Vinos de Tarragona

Turismo y Vida

Publicado en: Turismo y Vida. Enero-1972

por ALEJANDRO SELA

Yo he ido a Tarragona. ¿Cuántas veces? Tres. Y en los últimos años. La primera entré por Amposta, la segunda por Vendrell y la tercera por Gardesa.

¿Y qué tal de vinos? Pues muy bien. En esta provincia hay algo así como seis zonas de producción bastante diferenciadas: Conca de Barberá (Valls Montblanch), Priorato (Falset, Vilella Baja, Marsá), Bajo Panadés (Vendrell), Ribera del Ebro (Flix), Tierra Alta (Gandesa) y Montsiá (Uldecona), y todos los vinos producidos, con un denominador común, bondad.

¿Bondad de qué? Bondad de aroma, de paladar y de efectos. Yo, después de tomar estos vinos siempre me siento inclinado a hacer el bien… Casi, casi me quedo en estados de beatitud.

Yo ya sé que este estado, es ideal para simpatizar con las mujeres hermosas. Pero, francamente, no bebo los vinos de Tarragona por esta razón. ¡Que va! Mal que bien voy viviendo sin esas simpatías.

Los del Priorato son los de más enjundia o de más nombre. Lo sabe todo el mundo. Pero, lectoras mías, hagan lo que yo, dense una vuelta, o más, por la provincia y “verán” maravillas.

Estos vinos, además cuando se toman por aquellas tierras, deben ser acompañados de “romesco” o de “xató”, o con calçotada de Valls. Y esto ¿qué es? ¡Misterio! No lo digo.

¿Y el paisaje? En este momento recuerdo con preferencia la cuenca y el cauce del río Ciurana. Su belleza quedó grabada en mí como si fuera hecha a buril. Es decir, al aguafuerte.

¿Algo más? Sí, mucho más. ¡Uf! Olivares de Tortosa, avellanales de Marsá…

Y en lo que toca a momentos hay a “dar con un palo”. Señora, señorita. ¿Quieren ustedes momentos romanos? Por allí hay murallas, acueductos, foros, anfiteatros, arcos, mosaicos. ¿Góticos y románicos? La catedral. Pero hay algo que está especialmente impregnado de las más puras esencias tarraconenses. Me refiero a los monasterios de Santes Creus y Poblet. En ellos hay sendas bodegas donde antiguamente se hacían sus vinos. Y más que ver, claro.