleva sensiblemente. Cada día se va a más y mejor. En Ribadeo se está construyendo un parador de Turismo del Estado, al borde de la ría del Eo, cara a Asturias. En Tapia también se va a poner la primera piedra de otro. Este, debido a la iniciativa y al esfuerzo de decididos tapiegos.
El ornato y embellecimiento de los pueblos ha ganado mucho. En pavimentos, en jardinería, en luz…
Hoy las carreteras están bien. La general, sobre todo. Hay medios de transporte rápidos y frecuentes.
Todos los pueblos en el verano se llenan. Gentes de Madrid y de otras capitales españolas vienen aquí. Y en los últimos años, también vienen franceses que conviven con nosotros en franca cordialidad. Y de otros países.
Vivimos en una zona donde, si se trabaja, se vive. Quiero decir que la tierra da: Hay para dar y para tener. Las maderas y los ganados han dado un gran empuje a la economía.
El pino, el vacuno…
El agricultor va modernizándose. La segadora mecánica, los maíces híbridos… Es de lamentar que el ferrocarril El Ferrol del Caudillo – Gijón siga durmiéndose en sus laureles. Lo que fue ilusión de nuestros abuelos hace cerca de cien años no va a ser realidad cuando nuestros nietos sean hombres. Está hecho lo de más costo: los puentes, los terraplenes y los desmontes. Y las tierras que fueron expropiadas están dando tojos, helechos y zarzas…