VINO ASTURIANO I

Inédito

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La producción de vinos en Asturias es, casi se puede decir, un lujo. Y, además, en cuanto a cantidades, tampoco se puede decir que sea de bandera…

En la escala de valores de los vinos españoles hay que colocar los asturianos hacia el final.

Sin embargo, el viticultor no abandona el campo.

Es posible que los viñedos asturianos se conserven como una herencia puramente afectiva. No hay, se puede decir, industria vinícola. Hay una producción familiar que pasa de padres a hijos.

La plantación de viñedos y la elaboración del vino no están incorporados a las nuevas técnicas. Por otra parte los rendimientos son, por hectárea de cultivo, muy cortos.

Hay, en Asturias, tres zonas vitivinícolas bien diferenciadas: La del Navia, cuyos centros son Pesoz y Pelorde. La del Ibias con San Antolín y Marentes. Y la de Cangas de Narcea con pueblos de su contorno. En la primera se cultivan aproximadamente 150 Ha. En la segunda, 200 Ha. Y en la tercera, unas 300 Ha. En total, cerca de 700 Ha.

Los viñedos están todos en laderas siempre de fuerte pendiente. Y, orientadas, con preferencia, al mediodía. El laboreo de las tierras, en estos tiempos, es caro. Y, por eso, no se trabaja lo que se debiera.

Las variedades de cepas son muchas. Se oye citar pos las zonas antedichas, la Albarín Blanca y la Albarín Negra, la Carrasquín, la Garnacha, Mencía, Verdejo, Palomino…

La escasez de sol y la abundancia de lluvia y nieblas con “pasto abonado” para que se desarrollen las enfermedades criptógamas. El Mildiu y el Oídium, principalmente. Se lucha contra ellas con azufre y sulfato de cobre.

La elaboración del vino consiste en lo más elemental. Se vendimia y, en los lagares familiares, en toneles o cubas, se pisa la uva. Conseguido el líquido, mosto, en otra cuba se realiza la fermentación tumultuosa que dura diez días o doce días. Se descuelga o trasvasas el líquido, ya vino, a otra cuba y allí se queda. Se clarifica, generalmente, solo. Por sedimentación de posos.

Hay vino tinto y blanco. Pero uno y otro son flojos, de poco alcohol, ocho o nueve grados, y de bastante acidez. Y, por esa pobreza alcohólica, se conservan mal. Debe consumirse antes del año.

El vino asturiano de más fuerza, es decir, más alcohol, es, sin duda, el de Marentes – Ibias -. Llega a los once grados.