La Nueva España. 23-3-2015. Álvaro Delgado, Memorias (y 2).
Por, J. Morán
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El primer Cristo.
Al verano siguiente volví y seguí conociendo gente fenomenal. Justín, el médico, al que llamaban «el Neno», se compró una motocicleta para llevarme a conocer toda la cornisa. Allí estaban también Rafael Peña, o Manolo Méndez, el falangista, o el juez Alejandro Sela, que era todo lo contrario. Fui a sus tertulias y cuando me marché también lloraron. En Castilla no hay manera de que lloremos, así nos parta un rayo, pero ellos lloraban y habían estado fenomenalmente entregados. ‘Claro que volveré’, les dije. Ya no queda ninguno de ellos. Insisto en que era la belleza del paisaje y la calidad cordial de aquellos hombres, que para mí están en la leyenda, lo que explica mi amor por Asturias…/…